Capítulo 4: Noche inesperada

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Estuvimos un tiempo más en la feria, veía como An me miraba de reojo, parecía preocupado, no me sentía bien, pero tampoco quería que dejaran de divertirse por mí.

—¿Ya te quieres ir?— Me preguntó An en un susurro.

—La verdad es que sí— Le respondí honestamente.

—Chicos, estoy cansado de seguir caminando, voy a regresar a casa, me llevo a Aruna conmigo— Afirmó y me llevó consigo.

En cuanto salimos de la feria di un gran suspiro, me sentía mejor, estaba agotada, solo quería regresar y dormir. An me acompañó hasta la casa.

—Gracias por traerme— Le agradecí, para después girarme y ver a mi abuela en el marco de la puerta.

—An, ¿No crees que es muy tarde para regresar a tu casa? ¿Por qué mejor no te quedas esta noche?— Le sugirió mi abuela.

—Está bien, señora Collins, no se preocupe, puedo regresar caminando— Respondió An.

—Insisto, quédate esta noche—

Después de eso, mi abuela le hizo un tendido junto a mi cama y le prestó ropa de mi abuelo para después irse a dormir. Se fue a cambiar al baño y cuando salió no pude evitar reírme por cómo le quedaba la ropa.

—¿El chico cool usa de pijama ropa de abuelo?— Bromeé, y An un poco indignado también se rió, después agarré mi reproductor para escuchar música.

Estaba cansada pero no quería dormir aún. Vi como An se acostaba, supuse que él también estaba muy cansado, seguía avergonzada por lo que había pasado en la feria.

Había pasado casi una hora desde que An se había acostado cuando me dió hambre; ya que había vomitado todo decidí ir por comida, con mucho cuidado me levanté tratando de no despertar a An y me dirigí a la cocina.

Al llegar a la cocina solo prendí una luz en lo que me preparaba un sándwich, en eso escuché unos ruidos que provenían de arriba; y sin pensarlo dos veces agarré el cucharón que estaba a lado de la estufa como arma.

—¿Qué haces?—  Escuche ese pequeño ruido y no dude dos veces en lanzar el cucharón hacia la dirección de donde provenía.

Afortunadamente era An y no fantasmas o un ladrón,  y desafortunadamente era él porque seguro amanecerá con un chichón en la cabeza. Lo bueno es que no gritó tan fuerte como para despertar a mis abuelos.

—¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué me lanzaste eso?— Me dijo An algo molesto pero sorprendido —No creí que fueras tan asustadiza—

—¡¿Y tú por qué merodeas en la oscuridad?!— Le contesté ofendida gritando en un susurro.

—Hey, calma, solo venía a ver qué haces; y al aparecer vienes por un sándwich, ¿puedes hacerme uno también?— Esto último diciéndome con ojos animados.

Me sentí mal por el golpe que le di así que accedí, al terminar nos fuimos a sentar a la barra.

Saque otro par de panes de la bolsa, iba a ponerle mayonesa, pero An me dijo que no le gustaba, era normal así que agarre el queso, pero An me dijo que no le caían bien los lácteos en la noche y el tomate no era de su agrado, mi paciencia se agotó cuando me dijo que el jamón tenía que ser de la marca Longmont.

Tomé el "sándwich", el cual consistía en dos trozos de pan con una lechuga en medio, y lo aventé en su plato.

—¡Entonces hazlo tú!— Me hice a un lado y empecé a comerme mi delicioso sándwich hecho con ricos ingredientes.

An agarró el "sándwich" y se lo empezó a comer así. Al verlo comerse el pedazo de pan con lechuga no pude evitar reírme, pero como estaba comiendo casi me ahogo. An, quien también estaba comiendo, se intentó reír de mí y terminó ahogándose junto conmigo.

Después de tranquilizarnos, terminamos de comer y nos fuimos a la habitación para ya dormir.

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