Cuando conectamos las miradas yo sentí como unas cosquillas aparecían en mi estómago, sabía porqué era, ya lo había experimentado antes con Liam. Desde que estuve con Liam, nadie ha vuelto a hacerme sentir esas "mariposas", sin embargo, Pedri me parecía atractivo, me di cuenta cuando le hice la foto en su coche, salía perfecto y desde que se la hice no he parado de verla.
Estaba cayendo. Otra vez. Me estaba enamorando y eso me daba miedo.
Quité mi mano del bote de tomate y aparté la mirada, esperé a que él lo terminase de utilizar para cogerlo yo pero otra mano se interpuso en mi proceso. La de Gavi.
-Lo he cogido yo primero, aparta la mano- me dijo.
-Ni de coña, he sido yo la primera, quita tu sucia mano- dije empezando a irritarme.
-Pues que sepas que estas manos hacen cosas alucinantes- soltó con chulería.
-Eres un cerdo- comenté.
Todos se empezaron a reírse menos Pedri, que tenía el rostro serio.
-Quita las manos de bote y dáselo, Gavi- dijo Pedri bastante serio.
-¿Celoso?- preguntó retando a Pedri.
-¡Que quites la puta mano!- dijo bastante enfadado Pedri.
Yo estaba en el medio y sabía que su enfado no venía de un simple bote de tomate. Quité la mano y hablé para relajar el ambiente.
-Venga chicos, da igual, me espero- intenté calmar.
-Pedri venga déjalo estar- dijo Ansu tocándole el hombro, separándolo de mi lado.
-Gavi para ya de retar porque te vas a ganar un puñetazo de Pedri- dijo Eric.
-Si claro, pues ya puede empezar- siguió retando.
Después de eso Pedri se acercó a Gavi, soltándose del agarre de Ansu pero me dio tiempo para ponerme entre ellos, más de lo que ya estaba.
-Parar ya los dos, tu deja de retar porque el puñetazo no será de Pedri, será mío. No has parado en toda la tarde de hacer comentarios, chistes y de retar, para ya de una vez- dije para calmar.
Pero en vez de calmar el ambiente, Gavi cogió el bote de tomate y me lo tiró encima. Todo empezó muy rápido porque después de eso Gavi le pegó un puñetazo a Pedri, empezando una pelea hasta que Ansu y Eric los separaron.
Yo me fui de ahí, estaba llena de tomate, por mi pelo, mi camisa e incluso mis pantalones. Vi una puerta y entré pensando que podría ser el baño pero era otra habitación, salí y entré en la siguiente, eso sí era el baño. Me miré en el espejo y me veía fatal, empecé a llorar de la misma rabia, quería pegar a Gavi pero no quería que los demás me viesen así. Fui a mirar mi móvil para llamar a Sira para que viniese a por mi pero no lo tenía, recordé que me lo había dejado en casa. Bajé la tapa del váter y me senté, cogí papel mientras lloraba al ver que lo empeoraba. Entonces alguien tocó la puerta.
-Lia déjame entrar, por favor- era Pedri.
-Pedri vete, no quiero ver a nadie- supliqué entre sollozos.
-Lia, déjame entrar, puedes ducharte, te dejaré mi ropa, pero déjame entrar-
No me quedaba otra, caminé hacía la puerta, quité el pestillo y me volví a sentar donde estaba. Pedri entró y se arrodilló delante mía, levantó mi cara y pudo ver como las lagrimas rodaban por mi cara.
-No cariño, no llores, relájate- dijo quitándome las lágrimas.
Otra vez. Ese cosquilleo.
Me abrazó, me sentí segura, le daba igual mancharse con tal de calmarme y eso hice me calmé. Cuando vio que ya no lloraba se separó de mi y pude ver en su cara que tenía el labio partido .
-¿Te ha hecho daño?- pregunté.
-No Lia, no te preocupes, después de todo es mi amigo y sé porqué está así. Está teniendo problemas con su familia y con el equipo, descarga toda su ira con el fútbol o con nosotros- explicó.
-Entonces, ¿no le has pegado?- volví a preguntar.
El movió la cabeza de un lado al otro, dándome a entender que no. Comprendí que se dejó pegar porque sabía que su amigo lo estaba pasando mal aunque en el fondo estuviese bastante enfurecido con él.
-Puedes ducharte aquí, yo me cambiaré de ropa y te traeré algo mío- dijo con delicadeza.
-Está bien pero me quedaría más tranquila si me dejases curarte la herida del labio, por favor- dije con la misma suavidad.
-Vale, con tal de verte mejor hago lo que sea- dijo con su típica sonrisa.
Estaba bien, después de todo eso, me encontraba bastante mejor e incluso estaba ilusionada por decirlo de algún modo. Me encantaba estar así, cómoda, tranquila y llena de paz.
Le curé la herida con mucha dificultad ya que apenas me dejaba rozarlo con el líquido y el algodón. Y me quedé mirando a sus ojos y vi que observaban mis labios, comenzó a acercarse hasta que sentí el contacto de sus labios con los míos, sentía las mariposas revolotear en mi interior. Cerré los ojos disfrutando del momento, los dos lo deseábamos, simplemente era perfecto. Volvía a sentirme feliz y eso era lo único que necesitaba para arreglarme después de tantos años.
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Nuestro destino imposible. Pedri González.
Ficção AdolescenteLia es una chica que la encanta hacer fotos a todas las cosas, sobretodo a paisajes naturales en los que el amanecer y el atardecer sean los elementos principales. Su amiga, Sira, la convence para presentarse como fotógrafa en uno de los mejores equ...