03

628 72 19
                                    


- Umh

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


- Umh... Lo lamento, no fumo - respondió ChaeWon con los nervios al cien, pero tratando de sonar muy normal-. Pero... Hay una tienda de conveniencia a un par de calles, ahí podrías conseguir uno.

- ¿En serio? Suena bien - habló la rubia levantándose del rechinante columpio, Chae la vio caminar un par de pasos, pero después se detuvo y volteó la mirada, con curiosidad en los ojos -. ¿No vienes?

- ¿Y-Yo? - preguntó la pelinegra -. ¿A dónde?

- A la tienda, claro. No soy de por aquí y no conozco todo muy bien. Creo que sería muy amable de tu parte si me acompañaras.

ChaeWon mordió su labio inferior -. Mamá dice que no debo acompañar a quienes no son de por aquí.

- Seguro tu madre también te dijo que no debes hablarles, y mira, estamos teniendo una conversación - dijo la desconocida formando una diminuta sonrisa -. Vamos, no tienes doce años, desconozco cómo llegar y necesito fumar esto. No te secuestraré, lo juro - la chica que evidentemente era más alta que ella, juntó las manos a modo de súplica de forma cómica.

Durante unos segundos, ChaeWon pensaba en negarse e ir de regreso a casa. Su madre, como a todas las personas se les había educado, le especificó desde pequeña que no debía hablar con desconocidos, ni siquiera acercarse a ellos.

Sin embargo, ahora se encontraba caminando por las oscuras calles de aquel vecindario, con una rubia a su lado -a la que ni siquiera se había atrevido a preguntar su nombre aún- y guiándola a comprar el tan ansiado encendedor.

El silencio se hizo presente durante todo el trayecto, pero los ruidos de los autos pasar lo hacía menos incómodo, a fin de cuentas solo acompañaba a la chica para que no se perdiera, no necesitaba hablar. Mientras ChaeWon tomaba un par de fotos con su cámara para luego revelarlas agitando un poco el papel y por último, con una sonrisa de satisfacción, guardarlas en el bolsillo que llevaba para no perder el objeto preciado. No más de cinco minutos después ambas llegaron a una tienda algo solitaria por la hora con un par de focos encendiéndose y apagándose en señal de que estaban dañados además de un fuerte olor a licor y alguna que otra sustancia ilegal siendo consumida por unos cuantos tipos y tipas sentados a la puerta de esta.

Fueron a una tienda en un barrio de mala muerte, ya que en donde estaba su casa no había tiendas abiertas a tal hora, a comparación de donde se encontraban que tenía un enorme letrero en letras rojas y azules que señalaba estar en servicio las veinticuatro horas. Ese barrio estaba pegado a el suyo, pero ella nunca iba ahí ya que su madre se lo prohibía. Pensándolo bien, su madre controlaba mucho sus acciones aunque ya no fuera una niña. Sacudió la cabeza.

"- Ahí sólo podrás encontrar gente drogándose y alcohólica. No te conviene juntarte con ellos, hija."

Básicamente lo mismo que había en las reuniones sociales a las que su familia era invitada, exceptuando las joyas y casas lujosas.

Strawberries & Cigarettes | PurinzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora