Capítulo 8: Pronóstico del tiempo: Cambios

23 1 4
                                    

Los dedos asperos de Javi acariciaban despacio mi cintura.
Sus labios humedos palpaban mi cuello, podía notar los latidos de su corazón.

El sol empezaba a levantarse por mi ventana. Una brisa fresca entraba al cuarto.
La luz dorada que entraba teñía las paredes de naranja.
Allí, en mi cuarto, en mi cama, estábamos Javi y yo, acurrucados juntos, piel con piel.
Mis sábanas estaban enrolladas bajo nuestras piernas.
Nuestra ropa era un montón fusionado, tirado en el suelo.

Mi habitación estaba hecha un desorden. El escritorio estaba lleno de platos y vasos sucios que no había bajado a la cocina. Apenas había ido al baño en días. Ni a clases. No había visto a Ana. No sabía nada más de Nico. Llevaba días en mi cama deprimido.
Me daba hasta pena que Javi viese así mi cuarto pero no estaba dispuesto a hacer nada tampoco.

Javi y yo tuvimos sexo esa noche.
Fue la primera vez, la mía, la de Javi no.
No pensé mucho en el tema. Ciertamente no estaba pensando en nada. Mi cabeza estaba vacía. Sólo disfrutaba el cosquilleo de los dedos de Javi al rozar mi piel mientras cerraba los ojos.

Javi interrumpió la paz para preguntar:

-¿Que hora es?

Agarré mi teléfono móvil y le respondí.

-Las 7.
-Vale, gracias.

Giré la cabeza para mirar a Javi. El me miró y me besó, sus labios sabían a caramelo de café.

Javi tenía el pelo muy negro y algo rizado. Tenía los lados rapados.
Sus ojos eran grandes y de color marrón y miel. Tenía un lunar debajo de un ojo y era bastante pálido.
Solía vestir pantalones tejanos y ropa oversize. Tenía las uñas pintadas de negro y una amplia colección de cinturones.
A veces, también llevaba alguna que otra cadena.

El hacia skate. Tenía un par de ellos llenos de pegatinas de muchas cosas.
Llevaba un pequeño bolso siempre colgado de un hombro que cruzaba hacia el otro lado.

Baje a desayunar. Había pasado una semana de lo de Javi. Aún no había ido a clases. Estaba haciendo tostadas cuando se me cayó una al suelo, del lado en el que estaba la Nocilla. Al recogerla y pasar un trapo húmedo, levanté la cabeza. Ahí estaba Javi, en la ventana de la cocina, saludando con la mano.

Fui a el recibidor y abrí la puerta. Javi entró. Y empezó a hablar.

-¿No deberías estar en clase?

-¿Y tu?

-Alguien ha llamado y ha amenazado con poner una bomba y han suspendido las clases. Lo más probable es que sea una broma pero bueno. Quería verte. No sabía si picar al timbre por si estaban tus padres así que por eso estaba mirando por la ventana. Se que es un poco raro, perdón.

Le di la tostada que se me había caído al suelo.

-¿Quieres?

Javi no se lo pensó mucho y la dio un mordisco. Reí bajito y fui a sentarme al sofá.
Así pasaron algunos días. Javi se presentaba a veces por la tarde. A veces antes de clases. Pero venía casi todos los días.
¿Que hacíamos?
Veíamos películas o hablábamos, me hacía compañía.

Un día me levanté con un mensaje en el móvil. Al acostumbrarme a la luz, desbloquee el teléfono y lo miré.
Era Luna:
"Heyy, Marco, vas bien?
Llevas dos semanas y media sin ir a clase y estamos preocupados, responde porfa :)"

Respondí:

"Si, todo bien."

Envié el mensaje, no lo leyó hasta dentro de un rato y me respondió:

"Okk, cuando vuelves?"

La dejé en visto y me levanté.
Saque un lienzo y un par de cosas más de un armario pequeño. Empecé a montar un caballete y a preparar pinturas. Entonces. Empecé a esbozar en el lienzo, tenía bastante claro lo que iba a dibujar. Me puse música y seguí dibujando.
Al tener un esbozo que me gustaba, prepare los pinceles y le puse a pintar.
Rojo, amarillo, negro, verde, algo de blanco...
Después de unas 6 horas acabe el cuadro, era un campo de amapolas con abejas revoloteando.
No era el mejor cuadro del mundo pero me gustó el resultado así que firme en la parte de abajo a la derecha y deje el cuadro a secar.

Mis padres sabían que lo de Nico me había afectado e intentaban alegrarme, realmente lo agradezco.
Una noche vimos la saga de Fear Street todos juntos en familia.
Las películas no me daban miedo pero realmente apreciaba su compañía.

Llevaba ya casi un mes sin ir a clase. Directamente no leía los mensajes de mis amigos. Por la mañana estaba solo, por la tarde con mis padres y por la noche, venía Javi.

Un viernes, mis padres se habían ido a la costa brava de viaje, no volverían a casa hasta el sábado por la tarde así que se lo dije a Javi.
Ese vienes, Javi y yo subimos a mi tejado y vimos el atardecer entre las casitas y chalets.
Javi estaba fumándose un cigarrillo mientras miraba el atardecer cuando le dije:
-Javi

-Marco

-¿Que somos?

Javi tosió ligeramente y respondió:

-¿Que quieres que seamos?

-Quiero ser tu novio, creo, no lo sé.

-Pues, seré tu novio, ¿te parece bien?

-Me parece bien.

Me acurruqué en las piernas cruzadas de Javi y giré la cabeza para mirar al atardecer.

-Me gustas mucho, Marco.

Volví a clase, después de un mes y una semana me presenté en el instituto.
Nadie me dijo nada.
Sólo recibí algunas miradas raras.
Miré al asiento de Nico, estaba vacío.
A la hora del recreo luna me dio una libreta.

-Son los apuntes de todo lo que deberías haber dado. Lo hemos hecho Aloy y yo.

-Gracias.

Agarré la libreta.

Luna estaba especialmente guapa ese día, no se lo dije.

Entonces, vi una aglomeración de gente cerca de la puerta de el instituto.

Fui a ver que era y... Nico.

Nico estaba allí, estaba consciente, estaba vivo.
Me miró.

Sus ojos desprendían ira, tenía un arañazo en la cara probablemente hecho con el asfalto, no había acabado de curar.

Una vez la pelota de gente se disolvió Nico se fue a algún lado.
Estaba sentado en el vestíbulo y de golpe se abrió la puerta.
Era Nico.
Se acercó a mí y me levanté. Entonces me agarro del cuello y me pegó la cabeza contra la pared.

-Marco. Para mi estás muerto, ¿oyes? M-U-E-R-T-O
No me vuelvas a hablar, no eres mi pareja, no eres mi amigo y agradece que eres un conocido. No me pidas ni me cuentes nada, no me importa. Te vas a cagar.

Volvió a golpear mi cabeza contra la pared y se dio la vuelta, se fue.
Lagrimas empezaron a brotar de mis ojos. ¿Me acababa de decir que para el estoy muerto?

Le seguí.

-Tu, Nico tienes un arañazo en la cara.

Nico se giró, entonces le pegue un puñetazo en el ojo y el cayó en el suelo mientras se tapaba el ojo.

-¡¿Que haces?! Puto loco de la cabeza.

-¿Que yo para ti estoy muerto? ¿Quien coño te crees que eres? Puto gilipollas, tu si que estás muerto para mi. A llorar a tu puta casa, dramático de los cojones.

-Que te den Marco.

-Ya lo hacen.

Me levanté y le pegue una patada a Marco. Me fui corriendo al baño y me encerré.

Saque del bolsillo un mechero que le había quitado a Javi y lo encendí. Vi la llama moverse hasta que se calentó demasiado y casi me quemo el dedo.
De algún modo, pensar en Javi me relajaba. No entendía lo que me estaba pasando ahora.
Escuché la puerta del baño abrirse:

-¿Marco?



Durante la tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora