Capitulo 3: el beso

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-¿Puedo besarte?

-¿Que?

-No es que sienta algo por ti solo... Quiero besarte.

-Vale. Puedes besarme.

Nico se abalanzó sobre mi y me besó, fue un beso corto pero, se sintió muy bien.

Después de una pausa, Nico se separó.

-Me ha gustado.
Dije yo, algo rojo

-Y a mi.
Respondió el.

-Ha sido mi primer beso.

-Y el mío.

Nos quedamos en silencio durante un rato, se me hizo eterno. Nico rompió el silencio.

-¿Quieres repetir?

Y así pasaron los días.

Llego semana santa, fui a comprar al supermercado y tras pasear por los largos pasivos coloridos llenos de productos probablemente poco saludables.
Agarre unos cacahuetes con miel y sal y fui a la caja.

Tras pagar dos euros con veinte céntimos, personalmente una barbaridad, me dirigí a la salida de la tienda y salí a la acera, la calle no tenía a penas gente, subí la mirada y... No me lo podía creer. Presencié a dos figuras en la acera de enfrente, achiné los ojos y, eran Nico y... ¿¡Ana!?

Mi mejor amiga se estaba besando con el chico que me gusta. No me lo podía creer. Salí corriendo hacia algún lado. No me fijé y me choqué con una farola.
Cerré los ojos, quería que la tierra me tragase.

Al abrir los ojos tenía a Ana encima pegándome golpecitos en la cara diciéndome que me levantase.

Me levanté enfurecido, no podía creer que Ana me hiciese eso.

-Pensaba que eras mi mejor amiga, Ana.
Tu sabes que Nico me gusta.

A todo esto, Nico estaba en la otra acera aún con las manos en la cara.

-Ana no tenía palabras, balbuceó y bajó la mirada.

Me fui, corriendo con lágrimas en los ojos.

Llegué a mi casa y subí las escaleras para cerrar mi puerta de un portazo.
Me senté con la espalda en la puerta y rompí a llorar. Sentía un peso encima que no me permitía respirar. Me dolía la cabeza.
Golpee la cabeza contra la puerta y me puse las manos en la cara.
Mi teléfono empezó a sonar. Era Ana.
No lo cogí. No me apetecía nada hablar con nadie. Me puse los auriculares con la música a todo volumen y me tumbé en el suelo. Cerré los ojos.
Pasaron una hora. Dos horas. Cinco horas. Un día, tal vez. Perdí la noción del tiempo, solo se que abrí los ojos y era tarde, muy tarde, se podían oír grillos en la calle. Escuché unos chasquidos, o un sonido parecido. Miré por la ventana y vi lo que menos me esperaba.
Ahí estaba Nico, tocando mi ventana con el dedo esperando a que le abriese la ventana. Miré mi móvil y vi las 126 llamadas perdidas de Ana, volví a dejar el móvil en el suelo. Me levanté y le abrí la ventana a Nico.

-¿Que quieres, Nico?

Nico paso por el marco de mi ventana y se sentó en el suelo.

-Yo no quería pero ella insistió y...
Nico se intentaba explicar nervioso

-No te preocupes, estoy bien.

-¿Seguro?



-Si. Es tarde, deberías estar en tu casa.

-me he peleado con mi madre.

-¿Que ha pasado?

-Nada, es que estaba mal por lo que, bueno, por haberme besado con Ana y no lo sé, me dijo algo, exploté y salí por la ventana.

Me lo explicó despacio, sonaba muy sincero, no sabia que decir así que lo abracé.

-Me gustas, Marco.

-Y tú a mí, Nico.

Dije mientras le acariciaba el pelo con el pulgar. Después. Hice algo de sitio en mi cama para que se tumbase. Me tumbé y el caminó hasta mi cama para después tumbarse a mi lado.

-¿Que vamos a hacer? No tengo sueño.
Dijo Nico acurrucandose en la cama.

-No lo sé, pero, tengo que preguntarte algo y...

-Dispara

Me puse nervioso y pegué la cara en la almohada. Después de un rato la levanté.

-¿Quieres ser mi novio?

Se formó un muy largo silencio.

-Si.

Dijo marco con un hilo de voz.

-¿Si?

-Si.

Durante la tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora