Capítulo 7

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La loca y chiflada de Sara ha venido llorado a mi casa diciendo que su queridísimo Sergio no quiere besarle, ni abrazarle y ni siquiera darle la mano, por el hecho de que le da vergüenza.

-Aver... que por esa estupidez no tienes por que ponerte así.

-Pues si, y claro... como tu precioso Gabi si te besa pues no me entiendes.

- No me digas que tienes... celos de mi...

-La verdad es que sí, no te lo voy a negar, es que tu lo tienes todo, un novio perfecto y una vida perfecta.

-Te equivocas, no lo tengo todo

-Joder que no, haber dime que te falta.

-Mis piernas, no tengo a mis piernas.

-Las piernas no son importantes, y a demás yo no tengo la culpa de que seas tan idiota de ir por en medio de la calle y que te pillase un camioncito, no entiendo como te salvaste.

No me esperaba esto de Sara, me he quedado sin palabras, quiza tenga razón tenía que haberme muerto.

-Vete Sara, y no vuelvas nunca.

Ella no me responde, abre la puerta y se va. Seguro que ni siquiera se arrepintió de lo que dijo. No puedo aguantar más las lágrimas, me duelen la palabra que dijo Sara, creí que era mi mejor amiga, no lo entiendo ¿Porqué me habló así?¿Hice algo malo? no lo entiendo.

Voy a decirle a mi padre que me lleve a casa de Gabi, se que el sabe como consolarme. Mi padre me monta en el coche y cuando llegamos me entra en la casa de Gabi, y la señora Watsoon (la mama de Gabi) esta con migo.

-Gabi esta en el patio con una muchacha creo que una amiga de clase.

Voy hacia la puerta del patio la abro y...

¡No puede ser! Gabi y Sara.... ¡No!, tiene que ser un sueño Gabi nunca.... nunca besaría a mi mejor amiga. Las lágrimas invaden mis ojos, intento levantarme pero... me caigo, ellos me han oído caerme, se acercan, me estoy mareando... y de pronto caigo redonda al suelo.

Estoy empezando a ver una luz cegante al abrir los ojos, creo que estoy en el hospital, veo a Gabi... y... a mi madre.

¿Estas bien?.- Dice asustado.

-Vete, no quiero verte, ¡Vete!-Digo enfurecida.

-No es lo que tu crees.

-¡No digas nada, vete me das asco! sabía que pronto dejaría de querer a una invalida, porque no te sirvo para nada.

-Eso no es vedad- dice gritando.

Empiezo a volver a sentirme mareada, mi madre llama a los médicos, que enseguida acuden y me ponen una inyección para dormir.

Es PosibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora