6: Dos citas para cuatro

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Iwaizumi no quería ir. No le interesaba ni en lo más mínimo ser el mal tercio de la cita de su amigo con un desconocido de la fiesta, pero Hanamaki lo obligó a ir de todos modos.

Así que ahí estaba. El reloj marcaba las siete de la tarde y él pensaba en lo lindo que sería estar en su casa, probablemente durmiendo. Maki luce nervioso, no deja de mirar a todos lados. Espera ansiosamente que el chico que parece gustarle aparezca, lo que irrita a Iwa. Realmente odia esto.

—Ya cálmate. Pareciera que quieres orinar.

—¡Quiero orinar! —exclama en voz baja, haciendo reír al castaño—. ¡Estoy nervioso, imbécil!

—Esto es tan gracioso...

Dijo desviando la mirada, con una sonrisa. Hanamaki le dio un manotazo ofendido.

—Ya vas a ver... el que terminará riendo soy yo.

—¡Maki!

—Eso es imposible. No hay nada que...

La voz de Iwa cada vez va bajando más cuando ve acercarse a las personas que gritaron el apellido de su amigo. No le interesa ni lo más mínimo el chico que alza la mano, indicando que están ahí. Sabe vagamente que es quien que conducía el auto en su despedida con Oikawa.

Por eso mismo, se queda sin palabras cuando ve al castaño caminar hacia ellos con su irritante sonrisa. Se pregunta si Oikawa sabía que esto iba a pasar y por eso le quitó el anillo. Idiota.

—Hola, Iwa-chan.

—¿Qué haces tú aquí?

—Tenemos una cita en común.

Responde dulce, quizá avergonzado. Se ve bonito de esa forma.

—¡Es verdad que ya se conocían! —exclamó Maki—. Tú tienes el anillo de Iwa, ¿no? —Oikawa asiente—. ¡Já, te dije que yo iba a terminar riendo!

—Cállate.

—Bien, ¿por qué no seguimos hablando en un lugar de comidas? Muero de hambre.

—Ah, ¡Sí! Pero déjame presentarlos. Iwa, él es Mattsun. Mattsun, él es Iwa.

—Hola, un gusto. Mi amigo me habló de ti.

—Igualmente.

Mentira. Maki nunca le contó con quién saldría y después de salir corriendo de la fiesta, ni siquiera se dignó a contarle qué había hecho esa noche en su ausencia. Y lo quiere matar por eso, porque si le hubiese dicho antes, él no estaría ahora sufriendo por tener que ver a Oikawa; lo que en parte agradece porque teme por la tenencia de su anillo.

Sin embargo, ya sentados en la mesa del restaurante de comidas rápidas, puede ver que todavía está con él. Respira tranquilo ante eso, calmando sus miedos de que había perdido el regalo tan preciado de su abuelo.

—Y... ha pasado una semana de que nos vimos. ¿Cómo has estado?

El ambiente es incómodo. Iwaizumi quiere gritar por eso y Oikawa parece tener vergüenza, lo que en parte lo sorprende. ¿A dónde está el desvergonzado chico que conoció y que lo besó?

Siempre es vergonzoso hablar con alguien a quien le comiste la boca noches antes. No hay sentimientos de por medio, lo que incómoda la situación porque, al ver a la persona, recuerdas cómo vulgarmente sus lenguas se encontraron, mezclándose con el alcohol y quizás la lujuria.

—Bien... por suerte bien. ¿Tú? ¿Qué tal?

—Ah, bien.

Incómodo, otra vez. Iwa mira a Maki y a Mattsun en la fila para pedir la comida, charlando con sonrisas en sus bocas. Lucen tan felices que quiere matarlos por haberlos dejado solos.

Yo y mis estúpidas decisiones | Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora