𝗢𝗡𝗘: 𝗚𝗼𝗼𝗱𝗯𝘆𝗲 𝗺𝘆 𝗹𝗼𝘃𝗲.

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Paros, República de Venecia, 1544

En aquella pequeña isla dos jóvenes corrían por el mercado haciendo qué los vendedores que ya los conocían solo los mirarán con una sonrisa.

Cuándo estos llegaron a la parte más desolada de la isla simplemente se dejaron caer en el pasto.

- Eres muy hermosa, Amelia. - El joven dijo volteando a ver a la joven.

- Basta, haces qué me sonroje. - La joven solamente tapo su rostro con sus manos.

- Te vez aún más hermosa sonrojada. - Intentó quitar las manos del rostro de la mujer pero está se aferraba a ella misma.

- Daniel, déjame. - Rogó con una risa.

- Jamás. - Siguió intentando quitar las manos del rostro de la mujer.

- Dan- - Amelia no pudo terminar de decir el nombre de aquel joven qué le robaba sus suspiros ya qué unos gritos desgarradores empezaban a escucharse junto al sonido de la campana qué solo indicaba una cosa: los tártaros habían llegado a Venecia.

- Daniel rápidamente se levantó del pasto para después ayudar a la joven a hacer lo mismo. - Amelia, debes irte.

- No! No te dejaré! - Dijo asustada y con un nudo en su garganta.

- AMELIA! POR FAVOR HUYE! - Le gritó desesperado por lo qué la joven solo se quedó atónita y con sus lágrimas bajando por su rostro.

- AMELIA! POR FAVOR HUYE! - Le gritó desesperado por lo qué la joven solo se quedó atónita y con sus lágrimas bajando por su rostro

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- Perdóname amor mío, perdón. - Se acercó a ella para abrazarla siendo correspondido por la joven.

- Por favor no me dejes. - Amelia solo se aferraba a él.

- Tengo qué proteger- - No pudo terminar de hablar hasta ya que una flecha había llegado a el.

- DANIEL! - Gritó asustada cuándo el joven se desplomó frente a ella, quería ayudarlo pero sabía qué ya no podía hacerlo también tenía qué ver por su familia.

Amelia intento correr para esconderse pero antes de poder hacerlo en un instante vio todo negro, los tártaros la habían atrapado y no había vuelta atrás.

2 Días después.

- Pensaba qué no ibas a despertar. - Dijo una mujer desconocida.

Una adolorida Amelia abría sus ojos lentamente, su cabeza dolía mucho por lo qué solo podía ver puntos blancos.

- Don-donde es-toy? - Cómo pudo preguntó a la joven a su lado.

- En el barco que nos llevará a la tierra de los sucios otomanos. - Dijo la joven rubia con lágrimas y enojo en sus palabras.

 - Dijo la joven rubia con lágrimas y enojo en sus palabras

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- Dios mío, Elizabeth. - Una vez qué pudo recuperarse, Amelia se acercó a ella para abrazarla.

- Creí qué me reconocerías solo por mi voz. - Dijo en el abrazo Elizabeth.

- Eliza esos tontos otomanos me dieron un golpe en la cabeza, en la cabeza. - Dijo entre dientes. - Aún me siento aturdida. - Paso una de sus manos por su cabeza e intento darse un pequeño masaje para aliviar el dolor.

- Lo siento mucho, a mi solamente me tomaron por la fuerza supuse qué a ti igual. - Bajo su mirada.

- Vi morir a Daniel. - Dijo con un nudo en la garganta de reojo pudo ver cómo su amiga la miraba sorprendida.

- ¡Por el amor de Dios! lo siento mucho Amelia. - La rubia tomo una de sus manos y la acaricio.

- Juro por Dios qué vengaré su muerte, Elizabeth. - Miró a su amiga la cuál la miraba con una sonrisa.

- Y ten por seguro qué yo, te ayudaré. - Su amiga la miró con una sonrisa, sabía qué debían ingeniar un plan lo más rápido posible.

- Lo qué más me duele es que no pude ver por última vez ni a mi madre ni a mi pequeña hermana. - Una vez qué se separaron habló.

- Ellas están bien. - La miró triste. - Mi madre intento escondernos pero fue en vano, nos encontraron y mírame aquí, al parecer Cecilia se escondió bien.

- Mi hermana siempre ha sido inteligente. - No pudo aguantar más aquel nudo en su garganta así qué cuándo recordó a su hermana, sus lágrimas salieron.

- Ya tranquila, tranquila, tú padre debe hacerce cargo de ellas sí o sí. - Elizabeth sabía qué lo único bueno de aquello era que su mejor amiga no sería llamada bastarda nunca más.

- Ese hombre solamente quiso a mi madre por su buen corazón pero también aquel corazón tuvo ambición por el dinero qué tuvo dos niñas solamente para ser llamadas bastardas. - Su enojo en las palabras se hizo presente.

- A partir de ahora dejemos nuestro pasado atrás, solamente recordemos a las personas qué amamos pero no hablemos de ellas. - Elizabeth intentó consolarla y tal vez logró por aquel asentimiento por parte de su mejor amiga.

Ambas jóvenes, amigas desde qué tienen memoria, ese día juraron destruir a todo aquel qué se interponga en su camino sea cuál sea su destino.

Amelia Venier-Baffo es la hija mayor de Nicolò Venier y Violanta Baffo fue capturada a principios de 1544, justo cuándo el sultán Süleyman nombraba al nuevo gobernador de Manisa y por ende al nuevo heredero al trono del gran Imperio Otomano siendo...

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Amelia Venier-Baffo es la hija mayor de Nicolò Venier y Violanta Baffo fue capturada a principios de 1544, justo cuándo el sultán Süleyman nombraba al nuevo gobernador de Manisa y por ende al nuevo heredero al trono del gran Imperio Otomano siendo este, el príncipe Selim.





































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𝗦𝗧𝗥𝗔𝗡𝗚𝗘 ; Şehzαde Selım Donde viven las historias. Descúbrelo ahora