YoonGi abrió como pudo la puerta de su sótano, no era fácil insertar la llave y darle vuelta a la perilla mientras cargaba el cuerpo inconsciente de JiMin, pero lo logró. Apenas entró dejó salir un suspiro, bajó las escaleras y recostó el cuerpo de su ángel encima de la cama recién comprada. Sonrió extensamente mientras le acariciaba los grisáceos cabellos, por fin pudo traerlo consigo, sin importar lo complicado que fue.
Para empezar, tuvo que lidiar con el pesado del padre Kim, quien se había autoinvitado a la supuesta visita al asilo y para rematarla también los siguió a la cafetería cuando claramente YoonGi había invitado solo a JiMin. Fueron los cuarenta y cinco minutos más exasperantes de su vida, pero habían valido toda la pena porque al finalizar TaeHyung se había ido sin más preámbulos.
YoonGi aprovechó e invitó al padre Park a su casa con la patética excusa de que necesitaba un amigo con quien hablar, JiMin era demasiado puro e inocente para leer entre líneas y aceptó. Claro que Min no tenía más amigos, nada más a él, pero no le interesaba mucho hacerse de más cuando su único cometido era adueñarse del padre Park.
Durante el trayecto JiMin no se imaginaba lo que estaba a punto de pasar, no sospecho ni cuando llegaron a la casa de YoonGi y este se comportaba de manera extraña.
Estuvieron platicando únicamente unos minutos en la sala, hasta que el pelinegro dijo que les prepararía té y traería algunos bocadillos para picar durante su estadía.
YoonGi estando en la cocina, vertió un potente somnífero en la taza del padre Park y se aseguró de que el polvo se disolviera muy bien para que no se viera nada extraño en la bebida.
Cuando regresó a la sala se encontró a JiMin leyendo su biblia y mirando a la vez una pequeña foto de ellos dos que siempre cargaba.
Se podría decir que eran amigos, o por lo menos lo eran desde que el abuelo Min falleció y JiMin no quiso dejar solo a YoonGi. Pero ese sentimiento de amistad solamente provenía de uno, ya que el otro pretendía mientras se moría lentamente de un amor casi obsesivo.
—Tómalo mientras está tibio— señaló YoonGi extendiéndole el té al contrario.
JiMin sonrió y asintió —Muchas gracias hermano Min, su té siempre me ha gustado mucho— halago tomándose la mitad de un trago.
YoonGi ladeo su cabeza y sonrió a medias, no tendría que esperar mucho para que los somníferos hicieran efecto, mucho menos con lo rápido que el menor lo bebió.
—Llámame por mi nombre, ya no estamos en la iglesia— pidió amablemente, pero al ver que JiMin no le agradaba la idea cambió de tema —¿Veía nuestra foto? — preguntó tomando asiento y bebiendo de su taza apenas un sorbo.
—Si, me gusta mucho, ambos éramos muy jóvenes... y pensar que fue solo hace tres años.
Hace cinco años que se conocían, hace cinco años que falleció su abuelo y hace cinco años que había callado su profundo amor por JiMin. YoonGi estaba consciente de que espero demasiado tiempo, pero es que creyó que con el tiempo el padre Park se daría cuenta de sus sentimientos y se entregaría a él.
Fue una simple fantasía porque en estos cinco años JiMin jamás lo miró con algo que no fuera amistad y cariño, odiaba eso, él no quería que lo viera como a todo mundo. YoonGi quería que lo amara, que lo convirtiera en su dios, que le fuera fiel solo a él, pero eso no pasaría por mucho que esperara.
Entonces comprendió que, si alguien tenía que cambiar de religión era él, no esperaría a que "Dios" intercediera y los uniera, sino que convertiría a JiMin en su religión, en su propio ser celestial privado al que adoraría, amaría y veneraría por la eternidad. Se postraría ante el padre Park y le confesaría sus pecados, se entregaría en cuerpo y alma únicamente a él.
—¿Alguna vez se enamoró padre Park? — interrogó YoonGi apreciando el sonoro bostezo del contrario, estaba funcionando.
