☆Capítulo 64: Xuan Tian, viejos asuntos☆

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Pasaron diez días los cuales se sintieron extensos y a la vez, digamos que breves.

En el octavo día Duan Yao aprendió todos los movimientos, también el anciano dijo, que siempre y cuando siguiera practicando después de regresar al Suroeste, con extraordinario talento podría tardar uno a dos años para comprender todo el conjunto de kung fu y no habrá necesidad de volver en el futuro.

Pero en el noveno día, Duan Yao siguió acudiendo puntualmente, con algo de comida en las manos.

El anciano miró aturdido frente al tablero de ajedrez, vio quién venía y agitó las manos: "No tengo nada más que enseñarte"

"No estoy aquí para aprender Kung Fu". Duan Yao se sentó frente a él. "Aunque mi shifu no me deja reconocer a otros, este anciano me enseñó un conjunto de movimientos mentales y de fuerza interna, así que debo agradecerle".

"De acuerdo" El anciano sonrió de forma enigmática. "¿Cuándo volverás al suroeste?"

"Pasado mañana". Duan Yao abrió la caja de comida y entró a la casa para hacer una taza de té.

El anciano miró los platos y sacudió la cabeza: "debe haber costado mucho dinero".

Duan Yao contuvo la respiración y dijo: "Mn".

"No sirve de nada llorar cuando te estas aventurando en el Jianghu", el anciano cogió un tazón de fideos con bolas de pescado y se esforzó por masticarlos: "jovencito, eres bueno en todo, pero esto es lo único que debes cambiar".

"Anciano". Duan Yao dijo: "permítame encontrar un médico para usted".

El anciano sigue negando con la cabeza: "a mi edad, ya casi es hora de que me vaya. Aunque las personas de este palacio son amables, cada uno tiene sus propios asuntos que atender. Llevo aquí casi diez años y necesito comer y vestirme todos los días, sólo debo este favor y tengo que esperar hasta la próxima vida. ¿De qué sirve gastar dinero y esfuerzo en medicinas, para vivir unos pocos años más?"

Duan Yao sugirió: "¿Por qué no volvemos juntos a la Mansión del Suroeste? Hay más gente y está más animada."

El anciano se sonrió entre dientes: "Niño tonto, me equivoqué hace un momento, este amable corazón tuyo no es adecuado para Jianghu, tu hermano sería más apto".

Duan Yao se mordió los labios.

"Hay demasiados viejos lamentables en este mundo, no puedes ocuparte de todos". El anciano dijo: "es mejor que regreses pronto al Suroeste y acompañes a tu hermano".

Duan Yao asintió, no dijo nada más. Acompaño al anciano mientras comían. Después de la cena, recogió los platos y se marchó.

El anciano observó cómo su espalda se iba alejando poco a poco. Primero sonrió y luego recordó su juventud, pero cuando volvió en sí, ya estaba llorando.

En la mañana siguiente, Duan Yao empacó su pequeño equipaje y se dirigió a los aposentos imperiales.

Chu Yuan le estaba esperando para desayunar juntos.

Habían acordado ir juntos a visitar al anciano, por lo que el ambiente en la mesa del comedor no era tan agradable como antes. Duan Yao bajó la cabeza y dio un mordisco al bollo relleno al vapor, bebió un sorbo de gachas, luego levantó los ojos y miró furtivamente.

Libro 4: La estrategia del emperador. [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora