♡FIN♡

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Gavi miraba las calles, estaban yendo hacia la casa de su madre.

Ya había hablado por teléfono con ella y no le fue muy mal, solo tuvo que aguantar una hora de llantos y sermón de su parte.

Se lo merecía y lo sabia, Gema confesó estar muy angustiada por los meses en que no recibió ningún mensaje de su parte, e incluso estaba a punto de llamar la policía para reportarlo como desaparecido.

Por suerte no lo hizo, Gavi tuvo que disculparse hasta el cansancio.

diciéndole que iba a visitarla y no lo haría solo, iria con dos personas.

Ella le había preguntado quiénes eran pero Gavi solo le dijo que aguardase un poco, solo deseaba que de verdad no le fuera a dar un infarto.

Decirle que tenía Alfa y una cachorra no era algo que se podía hacer a través de un celular.

Así que tenía que hacerlo frente a frente.

Guió al pelinegro por las calles hasta llegar a la casa en donde vivía su madre, como el Omega vivía solo y tenía un pequeño apartamento, había ayudado a su madre a comprarla, siempre quiso sacarla del espacio cerrado donde creció.

La casa no era grande ni tan chica  pero era mejor que solo una habitación pegada a otras habitaciones.

Tocó el timbre y esperó a que fuera abierto, pasos se escucharon y a la puerta abrirse, una cabellera rubia oscura se asomo.

Allí estaba la Omega  que lo había traido al mundo, ella tenia una sonrisa en el rostro.

Sonrisa que se borró al ver a la persona a su lado, ella miró a González de arriba a bajo, después se fijó en la cachorra que chupaba su dedo sin prestarie atención a nada.

-Gavi ...- su madre dijo con un hilo de voz, ni en cien años se habría imaginado algo así, Gavi tragó saliva sintiendose nervioso.

La mayor los dejó pasar y los llevó a la sala, Pedri y Gavi se sentaron en el sofá.

El pelinegro no había dicho ni una palabra desde que llegó, de repente se sintió algo intimidado, to que quería ahora era darle una buena impresión a la mama de su omega.

La mayor llegó con tres tazas de te y se sento al frente de ellos, no eran tan idiotas como para saber que ella sabia que el castaño estaba enlazado.

El aroma del Alfa estaba mezclado con el del Omega, era fácil de saber la realidad.

-Así que, esto era lo que querías decirme...-su hijo asintió, tomando un sorbo de té, no quería que su madre se tomase las cosas mal.

—Sí, mamá, él es Pedro González y ella es Sofía González.- presentó a los amores de su vida, la bebé dejó su dedito cuando escuchó su nombre y miró al joven.

-¿Mamá?-preguntó la pequeña,

se fijó en la mujer mayor, y después extendió los brazos hacia ella mientras sonreía.—¡Baba!

--Sofi, ella es tu abuela.— murmuró el castaño con una sonrisa mientras estiraba su mano y acariciaba los cabellos de la niña.

La cachorra solo sonrió por los toques y ronroneo, disfrutando de ello.

Gema solo miraba, podía ver el cariño en los ojos de su hijo, ese cariño iba dirigido al Alfa y a la cachorra en las piernas de éste.

Sabía que esa bebé no era de su hijo, era más que obvio.

Pero él la miraba con amor, incluso la tomó de las piernas del Alfa pelinegro y la pasó para la suya, haciendo que la chiquilla se acostara en su pecho, disfrutando de los toques que recibía.

I love you mom PEDRI Y GAVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora