En la ciudad de Fersloid todo era normal.
Lo que ocurría era habitual, y nadie se salía de si lugar nunca, no había crimen, y todos estaban siempre felices.
Naomi caminaba lentamente sobre el pavimento como siempre, yendo por la misma ruta de siempre, con la misma comida de siempre en su bolso.
Pero algo que no estaba en los planes sucedió, algo que no era habitual.
Un gran agujero en una pared, un agujero qué no estaba apareció repentinamente.
"..." La chica de pelo corto sale de su camino para observar el curioso fozo, parecía que no daba a ningún lado más que a otro agujero al suelo.
"Hey, alguien había visto esto?" pregunto la chica, para ser contestada por un gran silencio.
Ella luego recordó qué en este país todos iban por su camino, y nadie la iba a ayudar. Se enojo un poco, pensando que en realidad el ser así era un poco aburrido y peligroso en ocasiones, pero los pensamientos fueron rápidamente remplazados con un sonido casi demonico.
Tap... Tap... Tap... El sonido de gotas cayendo podían ser escuchados desde adentro de el pozo, seguido por un rugido parecido al de una bestia.
Naomi retrasa sus pasos, pero antes de que esto fuera posible, una mano sale de el monstruoso lugar y la agarra de la pierna.
"AYUDA!" grita la chica, pero recordó qué en esta ciudad, nadie sale de su papel para ayudar a alguien, nunca.
