ᴄᴜᴘɪᴀʀɪ | Spruan

05:00

—¿Cómo así que él también es un oso?—

—Ahhh... Bueno... Sucede que los osos son mis animales favoritos y me sorprende que haya varios por aquí—

Ari intento inventar algo lo más rápido que pudo y que sonara lo más creíble, pues por ningún motivo, aquel equipo debía enterarse qué ella trabajaba de cupido y que posiblemente había cometido el peor error de su carrera y no más era su primer día .

—Pues varios varios, no hay, solo somos nosotros dos— Aclaró Rubius.

—Es que de donde yo vengo no hay osos— Y en eso tenía razón, pues en los cielos los únicos animales que estaban permitidos eran los domésticos.

—¿De dónde vienes entonces?— Preguntó Quackity.

—¿Dónde es que me puedo quedar a dormir?—

Ari se vio obligada a cambiar de tema tan abruptamente, pues guardar ese pequeño secreto estaba siendo más difícil de lo que había pensando, sin embargo ese cambio de tema fue muy bien percibido por Quackity y Missa.

—Ahhh si vení, por mientras podes quedarte acá— Dijo Spreen mientras le enseñaba el camino a la chica a lo que sería su nueva habitación temporal.

[°°°]

—¿Tú crees que es sospechoso que no nos haya dicho de dónde viene?

—Tranquilo mi buen Missa, a veces no queremos que la gente se entere de nuestro pasado o de donde venimos, yo al principio lo sentí raro pero es bastante normal.

[°°°]

Un nuevo día comenzaba en ese mundo extremo y Juan se encontraba caminando en busca de alguna cueva con algunos cuantos diamantes, pues hace unos días, el casco de su armadura había pasado a mejor vida y con ese estilo de vida, no se podía dar el lujo de ir caminando por ahí sin su casco de diamante.

—Capo, ¿Cómo and... ¡¿Qué haces con un casco de hierro sin encantar caminando por ahí como si nada?!—

¿¡De donde chingados había salido el oso!?

—¡Qué te importa!— Quizá algo agresiva su respuesta pero pues era Spreen así que daba igual.

—Bueno yo tengo algunas piezas de armadura con prote III allá en la base.

—No quiero nada tuyo, seguramente le echaste una poción de veneno—

¿Era desconfiado? No

¿Era desconfiado con Spreen? Sí

Nunca se sabe lo que te puede llegar a hacer un tipo tan rencoroso qué aun recuerda que en su cumpleaños no lo saludaste aunque eso haya pasado hace años.

Iba a seguir su camino de no ser que la mano de Spreen lo tomo del brazo y lo obligó a cambiar de ruta.

—¡Suéltame!