Capítulo 9: café y lluvia.

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Lloré en el hombro de Javi durante media hora, el me abrazaba e intentaba relajarme en esas cuatro paredes de azulejos con cosas escritas.

-Tenemos que irnos antes de que los profesores te encuentren, probablemente acabes expulsado igual pero...

Hice caso a Javi, le agarre la mano y empecé a correr.
Bajábamos por las extensas escaleras del patio del instituto. Escuchaba a alguien gritando mi nombre pero no me giré, seguí corriendo.
Al cruzar la enorme puerta de hierro forjado, el guardia de la entrada me gritó. Giré a la izquierda y corrí por la acera aún agarrado a la mano de Javi, me sujete fuerte.
Nuestros pasos estaban coordinados.

Cruce la puerta. Era la primera vez que visitaba la casa de Javi, era un piso alejado del centro de la ciudad, el piso no era bastante grande pero era acogedor, la habitación de Javi era bastante pequeña, la puerta estaba el lado derecho de la habitación, la cama a un metro y medio de la puerta, debajo de una ventana, a la derecha había un escritorio pequeño. A su izquierda la cama con una bandera de la comunidad encima. A el otro lado de la cama habia una cómoda con ropa dentro.
La ventana daba a la galería del edificio.

Nos pasamos la tarde tumbados en su cama viendo vídeos en su portátil tapados con una manta.

Más tarde bajamos a una cafeteria y nos sentamos en la terraza, debajo de un toldo. Javi pidió un café cortado y yo un café con leche.

-Gracias.
Le dije a Javi.

-¿Por?

-Por estar, por venirme a ver todas las noches, por estar aquí conmigo.
Te quiero, Javi.

-Yo también te quiero Marco, te quiero mucho.

Empezó a llover.
El chasquido de las gotas de lluvia chocando contra el toldo decoraba nuestra conversación, Javi me sonrió mientras yo le daba un sorbo al café.

Cada vez llovía más fuerte, no teníamos paraguas así que al acabar el café fuimos corriendo a la casa de Javi.
Nos sentamos en su sofá y empezamos a besarnos cuando mi teléfono empezó a sonar, era mi madre.
No quería cogerlo, no quería hablar con ella pero tenía que coger el teléfono.

Respondí:

-¿Hola?

-¿Donde estas? A casa ahora mismo.

-Estoy en casa de Javi.

-A casa ya.

-Pero está lloviendo.

-A casa.

-¿Por que?

-Ya lo sabes no te hagas el tonto.
Colgué y le dije a Javi que me tenía que ir, él me entendió y me dio una sudadera para que me tapase con la capucha un poco.

Le expliqué la situación a mis padres, lo de que Nico me había dicho que para él estaba muerto y tal, ellos me escucharon atentamente y me dijeron que no debería haberlo hecho. Pero tampoco se podía remediar, ya era tarde.
Por lo visto, Nico le había contado al jefe de estudios que le había agredido sin ningún motivo. Todos sabíamos que eso no era verdad, Nico no hacía más que mentir.

Fui a mi cuarto y me tumbe en la cama, esa misma noche Javi volvió a visitarme, me abrazo y me animo un rato, después de un rato se fue. dormí con su sudadera.
al día siguiente en clase me dieron un sobre en el que decía que me expulsaban durante una semana.
¿Premio o castigo?
Pensé cuando me cayo el sobre en las manos.

Llegué a casa. Tiré la mochila al suelo y caminé hacia el salón. Me senté con las piernas en la espalda del sofá y la espalda donde debería estar el culo.

Durante la tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora