Capítulo 12.

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Hudson.

Por la mañana me despierto arropado con el edredón hasta arriba.  Pero eso me da igual, podría estar ahogado en fuego o en ácido y no me movería de aquí. Porque Grace me quiere. Y me ha elegido, aunque no tengamos vínculo. Quiere que vivamos juntos. Por una vez parece que todo va a ir bien de una puta vez. La rodeo con mi brazo y a mi mente llega el recuerdo de la corte Dragontina. Aquella vez que le dije que la quería. Sonrío. Mi corazón amenaza con salirse del pecho, como siempre que estoy con Grace.
- Te quiero.
No contesta. Vuelvo a cerrar los ojos y al final acepto que está dormida.
- Yo también te quiero.
Su voz es muy pesada y tranquila, como si se acabase de de despertar. Pero todo mi puto cuerpo se tensa, y luego se relaja. Porque eso es lo que Grace provoca en mi cada segundo del día. Y me encanta.
- Lo sé.
Se ríe, pero bosteza y se gira, quedando enfrente mía.
-Eres idiota.
Me pongo encima de ella y le beso la cabeza.
- Ya es la segunda vez que me lo dices. Pero luego dices que me quieres.
- Bueno, una cosa no quita la otra.
- Me alegro. Mucho.
- Yo también.
La beso, pero separa su cara de la mía y de pronto su cuerpo se tensa debajo mía.
-¿Te encuentras bien?
- S- Sí.
-¿Seguro?
- Pues claro.
Se vuelve a relajar, y esta vez es ella quien me besa.
- ¿Quieres desayunar?
- Pues la verdad es que sí. Hoy me he despertado con hambre.
- Yo también. - Admito.
Sus ojos se nublan y mi respiración se entrecorta. Me acaricia la cara y luego me empuja para que me aparte.
- Levanta, anda.
Me río y la beso en los labios y luego en el cuello.  Pero ella me vuelve a empujar. Arruga la nariz y frunce el ceño en un gesto que solo se puede describir cómo adorable.
- He dicho que te levantes. Pórtate bien.
Sonrío y le beso la nariz, pero al ver como pone los ojos en blanco, obedezco.
- Ya me he levantado, ¿Contenta?
Se acerca a mí y me da un rápido beso que hace que mi cuerpo se estremezca. Antes de que pueda corresponderle, se separa y sonríe.
-Ahora sí.
Después sonríe con picardía y echa a andar hacia la cocina.
- ¡Eh!
Corro hacia ella y la alcanzo antes de que llegue apenas al salón.
- ¿En serio vas a dejarme así?
- ¿Así como?- Por su mirada y su sonrisa sé que sabe a lo que me refiero.
Como yo también se tomarle el pelo, me acerco al lugar sensible detrás de su oreja. Lo beso y luego le susurro:
- No he podido corresponderte al beso.
Luego yo también me separo y hago ademán de alejarme, pero me agarra del cuello y me vuelve a atraer hacia ella.
- Te quiero.
Mi corazón se salta un latido, y sonrió de tal manera que sé que parezco un tonto.
- Yo también te quiero. Mucho.
- Lo sé.
Y me vuelve a besar. Una, dos, tres veces. Cuando nos volvemos a separar, gira un poco la cabeza y me enseña el cuello.

Mi respiración se vuelve caótica, pero me aparto un poco.

- Por mucho que me tiente, y me tienta, no tomaré nada hasta que hayas desayunado.

- Hudson...

Expone su cuello un poco más y me aprieta la espalda, pero no cedo.

- Grace.

- Vale, de acuerdo.

Me da un beso que hace que tenga ganas de que desayune rápido y luego se separa los suficiente como para poder hablar.

- Hudson.

-¿Sí?

Se ruboriza y sonríe mientras me da la mano.

- Te amo.



Mi corazón se vuelve loco y apenas puedo respirar.

Me ama.

Joder.

Me encantaría decirle que yo también, que la amo como nunca he amado a nadie. Pero se me ha cerrado la garganta y no puedo articular palabra. Veo como una pequeña duda se forma en sus ojos, pero pestañea y se le pasa enseguida, aunque parece un poco incómoda.

- Bueno, vamos. Me muero de hambre.

Tira de mi hacia la cocina y se pone a prepararse un café. Hago ademán de decirle que yo la correspondo igual, pero el momento ha pasado. Se gira hacia a mí y donde antes había amor y ternura, ahora hay distancia y un poco de miedo.

Soy un completo idiota, desde luego. Parpadea y esboza una sonrisa.

-¿Me puedes ayudar?

Me obligo a pestañear.  Encontraré el momento y se lo diré. Pero no ahora, que se ha cerrado en banda. Así que asiento y me pongo a su lado.

- ¿Que puedo hacer?

- Pon un un mantel en la mesa, que esto casi está.

Asiento mientras me indica dónde está y luego ella se parte un trozo de bizcocho.

- Venga, vamos.

Me siento a su lado y la observo mientras desayuna. Cuando se acaba el bizcocho y le da un par de sorbos al café, me mira.

- Hudson...- Alzo las cejas y la invitó a hablar.- Lo que te he dicho antes...

- Grace.

- Solo quería decirte que no tienes que sentirte obligado a decir nada. Te lo he dicho porque es algo que yo tengo bastante claro desde hace meses, pero...

- Grace...

- Tu siempre has sido el seguro de esta relación, y si no estás seguro de si... Si me amas- Dice esta última palabra en un susurro. - No pasa absolutamente nada. No pretendía decirlo, pero me ha salido solo y...

- Grace.

- Lo que intento decir es...

Le agarro la mano y le acaricio la cara con la otra. Se calla y me mira. Parece asustada, así que le aprieto un poco la mano y sonrío.

- Yo también te amo.

Abre muchísimo los ojos y se ruboriza. Parece que se le va a salir el corazón del pecho, al igual que a mí. Una pequeña sonrisa se le empieza a formar en la cara.

-¿Sí?

- Sí.

Y de repente estamos besándonos. Nos ponemos de pie y no tardamos en volver a su habitación. En ningún momento dejo de besarla, ni ella a mí. Parece que estos cuatro meses nos han pasado factura, no dejamos de tocarnos en ningún instante.

Grace separa un poco la boca de la mía y me sonríe.

- Ya he desayunado...

Abro muchísimo los ojos y los colmillos se me disparan. Me sonríe y me besa el cuello. Luego inclina la cabeza y espera.

Le beso la clavícula y el cuello, y después ataco. Normalmente esperaría y quizás hiciera otras cosas antes de saborearla al fin, pero no hoy. No ahora que por fin nos hemos reencontrado.

Cuando empiezo a beber de ella, me agarra el pelo con las manos. 

- Te amo.

Como no puedo hablar, le aprieto la espalda y bebo un poco más rápido para decirle que yo también. Jadea y, cuando al fin me aparto de ella, sé a ciencia cierta que no ha sido suficiente. Y parece que Grace también lo sabe, porque me abraza con fuerza y me besa haciéndonos girar.

- Te amo.

- Te amo.

Y cuando nos hago girar de nuevo, por primera vez empiezo a pensar que de verdad todo puede salir bien. Que de verdad vamos a acabar juntos.

Es una sensación tan maravillosa que deseo que nunca se acabe.

Fanfic saga CraveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora