Capítulo cuatro

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—No me enojé, quería ir al baño nomás —me respondió a secas. Lo seguía molestando para que lo admitiera.

Ahora estaba amasando la mezcla para las pizzas mientras yo terminaba de cocinar el tuco. Se le notaba la cara de culo y casi no hablaba nada. Había terminado muy mal jugar a las cartas.

—Dejá de mentir, te fuiste porque sos re calentón.

No me contestó nada y siguió amasando. Apagué el tuco y fui a ver a Olivia que estaba mirando la tele. Le pregunté si quería agua y me dijo que si, así que tuve que volver a la cocina dónde estaba Enzo para servirle agua en su vasito.

—No me enojé en serio. —me insistió cuando vió que mi expresión también había cambiado, no porque ahora yo estuviera enojada, sino porque no sabía como seguir hablando con él.

—Bueno. —le respondí a secas mientras cerraba la tapita.

—Bue~ —sostuvo la "e" con burla— ¿te enojas vos ahora?

—No me enojé —le sonreí demostrando que estaba todo bien.

—¿Y por qué me contestas así? —dejó la masa descansando en el bowl y se giró hacia mí.

—¿Así cómo? —pregunté y salí de la cocina para derle el agüita a Oli. Me siguió con sus pasos y se puso al lado mío.

—Así como maldita. —me reí y lo miré. Tenía sus cejas levantadas y la expresión como preocupada. Acerqué mis manos a su rostro y con mis dedos le bajé las cejas y le dibujé la sonrisa.

—No me enojé.

Me sonrió ahora con ganas.

—¿Tomamos fernet? —asentí varias veces y fuimos ambos nuevamente a la cocina.

Cenamos las pizzas y tomamos fernet para acompañar. Estabamos llenísimos. Habíamos hecho tres y habían sobrado tres porciones de una. Oli comió dos a su ritmo y entre él y yo terminamos por comer dos enteras.

Ya eran las nueve y cuarto y se suponía que en un rato iban a venir a buscar a Olivia. Estábamos los tres mirando Mulan.

De vez en cuado miraba de reojo a Enzo, estaba totalmente perdido en la película y ver como sus expresiones cambiaban a medida de las escenas se me hacía muy gracioso, y en el fondo, tierno. Según yo lo estaba disimulando bien, él no se estaba dando cuenta que lo miraba, pero en un momento se giró rápido y me clavó la mirada mientras sonreía.

—¿Qué tanto me miras? Soy lindo ¿no? —rodé los ojos y seguí mirando la película.

—Te estaba mirando porque pones cara de pelotudo cuando mirás la película.

—Sos mentirosa eh. —ya me dolía la cara de tanto sonreir.

Él timbre sonó captando la atención de los tres. Enzo se levantó y Oli enseguida supo que era su mamá que la había venido a buscar. Abrió un poco la puerta y se fijó quién era. Volvió a cerrar y esta vez llamó a Olivia que rápidamente fue con él. Abrió la puerta y se quedó ahí unos segundos, varios segundos, discutiendo seguro con la persona que estaba ahí. Yo solamente agarré mi celular y entré a instagram para no introducirme en una situación incómoda. Era lo que hacía mejor, hacerme la boluda.

Después de un rato Enzo cerró la puerta y volvió sin Olivia. Se sentó en el sofá y agarró su celular. Estuvimos mirando un rato más la película y cuando sentí tan fija su mirada hacia mí lo enfrenté. Me sonrió y me dijo:

—¿Querés jugar al truco? —me reí poquito porque seguramente quería jugarme porque en algo me quería ganar.

—¿Querés perder en el truco también?

—Callate. ¿Querés jugar o no? —asentí.

—Dale vamos a jugar, pesado.

Seguimos tomando fernet mientras jugábamos al truco. La estaba pasando genial; hablábamos, tomabamos, nos reíamos y de vez en cuando sentía que me miraba la boca provocándome. No quise sacar una conclusión de nada, porque seguramente estaba tomasdísimo igual que yo, o más quizás. Cuando se terminó el fernet me miró y me si quería que abriera otro. Le iba a decir que si, pero cuando miré la hora en mi celular me espanté, eran las dos y media de la mañana. Habíamos estado tomando desde las ocho y media, estábamos pedísimos mal.

Cuando le dije que ya me tenía que ir me insistió en que él me iba a llevar a mi casa, le di un rotundo no, a penas podía abrir bien los ojos y la sonrisa no se le borraba de la cara de lo tomado que estaba. Le dije que me iba pedir un taxi.

—No, ¿cómo te vas a pedir un taxi? ¿estás loca? Mirá si te pasa algo, dejá que te llevo yo —me dijo como pudo.

—Enzo estámos los dos empedo, mirá si nos pasa algo. Dejame que me pido un taxi y listo.

Agarré mi celular de la mochila para ver la hora. 02:37

—No te dije, no te vas a ir sola tan tarde.

—Dale no seas pesado —abrí la aplicación y comencé a buscar autos. Precio elevadísimo por alta demanda, claro era sábado—. Está re caro.

—Bueno dejame que yo te llevo, no va a pasar nada.

Estuvimos así un rato más hasta que me chantajeó diciéndome que si no me iba a llevar él que me quedara a dormir. Con un poco de gusto y para que no siguiera insistiendo accedí, tenía pensado irme tan poco se hicieran las nueve. Me prestó su habitación y él se fue a dormir a la de Olivia.

Estuve un rato dando vueltas a la cama con la luz prendida, porque me daba miedo dormir sola y en plena oscuridad. Después de casi media hora intentado dormir, poco a poco me fue picando el sueño, hasta que me dormí por fin.

Enzo.

Me levanté al rededor de las cuatro de la mañana a tomar agua, el dolor de cabeza me estaba apuñalando el cerebro. Me dormí a penas me tiré en la cama, pero como siempre me pasaba, me despertaba varias veces en la noche.

Me bajé casi medio litro de agua y un migral para el dolor de cabeza, y así después irme a acostar para intentar dormir tranquilo. Cuando pasé por mi habitación, que estaba a un lado de la de Olivia, vi por debajo de la puerta que la luz aún seguía prendida. Lo primero que pensé fue que Camila seguía despierta, así que toqué la puerta para comprobar mi teoría. Error, hubo un silencio total. Abrí la puerta despacio por si se le ocurría pedirme que la cerrara de un grito, pero sorprendentemente no se escuchó nada, cuando observé bien el ambiente me di cuenta que estaba dormida.

Estaba tapada de pies a cabeza, no se le veía ninguna extremidad, a diferencia de mí que suelo dormir con medio cuerpo colgando. Inconsistentemente sonreí al verla.

Que Caro me haya dicho que ella podía encargarse perfectamente de Olivia fue una de las mejores decisiones que tomé. Era una mujer divertida, amorosa, atenta, y sobretodo, linda. Me hacía dejar las preocupaciones de lado y solamente relajarme. Al terminar el día con ella a mi lado, los cachetes me dolían de todo lo que me había reído.

Cerré la puerta despacio y me fui a acostar. No tarde mucho en volverme a dormir.

ਏਓ 𝑩𝑨𝑩𝒀𝑺𝑰𝑻𝑻𝑬𝑹  ✩꙱ 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇.ffcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora