𝗖𝗮𝗺𝗶𝗹𝗮 𝗚𝗼𝗺𝗲𝘇 improvisó un viaje y se fue a Portugal a seguir con su estudio. Recibió una oferta de trabajo para ser niñera y quedó encantada con la pequeña Olivia, pero se dió cuenta que lo que más le gustaba de la bebé, era su papá: Enzo...
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@joaa.acosta_ ha respondido a tu historia: "gira eso o es cuadrado?"
Leo un poco sorprendida.
Después de haberle aceptado la solicitud en instagram comenzó siendo el primero en ver mis historias, después siguió con darle like a la mayoría de mis publicaciones y ahora me contestaba la historia de un mate. Que confianza que se tenía, es decir, no es feo ni nada todo lo contrario. Pero ni siquiera esperó a que yo le likeara alguna publicación suya, pasó a contestarme la historia directamente.
Yo sabía que aceptarle la solicitud era mala idea, pero como siempre le hago caso a la estúpida de Carolina.
Decido no contestar, o aunque sea hasta que venga Caro y me dé alguna opinión. Sí soy una tonta por querer hacerle caso de nuevo, y sí, la invité a que venga a casa porque tenemos muchas cosas que hablar, también porque ella está invitada al cumpleaños de mi prima y vamos a ir juntas con mis padres.
Elimino el mensaje de la barra de notificaciones y sigo prestando atención a mi serie. Eran las cuatro de la tarde ya y Enzo seguía sin contestarme los mensajes, ¿tanto va a durar su entrenamiento? Tiro los ojos para atrás y esta vez le presto atención a la tele, pero enseguida me aburro y entro a WhatsApp, me dirijo al chat con Enzo y veo la última hora. Está en línea y a los dos segundos se desconecta. Que sueñe si piensa que le voy a contestar hoy un mensaje, hasta mañana no le pienso hablar.
Suspiro largo y ahora le mando mensaje a Caro "Ya venís?", no pasan ni dos minutos y me suena el celular varias veces. Ignoro el de Enzo y abro el de Caro.
No me acordaba que era así de intensa la pendeja esta. Corro a abrirle la puerta antes de que rompa más las pelotas.
—Al fin, hace media hora que estoy afuera.
—Ay, qué decís, exagerada de mierda que sos. Pasá antes de que te meta un boleo en el culo. —amenazo y la hago pasar hasta el comedor donde estaba tomando mates.
—Poné la pava y cambiá la yerba -me ordena y con disgusto le hago caso—. ¿Y para qué me rompiste tanto la existencia para que venga rápido? —la oigo cuando llego a la cocina.
—Chisme, chisme.
Después de haber cambiado la yerba y calentado el agua vuelvo a mi lugar para dejarle las cosas a ella para que cebe los mates. Prendo mi celular y por la barra de notificaciones le muestro el mensaje de Joaquín. Me arrebata el celular y se queda leyendo un rato.
