10: ¿Amigos o enemigos?

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Quedó en el equipo.

Y dos semanas después, ya tiene su primer sueldo.

Hinata no puede dejar de sonreír. Es la persona más feliz del planeta.

Entonces el día jueves, caminando adentro del subterráneo, se acerca al cantante. Este chico es realmente apuesto y vuelve a pensar que sería el ganador de algún concurso de cantantes y cosas por el estilo. Más con su belleza; sus ojos azules, su cabello azabache y su piel pálida, con una nariz refinada y su altura. Hasta ahora, piensa que podría ser cantante y modelo. ¿Qué hace cantando en un subte?

Aún así se acerca con una sonrisa avergonzada, con quinientos yenes en su mano izquierda. El cantante detiene su canción solamente para mirarlo mal. Hinata se sonroja.

—Yo... eh... hola.

—Si me vas a dejar dinero para después quitármelo, mejor quédatelo.

—¡Esta vez no lo haré! —exclamó molesto pero aún así avergonzado—. Te dije que te lo iba a devolver y aquí estoy.

—No lo quiero.

—Sí lo quieres.

—Entonces no lo necesito.

Hinata se agacha, dejando caer sobre el estuche de su guitarra los quinientos yenes.

—Claro que lo necesitas. Estás cantando en un subte.

—¿Y por eso automáticamente me consideras pobre?

El chico se agacha a su altura. Hinata ahora puede ver mejor sus ojos y se traga un suspiro, porque son realmente hermosos. Quiere matarlo, no es normal ser tan lindo.

—No lo sé. No te conozco.

El desconocido toma el dinero que le dio, el cuál es fácil de reconocer porque está doblado y acomodado. Hinata lo toma de vuelta y lo mira con el ceño fruncido, poniéndolo otra vez. Esto se repite muchas veces.

—Qué cansador eres.

—¡Mira quién habla!

Le sonríe con tanto sarcasmo que Hinata abre los billetes y los tira en el estuche, desordenándolos.

—¡Ahora no sabes cuáles son!

El chico pone los ojos en blanco, levantándose. Él hace lo mismo con una sonrisa victoriosa.

—¿A qué hora te vas?

El pelinegro luce cansado de él. Hinata lo observa tomar agua.

—Falta mucho para mi tren.

Hace una mueca.

—Entonces solo aléjate de mí.

—Prefiero esto antes que esperar impaciente al tren —Alza sus cejas, cruzándose de brazos—. Y a todo esto, déjame hacer una pregunta.

—No.

—¡Por favor!

—¡Que no!

—¿Por qué cantas en un subte en vez de ir a programas de casting para cantantes?

El chico le dedica una mirada cansada. Hinata necesita saber la respuesta. Realmente sigue sin entrarle en la cabeza su decisión.

—Porque no me importa cantar.

Se limita a responder, queriendo reírse ante la mirada confundida del pelinaranja.

—¡¿Y qué te importa entonces?!

—Vóley.

Ante el cantante, los ojos de Hinata brillan.

—¡Yo también!

Yo y mis estúpidas decisiones | Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora