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Pedri mira al hombre frente a él con rabia contenida, por más que quiera lanzarse sobre él y golpearlo, no puede.

Una parte suya no puede creer que le haya demandado, pero él también le había hecho una demanda, por agresión e intento de secuestro, además de que había pedido una orden de restricción, no lo queria cerca de su hija, ni cerca de su Omega.

-¡Es mi nieta, tengo el derecho de verla y llevarla a mi casa si quiero! -el hombre rugió, parándose y golpeando las manos en la mesa.

Estaban allí con sus abogados.

-¡Sus derechos se perdieron cuando la perra de su hija abandonó a mi cachorra, casi muere de una depresión siendo tan chica! ¿¿Usted sabe lo qué significa eso!?— Pedri no se quedó atrás, y se puso frente a frente contra el sujeto.

-¡Yo no veo que ella esté tan mal como para que tengas a otro Omega ahora, quien sabe lo que le hará al no ser su cachorro!-exclamó el mayor y Pedri  rugió, un fuerte sonido saliendo de su garganta haciendo saber que en cualquier momento le iba a querer bajar la garganta con sus garras.

-Sofia necesitaba de un Omega para avanzar, y si no fuera por Gavi ella ni siquiera sabría hablar ahora, debería de agradecer ese hecho más bien.- Pedri mostró sus colmillos crecidos, estaba furioso, era todo un padre protegiendo lo suyo en ese instante.

Los demás en la sala sabían que no era una buena idea meterse entre una pelea de Alfas, pero si no hacían algo podría haber derramamiento de sangre.

-¡Pedri por favor, cálmate!-  el abogado de González , intervino entre ellos, era mejor no dejarlos insultarse más. - Tenemos todas las pruebas de lo sucedido en el año y el avance de Sofía así que las cosas están a nuestro favor.

-No quiero que él se acerque a mi cachorra, ni a mi Omega.- el pelinegro gruñó, sentándose de nuevo en la silla, tomó el vaso de agua que estaba a su lado y dió un trago grande.

Estar frustrado no era algo que a él le gustaba, prefería estar en ese momento metido en el cuello de su chico aspirando su delicioso aroma.

-¡Es mi nieta, y quiero verla, lo que haya hecho la cobarde de mi hija no tiene nada que ver en esto! - el Alfa dijo sentándose en la silla también. De repente su expresión de furia cambió a una de tristeza.- Yo la convencí de que la tuviera, como estaba en cinta tenía que estar con vos para que llevara su embarazo, no imaginé que ella se fuera a escapar de esa forma.-

Pedri miró al hombre con una ceja alzada, aún no le tenía ni la más mínima confianza, si su hija había hecho tal atrocidad, no imaginaba lo que pudiera hacer él.

-Ella es mi única hija, y tener un nieto de su parte me habría hecho muchas ilusiones, por favor, no me quites ese derecho, solo la ví una sola vez- el abogado de Alfa albino solo se mantenía en silencio, dejando que el mayor hablara.

Pedri  miró al abogado, no muy convencido, éste también le miraba con una expresión algo más blanda, pero era de esperarse, en parte.

-¿Por qué carajo no apareció antes? - el pelinegro preguntó cruzando sus brazos en el pecho, el mayor solo suspiró y llevó su mano al puente de su frente para masajearlo.

-Me enteré que ella se había ido meses después de lo sucedido, y no sabía como usted iba a reaccionar si solo aparecía en la puerta de su casa. - el mayor contestó y Pedri asintió levemente ante lo dicho.

--Le hubiera dado una buena piña. — una pequeña risilla se escapó del mayor, sabiendo que eso era exactamente lo que pasaría.

—Sí, yo también haría lo mismo en tu lugar.- sonrió levemente, pero después su rostro se volvió a poner melancólico. - Yo no fuí un buen padre, me la pasé más en el trabajo que en mi casa. Nunca pasé tiempo con ella. Cuando mi esposa murió ya era muy tarde para acercarme a mi hija, ella no quería tener nada que ver conmigo, creo que me merezco todo lo que ocurrió.

Pedri pudo entender ese sentimiento de soledad y frustración, el mismo lo había vivido con el abandono de esa Omega buena para nada, ver a su pequeña derrumbarse sin entender lo que pasaba y no la podía ayudar, estar solo en una situación delicada...

Porque ni sus amigos le podrían ayudar, además ellos tenían sus propias vida como para molestarlos con la suya.

-Usted no hizo bien al ir ese día a la guardería sin permiso, asustó mucho a mi cachorra, a los otros niños que habían allí y a mí Omega, no le puedo perdonar tan fácil eso. -Fue prácticamente un intento de secuestro, aún siendo usted su abuelo estaba más calmado, pero no tanto, por más que tanto, por más que quisiera confiar en él, le costaba. trabajo.

-Lo sé, pero cuando no me la dejaron ver me enojé muchísimo, yo solo quería pasar un rato con ella... Quizás sea tiempo de estar solo, y saber que no podía ver a la única persona que seguía con nuestra línea de sangre.

pedri iba a responder pero la puerta de la sala fue abierta, el pelinegro se quedó asombrado al ver a su chico con la cachorra en los brazos. Tenía una mirada determinada y él la conocía, no habría que cuestionar siquiera qué estaba haciendo.

-¡Papá!- Sofia exclamó en los brazos del Omega, fue el único sonido que sonó en la habitación.

-¿S-sofi? el abuelo de la infante

tenia un rostro completamente sorprendido, como si no creyera que Gavi hubiera traído a la pequeña.

Gavi se acercó lentamente hacia donde estaba Pedri , aún con Sofía en sus brazos, ella solo miraba curiosa a las demás personas en la sala y el Alfa no les quitaba la vista de encima tampoco.

-Sé que no es de buena educación escuchar una conversación a escondidas, y me disculpo por eso, pero no quería quedarme de brazos cruzados.-el Omega habló, sobando lentamente la espalda de la niña. Miró al albino frente a él, aunque aún estuviera un poco intimidado por la última vez, no se quería retractar.- la verdad, lo que hizo su hija fue algo que no debería hacer nadie, Sofía ya había formado un lazo con ella, y aunque su hija no, lo pasó muy mal, sé que usted no tuvo nada que ver en su decisión, pero debió haber hecho las cosas de otra forma.

Gavi habló con autoridad,

apretando un poco a Sofi en su pecho de forma protectora, miró al otro Alfa buscando una petición silenciosa, y éste asintió levemente.

Le sonrió ante eso, Pedri era alguien razonable, después de todo.

-Comprendo ahora que Sofia es la única familia que tiene usted- el más jóven de los adultos siguió hablando mientras poco a poco se iba acercando al mayor. Aunque, con el corazón en la boca, despegó a la pequeña Sofi de sus brazos protectores.

lo que pasó en la guardería fue algo que me asustó bastante pero sé que estaba algo desesperado por pasar un rato con ella.

Gavi bajó a la cachorra hasta la altura del Alfa que estaba de piedra sentado en la silla, miraba con los ojos bien abiertos.

Sofía rió un poco al estar al frente del hombre, ella no entendía nada pero la cara del albino le resultaba graciosa.

-¿P-puedo...?-dejó la pregunta en el aire y miró al Omega, quien solo asintió, entonces, el Alfa tomó con cuidado a la pequeña en sus brazos, apegándose a ella.

Sofia miró con inseguridad al Omega, no sabía porqué había dejado que el desconocido la cargara, Gvai solo sonrio tranquilo ante el rostro de la beba.

-Es tu abuelo, peque- le dijo y la infante aún lo miró sin entender nada, bueno, no era como si lo fuera hacer, pero al ver la seguridad en el mayor supo que estaba bien.

-¿Abua-wa?-preguntó la pequeña y miró al señor que la sostenía, parecía tener un rostro agradecido y los ojos brillantes.

Sofia solo le sonrió mostrando sus dientitos.

--A-asi es, Sofi soy tu abuelo.— el mayor murmuró, acariciando el cabello de su nieta.- Tiene la hermosa sonrisa de su abuela.

Gavi sonrio levemente y miro contento a su Alfa, éste le devolvió la mirada, no muy seguro. Pero, sentia que las cosas irían bien de ahora en adelante.

(...)

I love you mom PEDRI Y GAVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora