09.

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Lancé a un costado del camino el bastón que estaba en mis manos y limpié la sangre que había escurrido en ellas en mi polera. Había estado casi toda la mañana eliminando muertos de la entrada de Alexandria y por fin todos los cuerpos estaban en el suelo.

Pasé el dorso de mi mano por mi frente y quité el sudor que caía por ella producto del calor y de la poca brisa que corría.

— Toma, aquí.— Aaron me tendió una botella de agua, miré su mano y luego la botella, para aceptarla sin decir nada.

Vacié un poco del contenido en mis manos y luego bebí.

— Te ves terrible.— mencionó, señalando mi ropa cubierta de sangre y restos de caminantes.

— Vaya, gracias. — sonreí con algo de cinismo.

— Ven conmigo.— comenzó a caminar y me quedé quieta en mi lugar.— Vamos, Maxine.— me ordenó.

Suspiré audiblemente y me limité a seguirlo. Pocas eran las veces que podía moverme por Alexandria sin tener mis manos atadas y eran solo cuando Aaron supervisaba mis tareas.

— ¿A dónde vamos? — me atreví a preguntar.

— Necesitas tomar una ducha.— observé mi ropa y contraje mi ceño. —Sin ofender.

— Claro, claro.

Me encaminó hacia una de las casas, pero me detuve en la puerta, sin querer ir más allá.

— ¿Por qué te detienes? — abrió la puerta.— ¿Qué pasa?

— ¿Rick...te pidió que me trajeras aquí?

Aaron me observó con cuidado y luego pasó una de sus manos por su barbilla.

— No. — negó.— Te lo dije, necesitas una ducha.

Busqué en su mirada algo que me pareciera extraño, pero no lo hallé.

— ¿Quieres...por favor, pasar antes de que alguien nos vea? — miró hacia los alrededores.— Maxine...—me advirtió.

Miré hacia otro lugar, pero me adentré en la casa, pasando por su lado y observando la primera habitación.

Casi había olvidado cómo lucía una casa normal...

— Te traeré una toalla y algo de ropa.— me ofreció al cerrar la puerta.

Me quedé de pie en la sala y mis ojos se pasaron por la pared frente a mí, cubierta casi en su totalidad con matrículas de autos, de la mayoría de los estados del país.

— ¿Qué hacemos en tu casa, Aaron? — pregunté luego de unos segundos. 

— Ahí está el baño, tómate el tiempo que quieras.— ignoró mi pregunta y colocó una toalla en mis manos.

Apreté mi mandíbula, pero asentí y caminé hacia donde me había señalado, entré en la pequeña habitación y encendí la luz, encontrándome de frente con mi reflejo. Toqué mi rostro al ver las cicatrices que habían quedado en él, producto de todas las peleas, golpes y caídas, algunas líneas de expresión se marcaron a los costados de mis ojos, por lo que suspiré.

Me deshice de la ropa cubierta en restos de caminantes y entré en la ducha, abriendo la llave del agua y dejándola caer sobre mí. La sensación de las gotas en mi piel era casi extraña, no podía recordar la última vez que había podido tomar una ducha de manera tranquila.

Escuché que abrían la puerta.

Te dejaré la ropa aquí afuera.— pude ver la sombra de Aaron a través del cristal que nos separaba y detuve el agua.

𝐑𝐄𝐓𝐔𝐑𝐍 || 𝚁𝚒𝚌𝚔 𝙶𝚛𝚒𝚖𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora