XXVI.

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Luna Páez

Ya habían pasado casi dos días desde que Liam y yo habíamos tenido ese horrible accidente de coche. A él, ya le habían dado el alta el mismo mediodia despues del accidente, en cambio a mi, me la acababan de dar, supuse que fue por mi operación. A pesar de que Liam ya llevaba más de un día con el alta, el no dudo ni un segundo en quedarse en el hospital para acompañar a mi hermano y a mi novio en cuidarme.

Me encontraba en el baño de mi habitación del hospital arreglandome como podía, mientras, los chicos estaban fuera recogiendo todo para irnos a casa. Cada vez que me movía un poco sentía algo parecido a que me clavaran un cuchillo, a pesar de que me hubieran dado el alta, el dolor que sentía no se había ido. No paraba de mirarme al espejo, de fijarme en cada rasguño, en cada moratón, en mi escayola, en mi collarin.. no paraba de pensar en cómo había acabado así. Mi mente no paraba de hacer preguntas y preguntas; ¿y si no me hubiera quedado dormida?¿y si no hubiera presionado a Liam de que fuera más rápido?¿y si no hubiéramos salido de aquel atasco?¿y si no hubiéramos sobrevivido?... cada segundo que pasaba había otra pregunta más en mi cabeza, hasta que de pronto alguien tocó la puerta del baño.

- Morena, ¿te falta mucho?- preguntó una voz canaria desde el otro lado de la puerta

- No, solo me queda los pantalones- le conteste mientras cogia los pantalones como podía

- ¿Puedes sola?- me pregunto

- La verdad es que no-  le conteste. Después de escuchar mi respuesta, la puerta se empezó a abrir y vi como Pedri entraba de espaldas al baño y cerraba de nuevo la puerta. Al ver que no tenía intenciones de darse la vuelta, le dije medio riéndome- ¿Puedes ayudarme de espaldas?

- Igual te incomodaba que te viese así- me respondió con voz tímida

- Date la vuelta anda, no es la primera vez que me vez asi, he dormido más de una vez en ropa interior contigo-le respondí con una sonrisa, por lo mono que era, mientras que el se daba la vuelta

- Lo se pero igual ahora no querías- dijo mientras le daba el pantalón de chándal corto para que me lo pusiera

- Te dicho lo mono que eres- le dije riéndome, mientras levantaba la pierna que tenía la escayola, para que metiera un lado del pantalón

- No, la verdad- me respondió con una sonrisa. Yo solo me reí y él siguió colocando el pantalón. Cuando ya tenía el pantalón puesto, el canario se colocó a muy pocos centímetros de mi y me pregunto lo que no quería responder en esos momento- ¿Estás lista para volver a montarte en un coche?

- No lo sé- le respondí con cara de pocos amigos. No sabía que iba a pasar por mi cabeza cuando el coche arrancara, pero sabía que no iba a ser nada bueno. Mentiría si dijese que solo de pensar en volver a subirme a un coche no me daba miedo, ya que estaba bastante asustada, solo de pensarlo me entraban ganas de vomitar

- Bueno, tu estate tranquila y si ves que no puedes, me dices y paró el coche en el primer sitio que encuentre- me dijo el mirándome a los ojos

- Vale- le dije con una sonrisa enorme en la cara, él me hacía sentir segura. Después de que le respondiera el me agarro de la cintura muy delicadamente y beso mis labios

- Vamos que tu hermano ya está cardíaco- le dijo nada más separarse de mi

- Está más nervioso que yo- conteste riéndome

- Ya sabes lo protector que es contigo- me dijo mientras cogía la bata del hospital que tenía antes de cambiarme

- Cierto- le dije riéndome mientras me sentaba en la silla de ruedas

Mis fotografías favoritas [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora