𝐑𝐄𝐓𝐔𝐑𝐍 || 𝚁𝚒𝚌𝚔 𝙶𝚛𝚒𝚖𝚎𝚜

05.

Me removí en la silla, el Consejo estaba frente a mí. Mi pie subía y bajaba con rapidez mientras ellos discutían y refutaban cada palabra que salía de mi boca.

— No hay manera de que eso sea cierto.— Gabriel negó.

— Sé lo que oí. — lo contradije.

Estábamos en el edificio principal desde hace una hora, interrogándome como si esto fuera una maldita comisaría.

— ¿Estás mintiendo? — Rick se apoyó en la mesa.

— No me creas si no quieres.— fruncí mi ceño.— Pero ahí fuera hay una amenaza real.

—Tú eres la amenaza.— Laura habló y yo solo rodé mis ojos, exasperada.

— Rick,— lo llamé.— creíste que los malditos muertos hablaban y te lo estoy confirmando.— solté, pero él entrecerró sus ojos.— Bien, trátame de mentirosa, pero ¿no le creerás a tu propia gente?

Mordió sus mejillas internas, pensando en mis palabras e iba a decir algo, pero sus labios volvieron a cerrarse, por lo que dejé salir un suspiro pesado.

— Dice la verdad, Rick. —Rosita dijo casi arrastrando sus palabras.— Digo, ella no me agrada, pero lo que dice es totalmente cierto.

Mantuve mi mirada neutra, nadie parecía creer por completo la historia y, si lo hacían, disimulaban.

— Pondremos más vigilancia alrededor de la comunidad, — sentenció el líder.— descubriremos qué es lo que está pasando.— todos asintieron.

— ¿Qué más sabes? — Michonne me preguntó.

— No se alejan con facilidad.— fue lo único que dije.

— ¿Y? — insistió. —¿Qué más?

— Nada, no sé qué más quieres que te diga.— apretó su mandíbula al oírme.

— Claro.— Laura rió con ironía.

— Estaba ocupada evitando que los muertos la mordieran y la devoraran.— fruncí mi ceño, señalando a Rosita.— Lamento no haberme podido quedar a conversar con los caminantes un poco más.

Laura lamió sus labios y se preparó para hablar, pero Rick fue más rápido.

— Envía un grupo de hombres al bosque, que investiguen. — se dirigió a Michonne.

— Bien.

— Yo me encargaré de advertir a Hilltop y a El Reino.— se enderezó. — Vayan, la junta terminó.

Me puse de pie, haciendo una mueca al sentir el dolor en mi cuerpo.

Menos de dos semanas aquí y ya tenía muchas más heridas que todas las que tuve cuando era oficial.

Pude sentir una mirada sobre mí y giré mi cuello un poco, encontrándome con dos pares de ojos.

— ¿Qué? —pregunté cuando pasaron unos segundos y ninguno habló.

— Nada, nada.— Eugene miró hacia otro lugar y yo entrecerré mis ojos.

Se había mantenido callado durante toda la sesión, pero se veía nervioso con mi presencia.

Él no había cambiado mucho.

— ¿Cómo es que estás viva? — Rosita preguntó.

Directo al grano, vaya.

— Rick no apuñala tan bien como alardea.—escuché el suspiro fastidiado del líder.

— No sabe quedarse muerta.— dijo él con seriedad.