Confusion | Sanzu y Mikey | +18 (Terminada)

IV

Desde que tenía memoria habíamos sido mi hermano y yo, si, mis padres cuidaban de nosotros económicamente, ambos trabajaban muchísimo, pero aún así el dinero apenas nos alcanzaba, habíamos crecido sin el amor familiar por parte de ellos, pero por suerte no estábamos solos, nos teníamos el uno al otro, así que luego de que muriera Akane, cuando mi hermano me dijo que se iría de casa, no dude ni un segundo en aceptar ir con él, después de todo, era mi familia, la única que había estado ahí siempre para mi

Apenas abandonamos la casa donde habíamos vivido toda nuestra vida, Hajime había logrado alquilar un pequeño departamento, no tenía lujos extravagantes, pero estaba en buen estado, tenía una habitación, la cual él se aseguró que yo use y a pesar de que no quería, que quería que él estuviera tan cómodo como yo, tuve que terminar aceptando porque se había negado a dejarme dormir en el sofá

Lo primero que hizo apenas nos mudamos juntos fue cambiarme de instituto, y allí empezaron los cambios, pasé de ir a una escuela pública a una privada y muy prestigiosa, luego comenzó a comprarme ropa de diseñadores costosos, unos meses después nos mudamos a uno de los barrios más costosos de Tokio y terminó pagándome clases privadas de piano y ballet

Hajime siempre hizo todo para que estuviera bien, tuviera la mejor educación y un futuro brillante, la única regla que me había puesto había sido que no me acercara a los lugares que frecuentaban las pandillas, que no lo buscara cuando estaba con su pandilla y sobre todo, me mantuviera lejos de todo lo que se relacionaba con los pandilleros, lo cual me parecía bien, al único pandillero que me agradaba era Seishu, y él proactivamente vivía con nosotros, así que no necesitaba ir a ningún lado para pasar tiempo con el rubio

Obedecer sus reglas había sido fácil y jamás las había roto, o al menos había sido así hasta que lo conocí a él... Manjiro Sano, líder de ToMan

Me sentía muy culpable cada vez que me encontraba con Mikey al salir de mi instituto o de mis clases de ballet o piano, pero a pesar de ello, no me aparte del rubio, me gustaba estar a su lado y cada día que pasaba, aprendía cosas nuevas, dejándome más y más fascinada con el mundo que realmente nos rodeaba, porque no todo era color de rosas y lleno de diamantes como mi hermano me había enseñado, había simples cosas que no se comparaban con los lujos y el dinero, cosas tan simples que eran mucho más hermosas y valiosas que cualquier lujo

Vaya- la anciana a mi lado sonrió satisfecha- has mejorado mucho, Aiko

¿En verdad?- la miré emocionada

Si, te falta aún para poder conmover corazones con lo que tocas, aún no has descubierto lo que te falta, pero estoy segura que pronto lo harás- sonrió con ternura- después de todo, ya estás en esa edad

La miré confundida pero no la cuestioné, esa anciana era bastante extraña, pero no quitaba que fuera una gran pianista, después de todo, en su juventud había sido una de las más reconocidas en el ámbito musical

Bien, eso es todo por hoy- se levantó de mi lado- volveremos a vernos en unos días para la última practica antes de tu competencia, descansa y practica un poco en casa ¿Si? Pero no te sobre esfuerces, todo estará bien

Si, de acuerdo- asentí poniéndome de pie y tomé mi mochila del sofá que había junto a la puerta de entrada- hasta pronto

La saludé con la mano saliendo de la academia con una pequeña sonrisa, casi lo tenía, aunque no entendía a que se refería con lo de "Ya estás en la edad" ¿Estaba en la edad para qué?

Me sobresalté cuando una mano dejó frente a mis ojos una rosa blanca y detuve mis pasos mirando a mi lado, encontrándome con Mikey sonriendo

No hay flor más bonita que Aiko- afirmó haciéndome sonrojar- pero vi esta y es tan pura que me recordó a ti