JiMin negó —No, como ya le había contado, yo nací en el orfanato de la iglesia y siempre quise ser padre para poder llevar por el camino del bien a los demás.
>>Además, mi corazón y alma le pertenecen a nuestro señor hermano Min, le soy fiel a él y jamás he sentido la necesidad de estar con alguien porque Dios así lo ha dispuesto.
El pelinegro sonrió y asintió, el padre Park comenzaba a pestañear de manera lenta, se le notaba el sueño por donde quiera que lo viera y su luz verde fue cuando lo vio acomodarse mejor en el mullido sillón.
—¿Tiene sueño? — pregunto YoonGi con picardía, JiMin asintió sin importar el tono extraño que uso el mayor —Puede dormir si eso es lo que quiere, está en buenas manos.— ofreció acomodando sus codos sobre sus rodillas y sosteniendo su rostro con las palmas.
—Solo será un... rato— respondió el padre Park entre un bostezo.
JiMin se acomodó mejor en el sillón, los ojos le pesaban y no comprendía por qué de repente le entró sueño, si él había dormido sus horas adecuadas el día de ayer, quizás estaba cansado con todo eso del traslado al extranjero, quien sabe, pero no lo pensó mucho más cuando cayó en un profundo descanso.
YoonGi se levantó de su asiento, se acuclilló delante de él y le acarició el rostro con parsimonia, por fin era suyo, por fin lo tenía a su lado y ahora jamás se iría.
Desde el fin de semana anterior, antes de siquiera saber que JiMin se iría al extranjero, él ya había preparado todo lo necesario para mantenerlo en cautiverio.
Su sótano estaba remodelado, era una ventaja trabajar medio tiempo en una ferretería porque fue como pudo obtener todo lo necesario. Además, ya que nunca había pedido vacaciones en sus tres empleos, se las dieron sin muchos miramientos. Fue cuestión de suerte o quizás obra de Dios, pero todo se había acomodado perfectamente para pasar más un mes a lado del padre Park.
Después de dejarlo en el sótano, subió al primer piso y se dirigió al sillón donde JiMin antes descansaba, tomó la biblia y la abrió para tomar la foto de ambos. La observó con detenimiento y un sentimiento de decepción se apoderó de él. Ambos eran jóvenes, él tenía veinticinco años y el padre Park veintidós, se encontraban en un retiro al que claramente YoonGi fue solo para poder verlo y vigilar que nadie se le adelantara.
Siempre cuido de JiMin desde las sombras, sabía que no era el único que fantaseaba con tomar al ser tan puro que era el peli gris, pero lo que lo diferenciaba de esos cerdos era que él sabía perfectamente cómo manejar al menor a su antojo.
Tenía hasta la libertad de tomarse algunas confianzas con el paso de los años como tomarle la mano, entrelazar sus dedos, abrazarse, sentar a JiMin sobre su regazo e incluso algunas veces llego a besar la comisura de los pomposos labios.
El padre Park no veía nada extraño, eran amigos de años, casi hermanos y veía todas esas cosas como muestras de afecto normales, aunque el padre Kim siempre le dijo que tuviera cuidado con el hermano Min porque a simple vista se notaba colado por él. Aquella vez JiMin se carcajeó hasta llorar, era simplemente imposible que Min YoonGi sintiera algo por él porque ambos eran hombres y eso iba en contra de las leyes de Dios, ambos eran fieles creyentes y según él ninguno osaría con pecar.
Lamentablemente, el padre Park no era consciente de que el "hermano Min" solo era una fachada y ahora estaba a punto de descubrir que vivió entre una nebulosa de puras mentiras.
Quiero aclarar que JiMin si tiene sentimientos por YoonGi, el asunto es que sus creencias no se lo permiten y él no lo quiere afrontar esa realidad, por eso es que permite esas muestras de "afecto"
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𝓜𝔂 𝓻𝓮𝓵𝓲𝓰𝓲𝓸𝓷
Fanfiction-Padre Park... - llamó mirándole desde el piso y sonriendo mientras admiraba las cuerdas en el cuerpo de su ángel, de su dios. JiMin sollozo y negó aturdido, no comprendía qué demonios sucedía, pero su preciado creyente de rodillas ante él estaba p...