Capítulo 7. Profano

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Paciencia, paciencia que esto solo se va a ir poniendo más oscuro, el western es un género lento, sin más que lo disfruten.

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Pecadoras.

O desviadas.

Eran términos con los que los pastores acostumbraban para nombrar a las mujeres como ellas, que sentían atracción hacia personas de su mismo sexo, pero Lena y Kara no lo habían elegido.

Hace catorce años, cuando se conocieron en aquella feria en París y se dieron su primer beso, el señor Luthor casi se volvió loco, sin embargo, eso no disuadió a la rubia que incluso cuando todos volvieron a América siguió buscándola.

La, en aquellos tiempos, pequeña Zor-El, entendía las motivaciones del hombre ya que las mujeres que eran atrapadas cometiendo estos actos, eran encarceladas, enviadas a psiquiátricos o conventos, las que no, eran acechadas por "buenos cristianos" que las acorralaban, abusaban de ellas en repetidas ocasiones y luego las asesinaban como un ejemplo; por eso comprendía el por que el señor Luthor haría lo que fuera para evitar que su hija terminara sin vida y como una desconocida en una esquina.

Entonces le hizo una promesa, si le permitía a Lena irse al oeste, de donde ella venía y donde con sus propios ojos había visto a hombres homosexuales vivir sin ningún prejuicio, libres en las llanuras, a cambio Kara le juró que proveería a su hija, la amaría y lo más importante, que nunca dejaría nada malo le pasara.

No quiere ni imaginar lo que el señor Luthor sintió al recibir la carta de Dick, informándole que su hija estaba muerta. Kara le había fallado. De cualquier forma, no hay tiempo de enviar otra carta, Lionel Luthor estará en Midvale antes de que pueda recibir la aclaración.

La rubia suspira con pesar mientras sale del cobertizo de su amante con una maza de 20 libras, baja las escaleras en encontrando a Lena sentada en su silla con la mirada perdida, ha estado así desde hace dos días que regresó.

-Ya la tengo, vamos- anuncia y su amante se vuelve hacia ella, como si cada célula de su cuerpo reaccionara a su voz.

Al fin tendrá que hacer lo que más ha temido la sheriff desde que volvió: salir y enfrentar al mundo; ayer en la mañana, Dick había tenido que lidiar con la gente amontonada afuera de la comisaría cuando los rumores del que ella estaba viva.

La gente lo había escuchado de William Day en la taberna, no era normal que alguien se levantara de entre los muertos, por lo que su "resurrección" causaba intriga, lamentablemente no de la buena, en la lógica de los pueblerinos no puede ser otra cosa más que obra del diablo y Lena está de acuerdo, ni ella se explica lo que sucedió.

Kara tiene el valor de salir primero, la gente se le acerca, pero una mirada su rostro enojado y a la masa en sus manos provoca que la gente tome su distancia, al menos unos pasos. Justo detrás de ella sale la sheriff Luthor, los pasos se convierten en uno, pero nadie la cuestiona directamente solo hay murmullos.

Aunque se reducen a "Esto no es natural"

No. No lo es.

-Si no quieren que los arreste por trifulca, más les vale comportarse- amenaza Dick desde la puerta.

Las personas voltean a verlo, y muchas se dispersan, querían un hombre al mando, no les queda más que obedecer, mientras ka cazarecompensas arroja la masa bruscamente sobre una carretilla antes de cargarla. Son dos advertencias, sin embargo, los más insistentes caminan a una distancia segura de la pareja que sigue por la calle principal.

-Levanta la mirada- le susurra la rubia.

Cierto, si, Lena sigue siendo la sheriff y todos estos dulces ciudadanos se la comerán viva si demuestra debilidad, por lo que alza el mentón, evitando esconder su mirada. El reloj sobre el ayuntamiento marca las tres de la tarde cuando llegan al cementerio, el cielo está cubierto de nubes negras, la primavera trae muy necesarias lluvias a la tierra seca.

El revolver bajo la faldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora