¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━Tras el incidente de los príncipes en el templo de plata, la joven princesa le insistió efusivamente a su abuelo y padre que se quedarán un tiempo más en el templo. Si bien a su padre no le entusiasmó mucho la idea, pero su abuelo ya le había dado su consentimiento, por lo que no había nada más que hacer.
Todos los días Tsillash salía temprano en la mañana antes de iniciar sus lecciones y se acercaba a la zona de dragones, para visitar a su dragon salvador.
A decir verdad al látigo afilado no parecía molestarle su presencia, sin embargo tampoco le prestaba demasiada atención limitándose a ignorarla durante sus visitas matutinas. Debido a esto la joven únicamente se sentaba a un par de metros del maravilloso ser y leía en voz alta un libro, para que ambos pudieran disfrutarlo.
Esa fue su rutina por aproximadamente un mes, yendo todos los días sin falta, algunas veces incluso Daemon la acompañaba, aprovechando el tiempo para practicar sus habilidades con la espada mientras escuchaba a su hermanita leer.
Ese día como ya era costumbre Tsillash se había levantado a la misma hora de siempre y una vez elegido su libro se encaminó hacia donde siempre se encontraba Nedakh. El dragón la vio llegar y sentarse a unos metros de él, para posteriormente sacar un libro viejo y desgastado.
-hola Nedhak, cómo estuvo tu noche- dijo la pequeña mirando al dragón, quien volteo la cabeza en dirección contraria a ella- hoy traje algo diferente para leer, viserys me lo dio es un libro en alto valyrio narra la historia de Valyria-explicó feliz la pequeña.
Su alto valyrio dejaba bastante que desear, pero la pequeña aún estaba aprendiendo por lo que se esforzó en leer mientras practicaba su pronunciación.
Cuando ya iba por la quinta página, vio como el látigo afilado se paraba. Ella pensó que él se alejaría ignorándola, como hizo un par de veces durante sus primeras visitas. Sin embargo, grande fue su sorpresa cuando Nedhak se acercó hasta donde ella se encontraba, recostados a su alrededor.
Pasmada la niña miró hacia la cabeza del dragón, quien se encontraba mirándola fijamente mientras la envolvía con su cuerpo. Ante el silencio el látigo afilado soltó un resoplando en dirección a la princesa, quien con una sonrisa entusiasta continuó leyendo en alto valyrio.
Ese día Tsillash faltó a sus clases, por lo que alarmados su padre y hermanos se dirigieron hacia la zona de dragones, temiendo que este se hubiera cansado de la princesa. Para la tranquilidad de todos encontraron a la pequeña niña dormida a un costado del dragón, con un viejo libro entre sus brazos.
-gracias a los siete está bien- suspiró aliviado el príncipe baelon, mientras se acercaba a su hija.
-impresionante- exclamó uno de los guardianes del templo- Nedhak nunca deja que nadie se le acerque tanto.
-que esperabas ella es una targaryen-dijo orgulloso el príncipe daemon.
Intentando no hacer movimientos bruscos el príncipe tomó a su hija en brazos, para luego alejarse lentamente del dragón, quien en ningún momento apartó su mirada de él.
-claro que lo es, nuestra pequeña valkyria- exclamó Baelon mirando con cariño a su pequeña guerrera.
A pesar de que la niña no fuera completamente conciente de lo que estaba haciendo, quienes la vieran junto al majestuoso dragón sabrían que ambos estaban creando un lazo único.