━━El príncipe aemond no sabría decir que fue lo que lo llevó a regresar a aquel bosque, quizás era la fascinación que sentía por aquellos dragones o el profundo interés que sentía por aquella mujer. Sea lo que fuera al día siguiente no dudo en mentirle a su madre para darse una pequeña escapada. Por suerte recordaba el camino así que no le fue muy difícil llegar al pequeño claro donde estuvo el día anterior.
El hermoso dragón plateado se encontraba recostado en el medió del claro, y a tan solo unos metros de él se encontraba la extraña mujer sentada en un tronco mientras afilaba su espada.Probablemente no fue tan silencioso como pretendía ya que esta no tardó mucho en levantar su mirada hacia el.
-principito, si volviste- dijo curiosa la joven.
-creíste que no lo haría- afirmó el niño indignado a lo que ella lo miró divertida.
-si lo piensas estás completamente solo en un bosque con una mujer a la que no conoces que ayer mismo amenazó con cortarte la garganta y tiene dos dragones, perdóname por dudar-exclamo soltando una pequeña risa.
Si bien el príncipe aún desconfiaba de la muchacha le emocionaba saber más de los látigos afilados, por lo que no dudó en sentarse junto a ella.
El tiempo fue pasando y con ello las horas se transformaron en días, el príncipe escapaba todos los días del castillo para visitar a la misteriosa mujer, quien tras escuchar de sus innumerables intentos por domar un dragón empezó a impartirle clases que lo ayudarían cuando llegara su momento de reclamar uno.
Al inicio le enseñó algunas frases en alto valyrio para tratar con un dragón además de darle consejos sobre lo que debía o no hacer cuando se encontrará frente a uno.
-no debes precipitarte, que un dragón te deje acercarte a él no significa que te permitirá montarlo- exclamó la mujer un día mientras paseaban por el bosque- antes debes ganarte su confianza, demostrarle que no quieres lastimarlo.
-y si el quiere lastimarme a mi- pregunto el niño.
-si su intención fuera lastimarte desde un principio no te permitiria acercarte a él, a no ser claro que no te considere digno de su atención y simplemente preferiría ignorarte- dijo confiada mirando al niño- pero seamos sinceros son pocos los dragones que ignoran la presencia de una buena comida- exclamó ligeramente divertida dedicándole una sonrisa al niño.
Además de sus consejos como anteriormente había prometido continuó contándole y explicando cosas sobre los látigos afilados.
-se extinguieron durante la época de la antigua Valyria o eso creían todos hasta que hace unos año aparecieron 3 huevos de látigo afilado- le contó mientras encendían el fuego de la fogata- el antiguo rey Jaehaerys Targaryen mandó a hacer un castillo al que llamaron el templo de plata ahí enviaron a las tres crías de dragón que con el tiempo se aparearon entre sí y tuvieron más y más huevos salvando a la especie de la extinción-explicó mientra el príncipe la escuchaba atento a cada una de sus palabras- también enviaron a algunos entrenadores de dragones que eran de su total confianza para cuidarlos y junto con ellos viajaron sus familias.
-porque solo envió a los de confianza- preguntó el príncipe dubitativo.
-como te había dicho antes muchos les temen y buscaban acabar con ellos, desgraciadamente matar a una cría de dragón es extremadamente fácil ya que son incapaces de volar y producir fuego.
Cuando más aprendía más se emocionaba según le había explicado la misteriosa mujer, quien hasta el día de hoy se negaba a decirle su nombre, con el tiempo no solo los dragones aumentaron en cantidad sino también los entrenadores a los que se empezaron a denominar sukeys al haber viajado con sus familias estas se asentaron alrededor del castillo permitiendo que los padres les transmitieron su amor a los dragones a sus hijos creando toda una comunidad que se dedica a protegerlos. Algunas de las personas que habitaban allí lograban conectar con un látigo afilado, por lo que se permitió que aquellos que crearán un vínculo con el dragón los conservarán como propios más allá de su rango. Claro que entre estos afortunados se encontraba la pelinegra.
-si miras con atención sus ojos notaras que tiene una pequeña línea bajo este- explicó la mujer mientras sostenía la cabeza de su dragona bebé quien se encontraba en su regazo - esa línea significa que sus lágrimas son venenosas, así que debes tener cuidado- explicó sentada junto al príncipe- la mayoría no lo posee pero nunca está de más saberlo- comentó mientras el príncipe acariciaba a la dragona quien con el tiempo le había tomado mucho cariño al príncipe.
-es normal que lloren- pregunto curioso mirando a la pequeña dragona, quien recientemente se había enterado que se llamaba Kiraghatay.
-por lo general no solo si están extremadamente tristes o si su Jinete se los pide para obtener el veneno- exclamó tranquila mirando la interacción de ambos pequeños. Le alegraba que se llevarán bien, aunque de cierta forma era una pena, si ella no tuviera un vínculo con Kiraghatay probablemente le habría permitido al niño conservarla.
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𝐴𝑅𝐺𝐸𝑁𝑇𝑈𝑀-(𝑎𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛)
Diversosᴛsɪʟʟᴀsʜ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ɴᴏᴍʙʀᴇ, ɢᴜᴀʀᴅɪᴀɴᴀ ᴅᴇʟ ᴛᴇᴍᴘʟᴏ sᴀɢʀᴀᴅᴏ ʏ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀᴀ ᴅᴇ ʟᴏs ʟᴀᴛɪɢᴏs ᴀғɪʟᴀᴅᴏs, ʟᴀ sᴀɴᴛᴀ ᴅᴇ ғᴜᴇɢᴏ, ʟᴀ ᴍᴀᴅʀᴇ ᴅᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴᴇs ʏ ᴅᴀᴍᴀ ᴅᴇ ᴘʟᴀᴛᴀ... Aemond targaryen x oc