Capítulo 2

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-Deberías agradecerme.

-No pedí tu ayuda en ningún momento - dije, apartándome.

-Soy Ian - sonrió, tomó el balón y les devolvió el balón a los chicos - tengan más cuidado, por favor.

Los chicos se acercaron él y lo saludaron, a parte se disculparon conmigo. Se notaba que le tenían mucho respeto al ver como lo trataban, Ian tenía una sonrisa amable mientras hablaba y jugueteaba con ellos, una vez que los chicos volvieron a jugar, él se volvió hacia mí.

- ¿Qué?

-Eres de primero, ¿cierto?

- ¿Qué te importa?

-Si necesitas ayuda, puedes irme a buscar al consejo estudiantil.

- ¿Por qué necesitaría tu ayuda? - me cruce de brazos.

-Todos necesitamos ayuda - me dice antes de irse.

-Yo no necesito ayuda - murmuré.

Al ingresar a mi dormitorio me encontré con la habitación hacha un desastre, había una chica tirando sus pertenecía por todos lados, como si buscara algo desesperadamente. Una de las cosas que más odiaba era el desorden, la suciedad y los ruidos fuertes.

-Hola... - salude, tratando de llamar su atención.

Ella levantó la mirada y dibujo una pequeña sonrisa, luego miró a su alrededor dándose cuenta del desastre que habita ocasionado y me volvió a mirar.

-Yo... tengo una buena explicación, olvide guardar mis galletas favoritas no tan - chilló, dramáticamente.

-Ah, que lamentable.

-Voy a morir de hambre, soy joven para morir.

Pensé que una vez que entraría a la universidad trataría con personas maduras, pero me equivoque.

- ¿Qué tal si ordenamos todo y salimos a comprar tus galletas?

Ella absorbió de su nariz y me miró.

-Gran idea - dijo levantándose, recogió toda su ropa y volvió a meterla en su maleta -ya está.

Juraría que uno de mis ojos tembló al ver que no doblo su ropa.

-No, piensas doblar tu ropa.

-No es necesario igual acabara arruinándose.

-Pero se acabará ajándose.

-Puedo plancharla después.

Suspiró tratando de hacer como si no afectara, pero una parte de mi quería sacar esa ropa de esa maleta y doblarla.

-Bien, entonces vayamos a comprar tus galleas.

-Por cierto, soy Allison.

-Liv... y Allison, no puedo ignorarlo.

- ¿Qué no puedes ignorar? - preguntó, con una sonrisa confusa.

-Vamos a doblar tu ropa.

- ¡No! - exclamó, aterrorizada.

-Sí, créeme que te será de ayuda.

-No, pensé que al quedarme en los dormitorios de la universidad ya no tendría que doblar nunca más la ropa.

La tomé de la mano y juntas empezamos a doblar su ropa para luego guardarla en el armario, ordenó todos sus zapatos, libros y entre otras cosas. Al fin nuestro dormitorio lucía como un lugar digno para dormir y vivir.

-Ya podemos irnos.

-Me recuerdas a mamá - se apegó a mi brazo - me ha tocado una compañera responsable, me gusta.

UN ÚLTIMO ADIÓS (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora