Espada I

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1992...

—Profesor Dumbledore, ¿cómo pude sacar la espada del sombrero?

—Oh, Harry, ven y acércate. Lee lo que está escrito en la hoja de la espada.

—… «Godric Gryffindor»... Espere, esto quiere decir… ¿E-esta espada es del fundador, Godric Gryffindor?

—Correcto. Esta espada, Sr. Potter, le perteneció al fundador de Gryffindor y solo puede portarla un verdadero estudiante de Gryffindor: solo uno que cuente con un gran valor y temple es capaz de invocarla.

—…G-guau… Entonces, si yo la necesitara… ¿la espada vendrá a mí?

—Hmn, pregunta curiosa. Esta espada te ayudó en el momento más difícil que has tenido ahora; pero lo curioso, Sr. Potter, es que algunas veces, en los momentos más increíbles suceden cosas… fuera de nuestra compresión. Porque la magia al final de todo es única.

—… Ya veo… Muy bien, señor, me alegro que la espada me haya ayudado cuando peleé contra él basilisco. Aunque espero que no vuelva a suceder, quiero tener una vida tranquila… Además, ¿en qué momento podría yo necesitar usar una espada otra vez?

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Tres años después…

El Velo de la Muerte. Un artefacto desconocido que se encuentra en lo más profundo del Departamento del Misterio, un lugar donde hubo una batalla entre dos fuerzas: donde bien y mal se enfrentaron. Y todo ocurrió por la falta de sentido común de un niño, un chico que solo quería salvar a alguien querido.

Él no buscó ayuda adulta o investigó muy bien lo que sucedía, se dejó guiar por sus instintos y junto a sus amigos se embarcó hacia aquel lugar para salvar a su padrino; pero resultó ser una trampa y él como un tonto cayó en ella.

Él era un tonto, un idiota.

Y ahora por sus errores otros estaban pagando. Él peleó sin miedo y con valor contra el grupo terrorista. No peleó solo, sino que fue apoyado por un grupo de personas que creían en él, su padrino incluida dentro de ellas. Pero desgraciadamente, como siempre la suerte no estaba de su lado, y fue espectador de cómo su padrino fue asesinado y enviado al Velo de la Muerte.

Frente a sus ojos, perdió a la persona que muy bien podría haberle dado buenos recuerdos de una familia.

Fue una escena desconsoladora, la primera vez que perdía a alguien que amaba por su propia culpa en lugar de por simplemente las circunstancias. Descorazonado, gritó y lloró ante tal perdida.

Y fue entonces que sucedió el momento en que todo cambió. Ira y tristeza llenaron su corazón y eso lo motivó a moverse. Otra persona no lo habría hecho; pero este chico era un tonto; este chico era un idiota: al final simplemente no se podía negar esa verdad. Y como un idiota, él hizo una idiotez:

Él saltó hacia el Velo de la Muerte con el único deseo de intentar salvar a su padrino.

Él era un tonto. Si hubiera sido una persona normal y hubiera estudiado todo sobre la cultura del Mundo Mágico entonces sabría que el Velo de la Muerte era una puerta a un territorio desconocido y así con sentido común él no habría saltado.

Pero al final de todo, eso no importaba. Ese chico simplemente saltó

—¡SIRIUS!—gritó Harry con fuerza.

No podía saberlo, pero él se encontraba en el límite entre la vida y la muerte: el Mundo Astral. Poco le importaba. Simplemente se dedicó a buscar a su padrino. Desgraciadamente, el lugar estaba lleno de niebla, y él no podía ver nada, y aunque su sentido común le estaba diciendo que su padrino había muerto, él siguió adelante con terquedad. Y como consecuencia, sin saberlo perdió algunos recuerdos.

Harry Potter, Rey de Espada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora