𝑴𝒚 𝑬𝒚𝒆𝒔 ~•𝑴𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈•~

𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒆

Jisung llego a casa de sus abuelos maternos, había tratado de calmar su llanto en todo el camino para que su abuelo no se preocupara al verlo y a su parecer lo había logrado.

Pero no contaba con que su abuelo Bae era de las pocas personas que lo conocian mejor. Cuando el hombre mayor miro a su nieto, lo dejo pasar y luego una vez la puerta se cerro, lo abrazo.

―Mi Sunggie... Solo espero el día en que ese rostro y actitud cansada, desaparezca solo un poco. Pero lo haz hecho bien, te haz mantenido bien, y estoy orgulloso de que mi nieto sea tan fuerte como lo fue su madre. ―entonces eso había bastado para que Jisung rompiera en llanto― Mientras estes conmigo puedes cansar y llorar todo lo que quieras, ―dijo mientras tallaba la espalda del menor― se que lo necesitas.

Y Jisung se dejo hacer, porque no había llorado tanto en la casa de Yugyeom, porque había reprimido lagrimas y sentimiento de dolor cada que alguien le miraba mal y susurraban como si tener heterocromia fuese lo mas vil que hayan visto, por como era su relación con su padre, por como le hacia sentir su familia paterna; por como llevaba el sentimiento de carga de fallecimientos que no eran su culpa.

Pasando el momento y que el llanto del castaño acabo, estaban recostados en el sillón, Jisung con la cabeza recostada en el hombro de su abuelo quien nunca dejo de acariciarle el cabello.

―Abuelo... Hoy fui a casa de los señores Han. ―murmuro.

El hombre tenia por seguro que eso no termino bien.― ¿Alguna razón en especial? Dudo mucho que tu hayas pedido ir.

―Yugyeom dijo que tenia que acompañarlo, obviamente no quise pero termine accediendo. ―se encogio de hombros.

―¿Y qué sucedio?

―La señora Han... Ella puso algo en mi comida, no sabía bien, termine vomitando todo y me fui lo mas rapido de allí... ―se oculto en el hombro de su abuelo― Fue muy horrible. ―susurro sintiendo su voz quebrarse de nuevo.

El hombre abrazo con fuerza a su nieto, mil y un pensamientos agresivos pasaban en su mente contra la familia Han, entonces se permitio no perder la cordura por el bien de su nieto.

― Oye Sunggie, no tienes que aguantar esas cosas... Sabes, yo necesito compañia en casa. ―sonrió al ver como un destello de esperanza aparecían en los orbes bicolor de su nieto― Estoy viejo y hay cosas que no puedo hacer, el auto que tu abuela y yo teniamos esta abandonado en la cochera desde que ella fallecio, no me atreví a usarlo de nuevo desde entonces ―se encogio de hombros.

Y Jisung sintio agradecimiento y felicidad por lo que su abuelo le intentaba decir.

―¿Te gustaria venir a vivir conmigo? ―le propuso con sus ojos bicolor, cristalinos por las lagrimas amenazando por salir.