An

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Después de que Aruna me contara sobre lo que Maya le había dicho no supe qué hacer, no sabía en quien confiar, quien decía la verdad. Conozco a Maya desde pequeños, pero Aruna no tenía ninguna razón para mentirme, estaba confundido.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no escuché a mi papá tocar la puerta.

—¿Está todo en orden?— Preguntó mi papá. 

—Papá, ¿recuerdas a la nieta de los Collins, Aruna?—

—Claro, es la que trabaja en la heladería, ¿no?— Asentí dándole la razón.

—Ella y Maya tuvieron una discusión, y cuando me contaron su parte de la historia ninguna coincidía con la otra. Conozco a Maya de toda la vida, pero Aruna tampoco tiene alguna razón para mentirme. No sé en quien confiar. —

—Mira hijo, investiga lo que pasó realmente, alguna persona debió haberlas escuchado o visto algo, ¿recuerdas algún detalle de alguna historia? Igual eso puede ayudarte. —

—Pues Maya mencionó a Theodore— Fue entonces que recordé que Aruna no lo había mencionado nunca.

—Entonces pregúntale a él— Me iba a levantar cuando mi padre me volvió a llamar. —Hijo, trata de entenderlas, no saques conclusiones solo, habla y escucha.— Entonces me levanté y fui con Theodore.

—Theodore, ¿Has hablado con Maya últimamente?—

—¿Con Maya?— Se quedó un rato pensando y después me respondió. —La última vez que la vi fue ese día que conocí a la nueva empleada. Aruna, ¿cierto? Estaba por entrar a la tienda cuando yo iba saliendo, ¿pasó algo con ella?

—De echo, sí. — Le aclaré —¿Hablaron de algo?— Volví a interrogar.

—Solo me preguntó si iba de regreso a casa, ese día tenía una cita con Elly así que realmente no hablamos mucho, pero hubo algo extraño, cuando estaba yendo al carro creí olvidar mis lentes, pero a medio camino los encontré y vi que maya aun no entraba, se me hizo raro la verdad.— Afirmó.

Regrese a mi cuarto a pensar. El día que Theodore conoció a Aruna no vi a Maya. Eso explicaría cómo es que Maya sabía sobre lo que estábamos hablando Aruna y yo; no quería sacar conclusiones, así que preferí ir a descansar para mañana hablar con Maya.

...

Cuando desperté me apresuré en alistarme, ya le había hablado a Maya para encontrarnos en el café que estaba a la vuelta de mi casa; al llegar pedí dos cafés americanos en lo que la esperaba.

Cuando llegó Maya me saludó como de costumbre y tomamos los cafés que ya nos habían entregado. La verdad no sabía cómo empezar, tenía mucho miedo de poder arruinar nuestra amistad por algo muy simple, cuando al fin iba a pronunciar una palabra Maya me ganó.

—An, ¿por qué tan callado? Supongo que quieres hablar, ¿no es así?—

—La verdad, sí. Ayer hable con Aruna, y ¿sabes? Ella me dijo una versión totalmente diferente y quiero confiar en las dos, en serio, así que Maya, ¿podrías contarme qué fue lo que realmente pasó?—

—An, ¿Es en serio lo que me estás diciendo? ¿Vas a creer más en lo que dice una chica que acabas de conocer antes que a mí? No puedo creer que después de tantos años de conocernos puedes juzgarme de esa manera— Esto último lo mencionó con un tono ofendido, pero manteniendo la calma, algo raro de Maya.

—Lo siento, no debí decirlo de esa forma, es que solo quiero saber qué pasó, no quiero perder la amistad de ninguna de las dos—

—Pues parece que estos últimos días quieres más que la amistad de Aruna—

—¿Maya de qué hablas?— Ese comentario me confundió demasiado pues estaba fuera de tema.

—Sabes a lo que me refiero, siempre que tienes la oportunidad estas con ella y cuando estamos juntos siempre la tienes que mencionar—

—Si lo que tratas de decir es que me gusta Aruna, puede que sí, y si así fuera, ¿habría un problema? —

Maya tomó su bolso y se fue, me quedé en shock que ni tuve tiempo de detenerla, todo fue muy confuso en ese momento; le hablé a Theodore pues necesitaba a alguien con quien hablar. Nos vimos en la casa y le conté todo lo que platiqué con Maya.

—An, se nota que eres ciego— Lo dijo con tanta seriedad que por poco no pude notar su sarcasmo.

—Theodore por favor sin más rodeos, he estado tan confundido que ya no quiero más rodeos—

—A Maya le has gustado desde octavo grado y todos se han dado cuenta menos tú —

—Es mentira, solo lo dices para molestarme, no puede ser, somos como hermanos—

—Pues cree lo que tú quieras, yo solo te digo lo que veo—

Yo jamás vi a Maya de una manera amorosa, ella siempre fue como parte de la familia. Lo estuve pensando durante toda la tarde y decidí ir a hablar con ella.

Fui a buscarla a su casa, pero no estaba, ya eran las 9 de la noche así que supuse que estaría en la vieja casa del árbol que está en el bosque atrás de su casa, ese siempre fue su refugio desde niña.

—Maya sé que estás ahí, baja por favor— Después de llamarla más de cinco veces lanzó las escaleras —¿Qué haces aquí? Ya es tarde—

—No quiero hablar contigo—

—Entonces para que me lanzaste la cuerda?—

—Para que te callaras de una vez, ¿sabías que tu voz a veces puede ser muy irritante?—

—Si lo sé, pero así me quieres— Y los dos reímos.

—Maya, quiero decirte algo, y quiero que me dejes hablar ¿sí?— Ella asintió.

—Por lo que me dijiste hace unas horas me di cuenta de algo, y quiero que sepas que siempre te querré, apoyaré y cuidaré como mi pequeña hermanita, no quiero que te hagas ilusiones, y entiendo lo que hiciste; así que no vengo para que te disculpes y mucho menos reprocharte, quiero que todo siga como antes ¿entiendes?—

Mientras decía esto veía como Maya derramaba unas cuantas lágrimas y al terminar no pudo contenerse, me limité a abrazarla, estuvimos así por un rato hasta que por fin habló.

—Sabes que me acabas de romper el corazón, ¿verdad?— La miré con ojos de tristeza y le pedí disculpas.

—Con solo una disculpa no basta, dame helados gratis durante un año—

—Está bien– Dije algo más aliviado.

Cuando menos me di cuenta Maya ya se había quedado dormida después de llorar tanto, así que la llevé a su cuarto, le dije a su mamá que se había quedado dormida en la casa del árbol y regresé a casa para descansar lo antes posible después de este día tan complicado. Mañana tenía que ir a hablar con Aruna y arreglar todo con ella también, pues no habíamos hablado desde la última vez.

Era día de descanso, me levanté temprano y no me importó la hora así que me fui en seguida a la casa de Aruna.

Vacaciones de otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora