ONLY FOR YOU

O5

A pesar que la castaña había apaciguado un poco la frustración y estrés del rubio, sin duda debía haber un momento en dónde no podría hacerlo.

Ese era uno de esos días en dónde sentía que todo le salía mal. Que todos estaban en su contra y que era el único que tenía problemas mientras los demás estaban tranquilamente en su mundo.

Era frustrante.

Y lo fue aún más cuando sono la alarma, indicando que había un akuma.

Solo quería ir a su hogar a descansar, luego de un horrible día. Pero debía derrotar villanos, era su responsabilidad.

Sus compañeros notaron nuevamente la actitud antipática del rubio, por lo que decidieron no decirle nada a menos que sea muy necesario. No querían recibir un comentario sarcástico o muy grosero de su parte, aunque luego se disculpará.

Cuando derrotaron al villano y restauraron los daños con el amuleto encantando de Ladybug, cada uno tomo su camino.

Lo que no se esperaban el rubio y la azabache era encontrarse en sus formas civiles.

Ella iba para la panadería de sus padres, mientras el rubio iba a una librería en dónde lo esperaría su guardaespaldas.

Adrien no vio a Marinette, pero Marinette si vio a Adrien.

El rubio tomo el camino con normalidad, mientras la azabache se escondía y lo seguía de cerca. Estaba preocupada, nuevamente el rubio había tomado esa actitud tan...poco común de él. Quería descubrir que le pasaba, cómo ayudarlo.

Escuchaba de cerca los regaños de Tikki pero poco le importo al ver cómo se iba en el auto de su guardaespaldas, pues ya había llegado a dicha librería y este lo estaba esperando.

Se escondió en un pequeño callejón y se transformó. Siguió al auto de lejos y con sigilo, a pesar de recordar la cara de asombro de su kwami al verla nuevamente con esa actitud que había dejado años atrás. Se sentía mal, sabía que Tikki le reclamaría pero lo aceptaría.

Todo por saber que le ocurría a él.

Vio que el auto se detuvo, y como de este salían Adrien y cierto grandulon, para finalmente ambos perderse en el interior de ese estudio fotográfico.

Pero la heroína no se daría por vencida. Espero hasta tarde pero él no salía, llegó un punto en dónde pensó en entrar por la terraza pero lo descarto.

Y justamente en ese momento los vio.

Sus ojos brillaron al mismo tiempo que segundos después se apagaron.

«Soy una idiota», fue el último pensamiento de ella antes de ingresar a su hogar, específicamente a su habitación.

🐧

— Posas muy natural, Adrien —el rubio sonrió, avergonzado—. ¿Siempre fuiste modelo?

Ella al ser del extranjero no estaba muy enterada de las novedades de París, mucho menos de los modelos.

— Si, en realidad desde que ingresé a la secundaria —explicó, la castaña asintió, prestando atención en sus palabras—. Soy modelo oficial de la línea de ropa de mi padre.

— Genial —sonrió—. Yo solo se un poco por la actuación, aunque no creas aprendes bastante.

— Genial —repitió, causando una suave risa de ella—. ¿Cómo estuvo tu día?

— Horrible —rió.

El rubio la miró, sorprendido.

— ¿Tan malo?