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Gavi se removió en las suaves mantas de la cama, sentía su cuerpo pesado, pero bien.

Una extraña mezcla de dolor y confort.

-¿Mamá?-sintió como una pequeña mano le jaló la sábana, se la quitó del rostro para ver a la intrusa. - ¡Mamá!

Sofía gateó más cerca del Omega para después dejarse caer sobre él, fue rodeada por dos brazos grandes y protectores, amaba mucho esa sensación.

-Buenos días, mi bichito.- Gavi acarició la espalda de la cachorra y ésta sólo ronroneó, usando toda su fuerza de voluntad y aguantando el dolor en sus caderas.

Se sentó en la cama con la pequeña en brazos. Sofia tanteó el pecho del mayor y gavi solo sonrió alzando la camisa que tenía puesta. Jadeó un poco cuando ella chupó uno de sus pezones, estaban algo doloridos.

Recordaba todo lo que había pasado en la noche anterior, una parte suya no podía creer lo que había hecho y se moría de vergüenza.

Su parte más instintiva estaba regocijaba y ronroneaba a gusto, estaba feliz, podía sentir el calor en su cuello, un poco de ardor, no tenía que ser un genio para saber qué era el causante de ese calor.

Gavi sonrió mientras abrazaba a su pequeña, ahora tenía un Alfa y una cachorra, estaba muy feliz con eso.

Ya quería contárselo a su madre, el castaño abrió los ojos sorprendido, no había hablado con su mamá desde hace meses.

-No puede ser...- la última vez que habló con ella fue poco antes de que Pedri y Sofía aparecieran en su vida.

Ella no le molestaba mucho, sabiendo que se la pasaba trabajando en la guardería, siempre esperaba a que él fuera el primero en llamar o enviarle un mensaje.

-Pensará que la estoy ignorando.- se lamentó, había estado tan ocupado estando al pendiente de Olivia y las demás cosas que habían pasado, que había olvidado por completo a su madre.

Lo peor de caso era, ¿Cómo le explicaría que estaba amamantando a una cachorra y tenía una marca de un Alfa? Le daría un infarto a la pobre.

-¿En qué tanto pensás? Puedo sentir tu angustia.— Gavi alzó la vista encontrándose con su Alfa, tenía una bandeja en la mano con comida en ella y un frasco de pastillas, supuso que era para el dolor en su cuerpo.

Tragó saliva sintiendo su boca seca, le dolía un poco la garganta, se sonrojó al suponer porqué tenía ese mal.

Miró como el mayor se acercó y puso la comida sobre la mesita de noche.

-¿Y bien?-preguntó el pelinegro, mirándolo con una ceja alzada, solo negó suavemente ante su respuesta y aceptó la pastilla con el agua que le ofrecía.

-Estaba pensando en mi mamá.— Gavi se sonrojó, con vergüenza en su sistema por mencionarla hasta ahora. -Ella estará muy preocupada por mí, creo que hasta pensará que me ocurrió algo malo.-

Pedri sonrió, algo burlón y Gavi lo miró mal por eso.

Suspiró, mirando a su pequeña, Sofía lo observa con sus grandes y hermosos ojos color miel, le parecían las mejores joyas del mundo.

-Entonces vamos a visitarla un día de estos, solo hay que sacar el tiempo. - el castaño se sorprendió por eso, sabía que el contrario hablaba en serio, pero aún así tenía algo de miedo que no le fuera caer bien su mamá o al revés, que a su mamá no le cayera bien su Alfa.

-¿Estas seguro?- Gavi preguntó, y abrió la boca para recibir la tostada que le ofrecía el Alfa, era gracioso la idea de ser alimentado y alimentar al mismo tiempo.

-Claro que sí, es mi suegra después de todo.-Pedri no lo admitiría, pero una parte suya tenía miedo, no sabía, ni tenía idea de cómo era la madre de su Omega, pero solo esperaba llevarse bien con ella.

-Bien, voy a tener que hablar con ella por teléfono antes de ir, no quiero que de verdad le dé un infarto.- murmuró el menor mientras seguía comiendo de las tostadas que le daba el Alfa.

AUTORA: Holisss

 
Chicx esta es la verdadera autora original de la historia. @Zaorycast
para los que decían que era de otra esto es una adaptación igual que las otras historias.

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I love you mom PEDRI Y GAVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora