Capítulo 10

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Grace.

Está... Guapo.

Está terrible, roto, cerrado.

Pero guapo.

Hudson Vega está enfrente de mí. Tiene ojeras, está delgado y pálido. Y me está mirando con una tristeza tan grande que me envuelve a mí también.
Estamos tan concentrados mirándonos, que no noto a Macy a mi lado hasta que se aclara la garganta.

- Creo que yo mejor me voy.

Me da un abrazo muy rápido y otro a Hudson, y luego sale disparada por la puerta.

- Hola...

- Hola.

Mis ganas de abrazarlo son tantas que me alejo un paso y le señalo el sofá.

-¿Te apetece pasar?

No contesta, pero asiente y se sienta en el sofá.

-¿Estás bien?

Me mira a los ojos, frío y distante.

- Sí. ¿Y tú?

- No.

Veo cómo el dolor de arremolina en su mirada y como tiembla.

-Hudson... Lo que pasó el otro día...

- Grace, por favor. No sigas.

- Quiero que me escuches, por favor.

- No, Grace.

Se empieza a levantar, pero yo también me levanto y me acerco a él. Lo rodeo con los brazos y dejo caer la cabeza en su pecho. Hudson está quieto y no se mueve, pero no me rindo y lo aprieto más contra mi.

Porque me necesita.

Porque lo necesito.

Porque ambos necesitamos este abrazo más que nada en el mundo.

Cuando él me rodea los hombros, suspiro . Menos mal. Todos los sentimientos que he ido guardando conmigo porque sabía que si los dejaba salir me iba a derrumbar, explotan y entonces sí que me derrumbo. Noto las lágrimas en mi cara, y, aunque intento no hacer ruido, me encuentro sollozando y temblando antes de darme cuenta. Hudson me aprieta con más fuerza, y eso solo hace que yo llore con más fuerza.

Hudson no me dice nada. No intenta que me separé ni que deje de llorar. No ahora, al menos. Me acaricia el pelo y no parece importarle que le esté manchando la sudadera que lleva puesta.

Primero deja que me desahogue, y luego, cuando por fin me calmo, me besa la cabeza y se separa un poco de mi.

-¿Estás mejor?

Asiento, aunque las grietas que noto dentro de mí siguen donde están.

- Gracias.

- Nada. - Se pasa la mano por el pelo y se aleja un paso.- Creo que debería...

Lo interrumpo dándole otro abrazo.

Si bien el anterior estaba pensado para consolarme a mi, estoy intentando que este sea para él. Le acaricio el pelo y, sin poder contenerme, le beso el hombro. Noto como sus hombros tiemblan un poco y se deja caer en el sofá, conmigo al lado.

Lo abrazo y siento como necesita este abrazo, como me necesita ahora mismo.

Hudson Vega es de las personas más fuertes que he conocido, pero nadie puede sobrevivir solo para siempre.

Lo aprieto más contra mí y deja caer la espalda en el respaldo del sofá, conmigo al lado. Su cara está enterrada en mi hombro, por lo que le acaricio el pelo y entierro yo también la cabeza en su hombro. 

Quizás debería decirle algo, separarme. 

Me recuerdo que la Sangradora nos recomendó distancia para soportar el dolor, y al principio intenté hacerlo. 

Pero Hudson Vega ha sido y es mucho más que la persona que estuvo al otro lado del vínculo. 

Es la persona que sabe más sobre mí. 

La que ve mis cosas buenas. 

Mis cosas malas. 

Mi mejor amigo. 

Mi otra mitad. 

El chico que siguió, que sigue, a mi lado a pesar de que yo aún no recuerdo lo que pasó en esos cuatro meses. 

A pesar de que lo traté fatal al principio. 

Nunca se apartó, nunca se ha rendido conmigo. 

Y por eso yo no voy a rendirme en esto. 

Y por eso me pego más a él, hasta que noto su corazón muy cerca del mío. 

Hasta que siento que este instante, este momento, es justo lo que necesitamos ahora. 


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