YoonGi se deshizo de su ropa rápidamente, se colocó entre las piernas de JiMin y tomó en sus manos el plátano desechado.
—¿Querías reemplazarme con esto? — interrogó moviendo de un lado al otro la fruta, el menor asintió sonriendo levemente —Creo que tendré que enseñarte que nada podrá compararse conmigo.
—Enséñamelo por favor, hyung.
El mayor no lo pensó más, su mente era demasiado perversa para solo follárselo y ya, necesitaba, más bien, deseaba mostrarle un poco de su morbo.
YoonGi colocó el plátano delante de la entrada y lo introdujo de golpe, una vez se encontró este dentro puso la punta de su duro falo para que no se saliera.
—Será a mi manera, ángel.— advirtió, introduciéndose también en él.
—¡YOON~! — grito JiMin empuñando las sábanas con sus manos.
El mayor lo penetró sin piedad, sentía como machacaba el plátano dentro y le gustaba la sensación. Salió del culo y le permitió al menor expulsar la fruta bajo su atenta mirada.
—Limpia eso no tardo, cuando vuelva te quiero en cuatro.— ordenó YoonGi señalando los restos y saliendo de la habitación.
JiMin hizo lo que se le dijo, limpio, se puso en cuatro y espero pacientemente a que el pelinegro volviese.
Min regreso se deleitó con el culo alzado del peli gris y se acercó lentamente a él para colocarse detrás. Acaricio las piernas, los muslos, las nalgas y repartió besos castos en cada peca de la perlada espalda de JiMin. Se separó unos instantes y observó cómo el menor se meneaba en su cara incitándolo a tomarlo.
YoonGi sonrió al ver lo provocativo que se comportaba —Padre Park... ¿Has escuchado hablar del shibari? — pregunto dándole una sonora nalgada.
—¡Ahh! — chillo JiMin ante el ardor —N-no ¿Qué es? — pregunto en un tartamudeo.
El mayor tomó la cuerda roja de algodón que trajo consigo y comenzó a pasearla por la piel del peli gris.
—Mantén tus manos aquí.— ordenó tomándole las manos y colocándolas a sus espaldas —Te voy a preparar.
Sin más miramientos, YoonGi comenzó a amarrarlo asegurándose de realzar la cintura, la cadera, los pezones, las nalgas y el pene, JiMin se veía exquisito con el shibari.
—No me puedo mover.— comentó el peli gris retorciéndose intentando soltarse.
—De eso se trata, JiMin.
YoonGi lo acomodo de mejor manera, el menor seguía con el culo alzado, pero su rostro permanecía pegado a la cama. Amoldo las nalgas apretándolas de vez en cuando y separándolas para esparcir un poco de chocolate en ese lugar.
JiMin sintió el líquido escurrirle hasta por las piernas, quería limpiarse, pero los amarres no se lo permitían. Era hasta cierto punto incómodo, pero se sentía muy bien estar inmovilizado y a merced del mayor.
El pelinegro dirigió su boca al ano y comenzó a devorarlo, le penetró con su lengua y le azotó unas cuantas veces mientras tanto. Después de un rato se alejó para introducirle el pene de lleno.
—Mgh... YoonGi.
—Shhh tranquilo, te daré lo que necesitas.— aseguro tomándole por el cabello y obligándole a girar su rostro un poco para que lo mirase —Si soy muy rudo, dímelo y me detendré.
JiMin asintió sintiendo sus piernas temblar, de travieso se balanceó hacia atrás para auto penetrarse y señalarle al mayor que estaba dispuesto.
YoonGi sonrió sin soltarle el cabello, directamente comenzó con estocadas profundas y fuertes que le sacaban el aire por completo al menor. Llevó una de sus manos a las piernas y acarició la piel por sobre las medias blancas.
—Me encanta como te ves.
El menor mordió su labio inferior y trato de no contener su felicidad, le gustaban los halagos desde siempre, pero cada que YoonGi le decía uno se sentía extrañamente excitado.
El pelinegro volteo su cuerpo en un solo movimiento y eso sorprendió a JiMin, ahora ambos se encontraban cara a cara y YoonGi reía por su expresión desconcertada.
—Te daré tan duro que no podrás caminar como en una semana, mi ángel.— advirtió tomándole firmemente por el nudo justo en medio de su pecho.
—Podrías dejarme paralítico y yo sería feliz.— comentó traviesamente JiMin.
YoonGi estaba encantado con esa fase rebelde, el menor era muy voluble, a veces dulce, a veces tierno, a veces sexy, a veces sucio y otras veces todo junto. Salió por completo de la cavidad y se introdujo de golpe sacándole un sonoro gemido a JiMin, apretó su agarre y comenzó a penetrarle casi que sádicamente.
—¡AH~! — grito el menor sacando su lengua y jadeando sin pudor.
El mayor aprovechó e introdujo dos de sus dedos en la boca, JiMin al sentirlos comenzó a lamerlos y chuparlos con desesperación.
YoonGi sonrió al ver su acción —Te ves tan bien de esta forma.
El peli gris lamiéndole los dedos con su cuerpo amarrado por la cuerda roja, el baby doll con medias blancas, los ojos perdidos en placer, sus comisuras llenas de saliva, lágrimas brotando de sus ojos y su cuerpo tembloroso rojizo.
JiMin no estaba consciente, pero se corrió en cuanto los dedos de YoonGi se metieron hasta su garganta. El mayor sacó sus dedos y los llevó a su propia boca para limpiar la saliva del peli gris, salió de la cavidad y acomodo su pene frente al bello rostro de JiMin para masturbarse y llenarlo de su semen.
—Déjame probarte.— pidió el padre Park cegado ante el placer.
YoonGi le tomó por el mentón con la mano libre y le abrió la boca para colocar su glande ahí y correrse directamente en ese orificio. JiMin sintió el líquido llenarle el paladar, saboreo y trago sin dudar ni un solo segundo.
—Gracias por los alimentos, Yoonnie.— dijo el menor con una extensa sonrisa.
—Amén.
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𝓜𝔂 𝓻𝓮𝓵𝓲𝓰𝓲𝓸𝓷
Fanfiction-Padre Park... - llamó mirándole desde el piso y sonriendo mientras admiraba las cuerdas en el cuerpo de su ángel, de su dios. JiMin sollozo y negó aturdido, no comprendía qué demonios sucedía, pero su preciado creyente de rodillas ante él estaba p...