11: Como si fuera su primera vez

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El tiempo sigue pasando y con ello, Iwaizumi y Oikawa se acercan más y más. Hay besos solamente, no se abrazan ni se toman de las manos, mucho menos actúan como novios, pero de vez en cuando les gusta besarse para recordar qué le gusta a cada uno del otro.

No ha sido difícil, para ninguno de los dos, admitir en silencio que se gustan. A Iwa al principio le molestó un poco aceptarlo, pero luego, observando a Oikawa y perdiéndose en los tantos besos que se han dado, se queda callado y lo acepta. Es un chico hermoso e increíble a pesar de irritarlo. Y Oikawa, que es más simple que otra cosa, no se sorprende de que le guste el desconocido de la fiesta. Iwaizumi es su tipo, él mismo lo dijo antes.

Sin embargo, ninguno de los dos va a abrir la boca.

Después de tanto tiempo, tienen una cita. Si bien los dos piensan que el otro cree que es una «salida», en su cabeza, ellos ya están en una «cita». Están nerviosos, tiemblan un poco y sudan cuando se encuentran el uno frente al otro. El anillo de Iwaizumi baila sobre el dedo de Oikawa, mientras que la pulsera que comparten sufre ser estirada por Iwa.

—¿Nos sentamos ahí?

—Seguro.

Es incómodo. Piensan que son estúpidos. Actúan con tanta vergüenza que se incomodan a ellos mismos. Los dos piensan y desean que esto tiene que cambiar, pero no saben dar el primer paso.

—El día está lindo...

—Sí...

—Y los licuados también.

—Y estaban baratos.

Silencio incómodo otra vez. Oikawa e Iwa se miran para hablar y al darse cuenta de esto, terminan riendo. Quizá así lograr calmarse un poco.

—Por alguna razón, estoy nervioso —Oikawa dice negando. Iwa asiente—. Me siento incómodo. ¡No sé de qué hablar!

—Yo igual —ríe—. Se siente como si fuera nuestra primera salida.

—Qué tontos somos.

—¡Sí!

Por suerte esa pequeña charla los salva del pozo en el que estaban cayendo. Comienzan a hablar de lo sorprendente que es la manera de actuar de una persona, luego hablan de cómo actúan ellos mismos cuando están avergonzados e incómodos. Oikawa dice algo tan tonto que termina desencadenando en un tema de su infancia, recordando su escuela primaria. Hablan tanto, conectando tantos temas, que el tiempo empieza a pasar y se dan cuenta que no necesitan besarse para sonreírse el uno al otro.

Las agujas del reloj marcan que son las ocho de la noche y ellos, como no prestan atención, se dan cuenta porque los aspersores se abren y comienzan a mojarse. Todo sucede tan rápido, que de en un segundo al otro, estallan a carcajadas mientras se levantan.

—¡Iwa, rápido, no te mojes tanto que te vas a resfriar!

—¡Sí, sí-Ah!

Ese es el fin. Oikawa se ríe con más fuerza cuando, en un intento por librarse del agua, Iwa corre y resbala, cayéndose. El mayor tranquilamente lo podría haber ayudado, porque cayó justo frente a él, pero es débil cuando ríe.

Tentado, se abraza a sí mismo en vez de acercarse a ayudar al chico que le gusta. E Iwa, molesto, avergonzado y aún así riendo, se arrastra lo suficiente para tirar de Oikawa y obligándolo a caer. Este ni siquiera se enoja, sigue riendo a su lado, mojándose y con barro manchando su ropa.

—¡Ahora los dos estamos en el suelo!

—¡Qué tonto eres!

La risa de Oikawa es realmente linda. Iwa piensa que podría escucharla todo el día y le sonríe, observándolo carcajearse en el suelo con los aspersores mojándolos.

Con dificultad, logran salir de esa zona.

—Iwa-chan, vamos a mi casa así te doy algo de ropa.

Dice Oikawa luego de tantas risas, secando su rostro con su camiseta. Iwaizumi asiente, cargando las cosas mojadas y con una sonrisa divertida. Esta cita queda para la historia; fueron tan desastrosos que no podrá olvidarlo nunca.

El interior de la casa de Oikawa es simple pero lujoso. Ignora cómo es exactamente para seguirlo, dirigiéndose a su habitación. No se sorprende cuando se entera que tiene un baño personal y que los armarios están adentro de las paredes. Le gusta un niño rico.

—Ah, Iwa, sería mejor que tomes un baño —Oikawa dice luego de unos segundos, devolviéndolo a la realidad—. O bueno, tomáramos. ¡Bañémosnos juntos!

Es tan despreocupado que lo sonroja. Iwa quiere contestar, pero tira la ropa a su cama y toma la muñeca del menor, llevándolo rápidamente a su baño.

—Oikawa, n-no es buena idea. No quiero incomodarte.

—¡No lo harás!

Exclama, tirando de él con la suficiente fuerza como para pegarlo a su cuerpo. Iwaizumi toma sus caderas y Oikawa descansa sus manos en su nuca, dando pasos para atrás hasta meterse en la ducha.

—¿Estás seguro?

—Sí, sí, Iwa-chan.

Sonríe antes de unir sus labios, calmando la ansiedad de los dos. Iwaizumi corresponde sin pensarlo, apretando suavemente el agarre sobre las caderas de Oikawa y este, acaricia su nuca, casi implorando más contacto.

Baja una de sus manos hasta llegar a las canillas de la ducha, abriendo el agua caliente y dejando que caiga sobre ellos, calentando así su cuerpo. Iwaizumi jadea ante estos y aprieta un poco más, robándole una risa nerviosa a Oikawa. No pasa mucho para que le quite su camiseta y luego el mayor se deshaga de la camisa de Iwa, tirándola afuera de la ducha. Son un lío de besos y a su vez, se sienten desesperados por tocarse.

Iwa tira del labio inferior de Oikawa antes de romper el beso. Nota que el mayor está acorralado entre la pared y sus brazos, lo que lo hace sonreír.

—Ah, Iwa, me dejarás respirar.

—Hablas mucho en momentos como este —bromea, desabrochando el pantalón del castaño. Este sonríe, acariciando su nuca y desviando su mirada—. ¿Estás nervioso, Oikawa? —Su tono es burlón.

—Un poco... déjame en paz.

Iwa ríe antes de acercar sus labios a su cuello, aprovechando la posición de Oikawa para dejar caer sus pantalones.

—¡Iwa, me haces cosquillas!

Exclama cuando sus manos acarician sus muslos. El menor no puede evitar reír, descansando su cabeza en su hombro. Oikawa sonríe, acariciando su espalda. Realmente le gusta este chico.

Yo y mis estúpidas decisiones | Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora