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Tener una vida sencilla y tranquila jamás había sido posible para mí, desde pequeña mi vida estuvo aferrada a las pandillas y todo lo relacionado con la vida criminal

Mi hermano desde pequeños había hecho de todo para conseguir dinero, se metió en muchos problemas, pero gracias a ello jamás me faltó nada, y al contrario de lo que podía parecer, Kokonoi JAMÁS me involucró con ninguno de sus negocios

Ser la hermana del azabache no era malo, al contrario, a pesar de tener la misma edad, él cuidó siempre de mí, fui la chica más consentida de todo Japón durante toda mi adolescencia

Asistí al instituto más costoso y reconocido de Tokio, vestía las ropas de diseñadores muy conocidos, estudiaba música luego de mis clases y todo lo que deseaba lo tenía gracias a Hajime

Siempre obtuve todo lo que quería, o al menos había sido así hasta que había conocido a Manjiro Sano, quien logró algo que jamás nadie había logrado... me enamoró con su actitud infantil y risueña, una actitud que fue perdiendo con el tiempo, pero ya era tarde para mí, no importaba las discusiones que tuviéramos o los malos momentos que viviéramos juntos, lo amaba, lo amaba con todo mi corazón y quería que siguiera así, aguantaba su actitud fría e indiferencia, lo aguanté por meses, para que luego él simplemente terminara conmigo en mi peor momento, dejándome sola, rota y desesperada

Creí que todo se iría al demonio luego de que el rubio me abandonara cuando más lo necesitaba, pero por suerte no fue así, porque alguien permaneció a mi lado, cuidándome y asegurándose que tanto yo como mi pequeño que crecía dentro de mi estuviéramos bien y a salvo

Siete años... habían pasado siete años desde el día en que Manjiro Sano me había abandonado, y aunque aún sentía dolor al pensar en él, no era porque lo siguiera amando, sino por mi niño, todos los niños tenían el derecho de conocer a sus padres, pero Hikaru tenía un padre, había tenido una increíble figura paterna, porque a pesar de que había dudado de que fuera capaz, mi actual pareja era un increíble hombre que estaba dispuesto a todo por el pequeño y por mi

Mamá, mamá!- me removí en la cama y abrí mis ojos al momento en que la puerta de mi habitación se abrió dejando a la vista a un pequeño rubio con unos enormes ojos negros que brillaban con emoción- ¡Mami!- corrió hacia mi saltando a la cama- ¿Sabes qué día es hoy? ¿Lo sabes? ¿Lo sabes?

Mmm ¿Qué día es hoy?- me senté en la cama pensando y lo vi abrir su boca dejando de sonreír para hacer una mueca- estoy bromeando- lo tomé entre mis brazos comenzando a llenar el rostro de besos- feliz cumpleaños bebé, te amo, te amo, te amo

Mamá- rió cerrando sus ojos mientras besaba su rostro sin detenerme

Cuando me alejé acaricié su mejilla suavemente antes de levantarme de la cama para caminar hacia mi armario, el cual abrí

Tengo algo para ti, lo compramos con papá- saqué una bicicleta y comenzó a saltar en la cama feliz- sabes, a él le hubiera encantado dártela

¿Podemos hablar con él?- preguntó corriendo hacia mí para subirse a la bicicleta

Claro, lo llamaré- caminé hacia la mesa de noche para hacer una video llamada, la cual fue rechazada enseguida e hice una mueca- papá está ocupado cariño, él nos llamará cuando pueda hablar- me acerqué a él- ¿Qué te parece si vas a vestirte mientras preparo el desayuno y luego vamos a la plaza para que puedas usar tu bicicleta?

¡Sí!- salió corriendo y sonreí de lado

Me encantaba ver al pequeño tan feliz, me hubiera encantado que mi pareja, su padre estuviera para pasar el día con él, pero sabía que eso no sería posible, él estaba trabajando, y aunque me hubiera encantado que se estuviera con nuestro niño, su trabajo era muy importante y no podía alejarse de él por mucho tiempo, sabía el esfuerzo que hacía para estar con nosotros al menos dos o tres días a la semana, a pesar de que eso podría darle problemas o ponerlo en peligro

Confusion | Sanzu y Mikey | +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora