1954.
—¿Quiere un poco de té, Señora Lee?
La nombrada rio al oír el tono formal que usaba su pequeña hija para referirse a ella, y luego de asentir con una sonrisita, Lee Yeji simula servir té desde su tetera de plástico a una pequeña taza rosada.
El día era una obra de arte. No hacía frío, ni calor. Había un sol precioso, y ambas habían decidido poner un mantel sobre el césped del patio trasero y jugar a que se reunían a tomar el té. Momo, la cuñada de Lee Ryujin, estaba allí también, pero un poco más lejos, observando cuidadosamente al niño de cinco años que no paraba de correr en círculos y reír a carcajadas.
—Félix, cariño. —Momo comenzó, queriendo que éste se detuviera un poco, y estaba a punto de advertirle que se quede fuera a la vista de las mayores, pero el niño de pecas se dirigió entre respiraciones agitadas hacia la casa.
Ryujin se puso de pie de inmediato y observó a su hija por el quejido que ésta dejó salir.
—Vuelvo rápido, cariño. Solo traeré a tu hermano, mientras hazme otra taza de té, por favor. —Fingió beberse todo lo de la taza y chillar por lo caliente que estaba. Yeji se echó a reír antes de quitarle la pequeña tacita a su madre y comenzar a preparar más té para ella y sus osos, los cuales le hacían compañía.
Cuando Ryujin entró a la casa, se encontró con Félix corriendo en círculos alrededor del sofá, viendo detrás suyo de vez en cuando y chillando con emoción para luego estallar en carcajadas.
—¡No me atrapas, no me atrapas! —Se burlaba de algo que no estaba allí.
Ryujin suspiró. Su hijo de cinco años era un terremoto.
El pequeño volvió la vista al frente y detuvo aquella carrera, observando algo frente suyo y chillando con más emoción antes de dirigirse a la dirección contraria, subiéndose al sofá y poniéndose en posición fetal a la par que ocultaba su rostro con sus pequeñas manos.
Momo, la cual estaba entrando a la casa, rio al ver a su sobrino de aquella manera y se le acercó.
—¿Qué le sucede al bebé? Corre muy rápido.
—Félix, cielo. No corras así, por favor. —Se acercó a su hijo y lo tomó en brazos con cuidado. Éste se ocultaba en el hombro de su madre—. Te puedes caer y... ¿De quién te escondes, niño travieso? —Su bebé soltó una risita antes de observar a su madre con una dulce sonrisa y hoyuelos visibles en sus ruborizadas y pecosas mejillas.
—De su amigo imaginario —dijo Momo sentándose en el sofá. Ryujin deja un beso en el rostro de su pequeño antes de soltarlo, y Félix parece buscar algo con la mirada antes de que sus ojos se iluminen y comience a, nuevamente, correr—. Es tan alegre que me contagia.
—¡Mami! —Su hija llamaba desde el patio, ya harta de esperar tanto tiempo.
—Estoy en camino, Yeji. —Observó a su niño—. Lix. Bebé, ¿Me prestas atención? —Félix la observó tan solo unos segundos antes de seguir corriendo y chillando. Ryujin nuevamente suspira.
—Ve con Yeji —dijo su cuñada, tomando el diario que se encontraba sobre el sofá y acomodándose en éste para comenzar a leerlo—. Yo me encargo.
—Momo, no te sientas obligada a quedarte aquí. Félix puede venir al patio, ¿verdad, Félix? —El niño ni siquiera la oyó, ahora se escondía detrás del sofá, concentrado en no hacer ni un ruido.
—No me siento obligada, Ryujin. Me gusta verlo jugar —dice, y observa de reojo el diario, cambiando una página al no ver nada interesante.
—Avísame si necesitas algo. —Nuevamente su hija llama, y se dirige nuevamente hacia el patio—. ¡Aquí estoy, amor!
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ꕤ : dancing with the devil ⬪ changlix
FanfictionEs 1967 y Félix está harto de ser aquel chiquillo religioso al cual todos molestan. Cansado de un dios fingiendo oídos sordos, decide tomar sus propias riendas a escondidas: ¿Qué tan mal podría irle si recurriese al mismísimo Diablo? ¿Qué tan rápido...