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El rubio le dió un sorbo a su jugo, pensativo. Mientras el moreno estaba leyendo un libro, tratando de aprenderse todas esas fórmulas para su examen de química.

— Diablos, odio esto —refunfuño, frunciendo el ceño.

Adrien asintió.

— Es difícil pero tú buena nota lo valdrá.

— Supongo —renegó. Dando un suspiró—. Todo estamos distanciados ahora —dijo de repente, llamando la atención del Agreste—, antes, ya sabes en la secundaria, todo era...tan...

— ¿Fácil?

— Si —miró su libro—. Eso creo. Incluso los villanos eran menos...agresivos como ahora.

— ...Los héroes la pasan mal —bajó la mirada.

— Exacto —dijo, cerrando su libro—. Bajo la máscara cada uno de ellos lleva una vida normal, con responsabilidades. Y eso debe ser...estresante —murmuró el moreno, empezando a describir indirectamente cómo se sentía.

— Definitivamente debe serlo para ellos —asintió.

— Incluso, estoy casi seguro que la mayoría deben ser mayores de edad e ir a la universidad, cómo nosotros. ¿Tienes idea lo estresante que podría llegar a ser para ellos?, algunos podrían trabajar, quizás no tengan el apoyo económico suficiente y otros también incluso ni siquiera tengan tiempo para estudiar, súmale eso los trabajos y tareas de la universidad —expresó, mirando su libro cerrado. Teniendo la atención del rubio—. No tienen mucho tiempo —rió, sin gracia.

— ...La vida universitaria es dura —fue lo único que pudo decir antes de suspirar—. Pero, en el caso hipotético que si estén todos en la universidad, y luego trabajen, estudien, hagan sus deberes y luego finalmente tengan que cuidar París...estoy seguro que luego cada uno de ellos tendrá su recompensa. Y en parte, ser héroe debe hacerlos sentir vivos, ¿no?

Nino lo miró rápidamente al escucharlo mencionar lo último, sintiéndose sorprendido.

¿Cuánto estrés podría haber tenido en la cabeza que había olvidado sentirse vivo con cada logro que tenían al derrotar a un villano?

— ¿Vivo? —repitió.

— Si —respondió—. Saltan por edificios, vencen villanos, pueden correr por los techos... Deben sentirse vivos al poder hacer todo eso, y sobretodo —miró a su amigo con una sonrisa de lado—: deben sentirse en paz.

— ...No creo que se sientan en paz al tener que pelear con un villano —sonrió, divertido. El rubio río.

— Entiendes mi punto.

— Lo entiendo... —suspiró, relajando sus hombros—. Bueno, Adrien amigo mío, debo terminar de estudiar. Mi carrera no ser terminará sola —sonrió, tomando su libro para empezar a buscar la página que estaba leyendo.

— Entiendo —se lavando de la silla en dónde estaba sentado—. Debo irme, se está haciendo un poco tarde.

— Claro, nos vemos luego.

— Hasta luego —se despido, agitando su mano. El moreno hizo lo mismo y finalmente el de obres esmeralda salió de la cafetería en dónde se encontraba.

Al salir, se encontró con Nathalie y su guardaespaldas. Saludo a ambos y luego los tres ingresaron al coche, con un rubio confundido por la presencia de la mayor.

— Debemos ir a un estudio de fotografía, Adrien —hablo por primera vez la azabache—. Tendrás una sesión con la señorita Brown.

Adrien la miró sorprendido.

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