—Yoon~— gimoteo JiMin retorciéndose.
—Aprietas tan rico— comentó YoonGi penetrándole ahora con dos dedos.
El padre Park no comprendía por qué se sentía tan bien, había algo dentro de él que cada que el mayor lo tocaba hacía que suspirase de gusto. El placer era tan extremo que se dejó llevar, comenzó a mover sus caderas en busca de más.
YoonGi no podía estar más satisfecho con lo que veía, inició movimientos en forma de tijeras dentro de él y soltó el miembro de JiMin para masturbar el suyo. Estaba durísimo, su verga ya desprendía pre semen y estaba más que listo para tomar a su ángel, pero debía ser paciente. Quería preparar lo mejor posible al menor para que no le doliera y le gustase tanto ser follado que le rogara por un próximo encuentro.
—M-más por favor— rogó el padre Park mordiéndose el labio inferior.
—¿Más de qué? — preguntó el pelinegro deteniendo sus movimientos, JiMin chillo disgustado, quería más no que parara.
—N-no lo sé— tartamudeó —tus dedos se sienten bien— confeso tratando de rehuir de la intensa mirada de YoonGi.
Solo esas palabras bastaron para que el mayor retomara sus movimientos, fueron solo unos instantes antes de que dirigiera la punta de su verga al rosado anillo. Jugueteo un poco con la entrada, se restregó sin pudor mientras colocaba más lubricante y acto seguido comenzó a penetrarle lentamente.
—No va... a caber— dijo JiMin apretando sus ojos por el dolor —Es muy grande— completo forzosamente, sentía que le faltaba el aire.
—Necesito que te relajes, entrará y te acostumbraras, confía en mí.
Las palabras de YoonGi más las sutiles caricias lograron tranquilizar al menor, se concentró solo en las sensaciones placenteras y apartó el dolor por completo. El pene del pelinegro ya se encontraba por completo dentro de él y se sentía tan jodidamente bien que no sabe en qué momento comenzó a babear.
YoonGi inició un vaivén suave, que al pasar los minutos se convirtió en rudo. Tomó por los muslos a JiMin y le ayudó a levantar más las caderas para introducirse aún más profundo, los agudos gemidos del menor se intensificaron cuando encontró su próstata.
El padre Park estaba hecho un lío, sentía su propio miembro palpitar con cada estocada, jamás se imaginó que ser follado se sintiera tan bien.
YoonGi se inclinó un poco sobre JiMin sin dejar de penetrarlo, le tomó el rostro y le delineó los labios con la lengua mientras lo miraba fijamente. Soltó las piernas del peligris, recorrió la piel lentamente y las ubico sobre los pectorales donde apretó un poco y luego pellizco ambos pezones.
El menor se estremeció, por mero instinto saco su lengua y busco la del contrario para devorarla. Comenzó a saborear la saliva de YoonGi sin pensar en nada más, estaba centrado solo en llegar al orgasmo.
Min se separó de JiMin cuando noto que no podía respirar bien, coloco una mano en la delicada cintura para sostenerse y penetrarle más fuerte, mientras que con la otra le apretaba el cuello.
—Eres tan hermoso, tan puro, tan glorioso... eres mi ángel JiMin— dijo YoonGi entre gruñidos.
JiMin boqueo en busca de hablar, más las palabras no salieron por que la pálida mano le ahorcaba tan exquisitamente que de esa pecaminosa boca no saldría ni una sola oración. El padre Park sentía que el aire le faltaba, el mayor le estaba asfixiando y se sentía extraño, pero había un toque de excitación y desesperación en su cuerpo que no comprendía en absoluto.
YoonGi noto que el rostro del peligris se tornaba rojo así que le soltó, dejó de masturbarle y decidió desatarle las muñecas. Apenas lo hizo JiMin se sentó sobre sus piernas y comenzó a brincarle encima de manera desenfrenada.
—Ahhh~ YoonGi~
—Uh eres un conejito travieso— comentó con picardía el pelinegro permitiéndole moverse como quisiera.
JiMin asintió con los ojos cerrados, continuó moviéndose sintiendo como su miembro brincaba al compás de sus movimientos.
YoonGi le acarició toda la espalda desde los hombros hasta llegar a sus nalgas las cuales apretó fuertemente y de repente le soltó una fuerte nalgada.
—¡AH! — grito JiMin ante el dolor.
El mayor le acaricio la piel rojiza y luego enredó sus dedos en el cabello grisáceo para jalar de el. JiMin echó su cabeza hacia atrás por el tirón y YoonGi aprovecho para morderle el cuello, marcando su exquisita piel.
—M-me vengo.
—Hazlo mi vida— lo alentó sin dejar de devorarlo.
El padre Park dejó de brincar, rodeo el cuello del mayor y se entregó sumisamente a él. YoonGi estaba fascinado, le tomó por el culo y lo cargó para penetrarlo.
Una, dos, tres, cuatro y cinco estocadas más y llenó el interior de JiMin con su caliente y espeso semen.
—¡Mierda SI! — gimió el padre Park llenando ambos vientres de su esencia.
YoonGi noto lo cansado que terminó el menor, así que le ayudó a recostarse sobre la mullida cama y se colocó a lado de él, le abrazó por la cintura y fijó sus oscuros ojos en los grises de JiMin.
—Nos iremos al infierno— dijo el peligris cabizbajo con la respiración errática.
El mayor lo apegó a él y le dejó un casto beso en la frente antes de decir —El infierno se vuelve paraíso a lado del demonio correcto.
JiMin escuchó sus palabras sintiendo un revoltijo en el estómago, sabía que sus creencias no le permitían amar, desear o mínimamente querer a alguien de su mismo género, pero ya no podía continuar evitándolo.
No sabía exactamente cuándo había comenzado a tener esos sentimientos con YoonGi, aunque creía que aparecieron luego de iniciar su supuesta amistad. Muchas veces él también observó a YoonGi estando sobre el altar y se encontraba feliz de verlo presente a su alrededor porque su mayor lo hacía sentir algo muy distinto e inexplicable.
Entonces si acabaría en el infierno y fuese a lado de YoonGi, JiMin no tendría miedo y en cambio se adentraría a las llamas ardientes por voluntad propia.
Realmente no importaba si era bueno o malo, lo único que había en su cabeza en este momento era disfrutar la sensación de amar y ser amado.
De desear y ser deseado.
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𝓜𝔂 𝓻𝓮𝓵𝓲𝓰𝓲𝓸𝓷
Fanfiction-Padre Park... - llamó mirándole desde el piso y sonriendo mientras admiraba las cuerdas en el cuerpo de su ángel, de su dios. JiMin sollozo y negó aturdido, no comprendía qué demonios sucedía, pero su preciado creyente de rodillas ante él estaba p...