𝒖𝒏𝒐

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14 de Septiembre, 2000

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14 de Septiembre, 2000


Los doctores corrian a toda prisa con una mujer castaña de pelo lacio, largo y con unos ojos peculiares, acostada en una camilla en dirección a la sala de parto.

—¡Preparen todo estamos cerca!. —exclamo una doctora— Señora Han por favor aguante un poco mas.

—Mi esposo... Yugyeom... —dijo reprimiendo un grito.

—Viene en camino, llamo hace unos minutos, esta cerca.

Llegaron a la sala de parto, todo estaba listo pero la castaña no pensaba dar a luz sin que su marido estuviese presente.

—Señora Han, es momento de que-

—¡No! —exclamo—. ¡Este bebé no sale hasta que su padre este-! ¡Aah! —solto una queja, sentia que no podia aguantar mas—. ¡Maldito Yugyeom te matare si no vienes al parto de tu hijo! —sollozo de dolor.

—El señor Han Yugyeom esta aqui. —anuncio un enfermero entrando junto al hombre alto pelinegro ya preparado para recibir a su bebé.

—Ya estoy aqui querida. —el hombre se apresuro a llegar a un lado de su esposa.

—¡¿Donde demonios estabas metido?! —exclamo tomando con fuerza la mano del hombre—. Tu hijo esta apunto de nacer y tu- ¡Aaah! —sollozo con dolor nuevamente.

—Luego puedes gritarme necesito ver ya a nuestro bebé. —dijo nervioso.

—Señora Han, necesitamos que puje con mas fuerza —le dijo la doctora ya en posición de recibir al bebé.

—¡Estoy haciendo todo lo que puedo pero-! ¡carajo! —grito mientras pujaba con fuerza y apretaba mas la mano de su esposo. Sus ojos cerrados con ímpetu y lagrimas en los costados, su frente perlada con sudor y sus uñas enterrandose en la superficie en la que se sostenia.

—¡Un poco mas señora Han, solo un poco mas!

—Lo estas haciendo bien querida, tu puedes. —animo el hombre.

—¡Por favor Jisunggie sal de una vez! —sollozo la mujer con fuerza—. ¡Mami necesita un descanso. Vamos Sunggie! —exclamaba con cada esfuerzo que daba.

—¡Esta cerca puedo verlo!

—¡Ya esta cariño tu puedes! —grito el pelinegro con nerviosismo.

La castaña pujo dos veces mas y fuertes llantos inundaron la sala. Yugyeom suspiro con una sonrisa y la mujer jadeaba de cansancio con ojos entrecerrados.

—Amor... Mi bebé, necesito a mi bebé. —pidio una vez pudo sentirse mas calmada.

Una enfermera se acerco y le entrego al bebé ya limpio y envuelto en una sabana azul al hombre. Este lo sostuvo con delicadeza mientras sonreia.— Aqui esta querida. —dijo con suavidad, la pequeña bolita envuelta fue entregada a los brazos de la castaña.

𝑴𝒚 𝑬𝒚𝒆𝒔 ~•𝑴𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora