Capítulo 9. El vigía

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Por suerte para ustedes (y para mí) no escribo drama, no tengo paciencia para ese tipo de tramas, ésta es una historia de aventuras y aventuras va a haber, sin más que lo disfruten.

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No hablaron mucho después de eso, durmieron ciertamente, pero la prioridad estaba en llegar a las montañas para poder cubrirse con su velo y tener algo privacidad.

La cabalgata por las laderas no les era del todo desconocida, eran caminos que la cazarecompensas usaba con frecuencia cuando iba tras algún criminal y aunque Lena llevaba más tiempo asentada en Midvale, solía patrullar su área circundante, además desde que se mudaron juntas era donde solían escaparse para pasar un tiempo a solas.

Los recuerdos las embargan mientras instalan su segundo campamento con el sol cayendo por el horizonte.

-¿Recuerdas cuando nos conocimos?- le pregunta Kara armando la carpa bajo la que dormirán.

Lena que le está dando agua a los caballos, la mira sobre su hombro.

-¿Cómo olvidarlo?- cuestiona con una sonrisa.

-Estabas haciendo algo muy parecido a lo que estás haciendo ahora.

-Cierto.

La pareja se reúne poco después cuando ya todo está listo, al pie de su pequeña fogata esperando a que su cena se cocine, rememoran aquellos tiempos.

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París, Francia 1867

La familia Luthor visitaba la capital europea por ser sede de una sus famosas exposiciones internacionales, la cumbre del intelecto e inovación se reunía ahí y era bien sabido que para conocer las herramientas más modernas se debía visitarla al menos una vez en la vida.

Lena estaba emocionada, no solo por salir de la mansión en Irlanda, si no por el viaje en barco, las nuevas tierras, los idiomas extranjeros. Junto a su madre recorrió los pasillos con los ojos llenos de asombro por las maravillas que la mente humana era capaz de crear, entonces vieron un colorido cartel con el dibujo de una persona vestida de manera extraña.

"El gran show del salvaje oeste de Bruce Wayne"

Kara en cambio había crecido en Midvale como hija adoptiva de los Danvers, sin embargo, su hermana acababa de comprometerse con el terrateniente Maxwell Lord, y su dote fue toda la granja. La rubia ahora debía buscarse un lugar, aunque Max era agradable y la invitó a quedarse, ella sabía que la vida doméstica no era lo suyo todavía, era una adolescente, así que se juntó más con sus amigos, Barbara Gordon, hija del sheriff del pueblo y Dick Greyson, su protegido, Jimm viendo su fuerza decidió también enseñarle el oficio, por lo que le enseñó a sobrevivir, a valerse por su cuenta, ella y Dick eran sus aprendices, por lo que siempre iban con sus caballos detrás de él, esperando que el mejor tomara su lugar en su momento, él otro sería su subordinado .

Entonces la guerra civil terminó y el general Bruce Wayne buscaba hacer algo más con su dinero que armas, por lo que volvió a Midvale, pueblo natal de la esposa de su mejor amigo, cuyo hijo adoptó cuando ellos murieron y que había dejado a cargo de su compañero de batalla Jimm Gordon. El punto era invertir en carne, por lo que metió dinero en el rancho de los Gordon, aunque también quería hacer algo divertido, fuera del estrés de la guerra por lo que armó un circo itinerante mostrando las proezas de los cowboys las cuales conquistaron los corazones citadinos, gracias a su moderado éxito, Bruce decidió presentarlo en la exposición internacional, habría buenas ganancias.

La joven Zor-El, y Greyson como estrellas.

Decir que la niña Luthor quedó impresionada al observar aquellas acrobacias a caballo sería quedarse corto, con 15 años cumplidos, la equitación era una parte su educación, e incluso su padre le había regalado una potranca que nombró Dagda, como el dios irlandés, sin embargo, dado su fuerte temperamento, no le permitían montarla tan seguido como quería, o como aprendió después de la exhibición, como debía llevarse un caballo.

El revolver bajo la faldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora