Una preciosa mañana en Surrey, Inglaterra, con el cielo celeste formado con bonitas nubes y el radiante sol creando el más hermoso paisaje, en un banco de un parque vacío se encontraba aquel adolescente, no más de diecinueve años, con cabello rubio, ojos celestes, pálido y muy, muy neutro. Traía ropa normal, excepto por su camiseta, que tenía un logo de alguna tienda barata del lugar. Observaba todo con total tranquilidad, disfrutaba del cantar de los pajaritos y de la preciosa vista.
—¿Esto es lo que haces? —Aquel adolescente alzó la mirada lentamente para encontrarse con el mismísimo Diablo a un lado de aquel banco—. ¿Meterte en tus ilusos recipientes? Digno de ti usarlos.
Changbin. El arcángel más precioso, el más realista y pecador. El gran error. El Diablo. Ni siquiera lo miraba, también observaba el paisaje, pero más acostumbrado a verlo, y estaba bien, ya que el rey del inframundo llevaba bastante tiempo en la tierra, vigilando a cierto adolescente de pecas y cabello oscuro.
—Quiero que sepas que Yang jeongin estuvo totalmente de acuerdo con permitirme hospedarme en su cuerpo, y tendrá lo que merece —dijo el rubio. Su voz era suave, no hay maldad, ni bondad. Solo tranquila, pero neutra.
Changbin finalmente lo observó.
—Estoy de acuerdo. Todos deberían de tener lo que se merecen.
El ceño del tal Jeongin se frunció levemente y ladeó tan solo un poco su cabeza.
—¿Puedo preguntar desde cuándo te importa que la gente obtenga lo que merece, si es que te refieres en algún sentido positivo?
—No se trata acerca de ningún sentido positivo, es sobre el sentido común. Los buenos deberían de obtener lo bueno, y los imbéciles deberían de obtener la mierda.
—¿Incluso si te gustaría que los buenos tuviesen lo malo, también?
Changbin rio seco mientras le sonreía de lado, arrogante.
—Tú eres el imbécil mayor —dijo.
Nunca le he tenido miedo. Siempre lo había enfrentado, porque no podía matarlo. No podía. El Diablo volvió la mirada al frente y suspiró, lentamente poniéndose serio al estar sumergiéndose en sus pensamientos.
—¿Qué crees que debería de suceder? —dijo el adolescente de ojos color mar, volviendo la vista al frente.
El silencio reinó en el lugar por unos segundos.
—Félix merece ser feliz, y sé que es difícil de entenderlo, pero lo es conmigo —dijo. Y se oyó tan simple, pero no lo era.
Más aún cuando sabe que el idiota que está dentro del cuerpo del tal Yang jeongin lo sabe todo, y no piensa decírselo.
—¿Y tú? —Observó al Diablo—. ¿Eres feliz con Félix?
Changbin observó fijamente los ojos de aquel adolescente y lentamente comenzó a fruncir el ceño antes de decir:
—No me vengas con esas estupideces de telenovela. —El tal Jeongin miró al frente y rio silenciosamente—. ¿Desde cuándo preguntas por mi felicidad?
—No me importa —contestó—. Solo quería saber si eres tú siendo egoísta o eres tú realmente preocupado por un humano.
Changbin rio secamente, alzando un poco las cejas.
—¿Crees que todos los que habitan esta tierra piensan en los demás? La mayoría piensan en sí mismos. —Se defendió. Sí, era egoísta, muchas veces. ¿Quién no lo era? Nuevamente el silencio reina por unos pocos segundos—. Me importa su futuro. Su futuro es conmigo, tú y yo lo sabemos.
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ꕤ : dancing with the devil ⬪ changlix
FanfictionEs 1967 y Félix está harto de ser aquel chiquillo religioso al cual todos molestan. Cansado de un dios fingiendo oídos sordos, decide tomar sus propias riendas a escondidas: ¿Qué tan mal podría irle si recurriese al mismísimo Diablo? ¿Qué tan rápido...