Capítulo 7: Llamada

8 1 0
                                    

Era domingo y no tenía ningún plan, me desperté a las 9 a.m para bajar a desayunar. Me di una ducha y fui a dar un pequeño paseo al parque, me encontré con Spike más calmado que el otro día, regresé a la casa pronto y me puse a ayudar a mi abuela con sus plantas, después cocinamos juntas y disfrutamos de la deliciosa comida que habíamos preparado. Mi abuelo me invitó a leer algunos libros que había encontrado sobre una vieja repisa, al poco tiempo me dio sueño, ya que no acostumbraba a leer, y me fui a acostar, me puse mis audífonos y me quedé dormida.

Lunes, inicio de semana, a las ocho de la mañana ya estaba terminando de desayunar para ir al trabajo; desde mi primer día preferí llegar temprano para que no me regañaran otra vez. Al llegar a la nevería, vi a An terminando de ponerse el mandil, el uniforme de trabajo era el típico traje de marinero.

—Hola, ¿lista para trabajar?— Pregunto de forma animada.

Me limité a asentir para después irme a cambiar.

Era lunes así que era un día tranquilo y no hubo tanta gente más que algunos niños que llevaron sus padres después de la escuela. Casi no hablamos en la tarde, An se la paso leyendo y yo viendo la televisión. Cuando oscureció, un comercial que promocionaba un lugar nuevo de arcade apareció y nos quedamos hablando sobre ir algún día. A pesar de que había salido a las 3 me quedé platicando con An.

Cuando ya íbamos a cerrar, me esperé a que hiciera el corte para ayudarle a cerrar. Era noche cuando salí del trabajo, las ocho para ser exactos.

—¿Te acompaño a casa?— Me preguntó mientras cerraba la última reja.

—No, está bien, ya vete a descansar— Le mencioné con una cálida sonrisa.

—Ok, guarda mi número para que me llames cuando llegues— Me respondió. 

Saque mi celular y le pasé mi número, lo guarde como 'Mi bobo jefe', quería ver como An había guardado mi número, pero no pude ver su pantalla ya que se había puesto de espalda, quise atraparlo por la espalda pero cuando iba a saltar él volteo y termine cayendo sobre él en un abrazo. An estaba agarrándome del torso mientras que yo me sostenía de sus hombros.  Lo tenía frente a mí, era la primera vez que le prestaba atención a su rostro; cuando capté donde estaban sus brazos hablé:

—¡¿P-por qué te volteaste?!— Dije tartamudeando ya que la distancia que nos separaba era nula.

—¡Yo que voy a saber que te vas a abalanzar sobre mí!— Hablo exaltado.

Me separé rápidamente para irme corriendo a la casa. No sé en qué momento llegue a la puerta frente a esta, antes de entrar di un fuerte suspiro y trate de estabilizar la velocidad de mi corazón antes de entrar.

—Ya llegué— Avisé para irme algo apurada a mi habitación.

Lancé mis zapatos a cualquier parte de la habitación para después acostarme en la cama y gritar contra la almohada en un grito ahogado.

—¡¿Aruna?!, ¿!qué diablos acabas de hacer?!— Me dije mentalmente.

Mi corazón seguía un poco apresurado, no podía creer que había hecho algo tan vergonzoso frente a An por segunda vez. Realmente algo me estaba pasando. Estuve un rato dando vueltas sobre mi cama hasta que escuché a mi celular sonar, una llamada, tardé un poco en encontrar el celular debajo de las sábanas y como estaba por terminar no me fijé quien llamaba antes de responder:

—¿Hola?— Mi voz se escuchaba algo agitada.

—Hola Aruna, ¿llegaste bien a casa? Me preocupé porque no respondiste mi mensaje— Cheque mi celular y vi un mensaje de An.

—Ah An, lo siento no lo vi, estoy bien; gracias por preocuparte— No sabía qué decirle, por alguna razón seguía nerviosa, di un suspiro bajo para que no se diera cuenta y seguí hablando. —¿Y tú, llegaste bien?—

Noté como la voz de An se volvía más animada. —Si, llegué bien— Empezamos a hablar de cosas triviales, me contó como Teddy había llegado enojado porque un chico había derramado un jugo sobre su novia accidentalmente, también me contó que en camino a su casa Spike lo había perseguido durante una cuadra entera, yo solo me limitaba a reír, imaginar esas cosas era muy divertido. Cuando me fijé en la hora, eran las 11 de la noche, había estado en llamada con An durante 3 horas seguidas.

—¡No puede ser!— Exclamé —Es muy tarde y aún no me he bañado, An, seguimos mañana me tengo que ir, adiós— Iba a colgar pero An habló antes.

—Está bien, también se me fue el tiempo, nos vemos mañana, cuídate—

Después de terminar la llamada me apresuré a bañarme y arreglarme para dormir.

Vacaciones de otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora