Capítulo 7.

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Capítulo 7.

Lord Voldemort, por petición de Lord Potter, se marchó antes de que padre e hijo hablaran. La fecha de la boda había sido fijada para una semana, pues ninguno de los dos perdería más tiempo. Así que, sin dudar, James Potter le pidió a una de sus sirvientas que buscara a su hijo, mientras él lo esperaba en la propia habitación del omega.

Antes de pedir verlo, se había acercado al escritorio de su hijo y dado con todas las cartas que se había escrito con el beta durante todo aquel tiempo. No tardó ni un segundo en destrozarlas con furia mal contenida. Las hizo añicos con sus propias manos, y solo dejó pedazos tan pequeños que sería más que imposible saber qué trozo pertenecía a cual carta.

Respiró profundamente viendo el montón de pequeños trozos en el piso, y sintió acercarse de forma lenta y dudosa a su hijo y a la dama de compañía de este.

Harry, sin tener idea de la razón de la llamada, llegó a su habitación acompañado de Hermione. No necesitaron explicación verbal, pues fueron recibidos por el rostro colérico de James, quien sujetaba la inconfundible carta que Harry había enviado hace poco. La habitación se había llenado de un fuerte olor a madera, que el joven reconoció provenía de su padre. James Potter jamás había usado sus feromonas para intimidar a su hijo, pero en aquel momento no podía evitarlo.

Harry se fijó además en el montón de trozos que reconoció como sus preciadas cartas, y sintió un nudo en su garganta al haber perdido algo que sentía tan preciado. Hermione palideció al comprenderlo todo, y temió por la seguridad de su joven amo. Harry dio un paso al frente infundiendose valentía, sabiendo que las cosas irían de mal en peor.

Lord James Potter habló. Su tono era grave y apretaba los dientes con furia, como si masticara las palabras.

—No sabes la furia y la decepción que siento en estos momentos.

—Padre, déjame explicarte...

—¡¿Qué me vas a explicar?! ¿Que te estabas escribiendo con un beta pordiosero?

—Fui engañado...

—¡No me importa cómo sucedió! Puedo creer o no en la explicación de Riddle, pero la prueba de que tú sabías la condición de Severus Snape es prueba suficiente para hacerme enojar. ¡¿Cómo te atreves a aceptar los avances de un beta?!—El Lord calló, tomando un respiro. Se pasó las manos por ese rostro y, con voz calma, dijo:— Te casarás en una semana con Lord Voldemort.

Harry palideció, sintiendo sus fuerzas caer de golpe. No, él no podía casarse con nadie más que no fuera Severus Snape, porque él amaba al beta con todo su ser.

—Dijiste... juraste que no me obligarias a casarme. Se lo juraste a mi madre.

James Potter miró a su hijo de forma dura y sin una gota de conmiseración. Apretó la carta que traía hasta que el arrugado papel cedió y se agrietó entre sus dedos. Cuando habló nuevamente, su tono había bajado hasta la amenaza peligrosa de un alfa.

—Dije que te daría la oportunidad de casarte con un alfa que te gustara, no que te dejaría ser desposado por un beta inutil.

—Severus no es inutil. Es inteligente, es atento...

—Es un beta. No hay una casta mas inutil e insignificante que los betas.

—¡Yo lo amo!

James Potter jamás le había levantado la mano a su único hijo, ni siquiera con todas sus travesuras, hasta ese día. Aquella era la primera vez en que estampaba la palma de su mano en la mejilla de Harry, y aquel acto sin precedente había dejado mudos a todos los presentes en la habitación. Hermione solo pudo cubrir su boca con ambas manos, amortiguando el grito de dolor que escapaba de sus labios. No podía hacer nada para ayudar a su amigo en aquel momento, y eso le destrozaba el alma.

Estimado Harry (SNARRY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora