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Sus dedos se pasaron por su pelo mientras la veía como si fuera lo más interesante del mundo. Pronto las lágrimas inundaron su rostro, no hacía ningún ruido, no sollozaba. Nada. Solamente lloraba y lloraba mientras ChaeWon la apreciaba, asustada.

— ¿YunJin...?

— Vámonos de aquí.

ChaeWon formó en su rostro confusión —. ¿Del parque? Bueno, podemos ir a mi casa y...

— No — la interrumpió la rubia con voz seria a la vez que su llanto era aún más notorio mientras acunaba el rostro de la menor entre sus manos —. Escapemos. Vayámonos de aquí, podemos conseguir un lugar con nuestros ahorros y... Salgamos de aquí, de Seúl, del mundo.

ChaeWon observaba todo con asombro, cómo YunJin le hablaba con súplica en todas y cada una de sus palabras, la inminente e inevitable ruptura de todo lo que construyeron, las ganas de salvarla a toda costa.

¿YunJin sabía a lo que se enfrentarían? La escuela, sus vidas... Sus padres.

— ¿Qué ocurrió, YunJin? — pregunté con el último grado de esperanza de conseguir la razón de todo lo que estaba sucediendo, tan rápido que no estaba segura de haberlo procesado. El corte en la piel de YunJin la alertaba, pero todo quebrándose a sus alrededores la hacían sentir vulnerable.

— No importa lo que haya pasado... Por favor, vámonos.

— Esto es una locura — murmuró ChaeWon negando con la cabeza mientras metía ropa a una maleta que encontró en casa de forma apresurada y con las manos temblando

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— Esto es una locura — murmuró ChaeWon negando con la cabeza mientras metía ropa a una maleta que encontró en casa de forma apresurada y con las manos temblando.

YunJin estaba haciendo lo mismo en su casa. Ambas acordaron q la rubia pasaría por la menor treinta minutos después en el auto de su padre para así poder irse.

ChaeWon accedió. Algo llamado sentido común le decía que no estaba bien huir simplemente mientras sus padres no están en casa como cada noche de copas, pero analizando la situación, no supo qué más hacer.

Y es que si veía desde otra perspectiva, su situación actual era una completa mierda. Ninguno de las dos era feliz estando con sus familias —o lo que quedaba de ellas—, el ambiente era estúpidamente oscuro y no podían seguir viviendo así.

Aunque si lo veían por otro lado, ¿quién les asegura que esa era la forma correcta de sobrellevar las cosas? ¿Quién le aseguraba que simplemente estar con YunJin estaba bien?

ChaeWon no estaba confundida respecto a sus sentimientos, no la malinterpreten, pero ella misma sabía que las relaciones amorosas no tenían la felicidad asegurada. ¿Qué tal si todo fracasaba?

¿Algo aún peor? Ni siquiera estaban en una relación.

No es que ChaeWon no quisiera, por supuesto que no. Simplemente había sido muy tímida en ese aspecto. En cambio, YunJin siempre era quien tomaba la iniciativa y siempre la apoyo en todo, con esa personalidad extrovertida y sin miedo al qué dirán. ChaeWon, por otro lado, demostraba su amor adorando a YunJin como adoraba a lo más preciado del mundo. Lo más preciado de su mundo tenía el pelo rubio, sonrisa muy linda y los ojos más bonitos que vio nunca antes.

YunJin despertaba en ella ese sentimiento que para muchos el solo hecho de mencionarlo les causa tristeza, euforia, compasión... YunJin despertaba amor.

Pero no. ChaeWon era una miedosa y cobarde que le daba miedo dar el siguiente paso por temor a que su boca se secara y terminara tartamudeando estupideces.

Honestamente, entre pensamientos, no sabía qué estaba haciendo ni por qué lo hacía, pero estaba segura de que también quería seguir a YunJin en esta decisión, como en cualquier otra que implique su felicidad.

Guardó prendas importantes, artículos de higiene y un par de zapatos. Sólo le faltaban objetos importantes que estaban sobre la mesa de noche.

Al acercarse a ella observó la leche de fresa que había comprado el día anterior. Sonrió irónicamente y la abrió cuidadosamente. La alzó al aire y dio un trago.

Observé una foto familiar que su madre puso en un portarretratos junto a la lámpara y la tomó entre sus manos para observarla. Todos lucían felices, su papá con una brillante sonrisa mientras la cargaba a la corta edad de cuatro años, su madre al lado viéndolos con ternura.

La destrucción emocional no nace únicamente de una relación amorosa con otra persona. ChaeWon nunca fue maltratada físicamente, pero fue abandonada, desde su infancia hasta cuando más lo necesitó. Sus padres siempre impusieron la importancia de los negocios en ese hogar, dejando claro que eventos como su recital de guitarra en cuarto grado o la vez que se lastimó la rodilla y tuvo que ser enyesada podía esperar, así como que el hecho de no juntar su corazón con alguien a su conveniencia merecía su marginación.

Devolvió la foto a su lugar, sin embargo la acomodó boca abajo de modo que no se viera. Suspiró y tomó lo que le faltaba para cerrar la maleta.

Tras finalmente agarrarla y colocarla en el suelo para comenzar a rodarla, tomó la perilla de la puerta y miró atrás por última vez.

El ver la habitación donde tuvo tantos momentos geniales le hacía querer echar todo por la borda y rechazar huir, pero no, se mantuvo firme ante sus principios.

«Haz lo que creas mejor, ChaeWon.»

No podía evitar pensar en su madre, mas la decisión estaba tomada y se aferró a ella tanto como estaba aferrada a YunJin.

Bajó las escaleras y se posó frente a la puerta, el pitido de un claxon sonó afuera. No tomó sus llaves puesto que no volvería a utilizarlas, simplemente puso el seguro por dentro y salió sin vacilar.

Observó el auto de YunJin quien la esperaba para meter su maleta en la cajuela, le sonrió un tanto débil y subió al auto. Cuando ella hizo lo mismo en el asiento de piloto le acarició la mano suavemente y le dio un beso rápido.

— ¿Estás segura de que quieres hacer esto conmigo?

Suspiró de nuevo.

— Sí.

Strawberries & Cigarettes | PurinzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora