XXXIII.

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Luna Paéz

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24 DE OCTUBRE

Han pasado todo estos días, que tengo tanto que escribir pero justamente ahora no tengo mucho tiempo pero bueno contare todo lo que me dio tiempo.

Como no empezamos con el Canario, con el cual no he tenido ningún contacto desde el día de la Gala, pero no por mi, si no por él. Intento con todas mis fuerzas, al menos saludarnos pero es que parece que soy una desconocida para él, sea donde sea, sea cuando sea, me ignora. No entiendo qué pretende pero bueno intentaré darle su espacio porque no puedo hacer nada más, por mucho que me duela.

Cambiando de tema, aunque no tanto, mi hermano y Liam también están raros de cojones. Empezando por mi hermano, en todos estos días solo hemos hablado las veces que hemos coincidido en casa y te digo que han sido muy pocas. Por el otro lado, Liam también esta igual todos los días me pone una escucha diferente para quedar, aunque hoy por fin he quedado con el. Por suerte alguien se ha incorporado a mi vida, aunque ya estaba de antes pero bueno, el es Pablo Torre. Pedri ya no quería que fuera en su coche así que desde entonces Pablo me lleva a los entrenamientos y los partidos, y eso ha derivado a que estemos todo el día juntos. Pablo me contaba sus problemas del fútbol y yo pues los míos, nos entendemos perfectamente pero la mejor compañía que podía tener en ese momento, cada vez que estaba con era como liberarme

Hablando de entrenamientos y partidos, si ya he vuelto al trabajo por fin estaba deseando, pero no solo partidos, ahora estoy en los dos partidos y entrenamientos, no es el mejor momento pero bueno no me puedo quejar. Aunque eso de estar tanto tiempo viendo al P...

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Mi móvil se iluminó haciéndome ver un mensaje de Pablo, entonces cerré inmediatamente mi diario, cogí mi bolsa y baje inmediatamente. Le di un abrazo nada más subir al coche y arrancó dirección Ciudad Deportiva.

El viaje fue tranquilo, estuvimos hablando del partido de ayer y de que íbamos hacer durante el día. Al llegar no había mucha gente, entonces Pablo se paró hacer unas fotos, pero lo que no mes esperaba es que una chica me pidiera a mi una foto y luego me diera una pequeña caja de color marrón. Aprovecha para abrir la caja mientras el entraba y aparcaba, la caja contenía una carta y una pulsera hecha a mano. La carta era monísima, me decía que no hiciera caso a los que me decían cosas mas que era la chica mas perfecta que había conocido en su vida y cosas asi. Me puse la pulsera y salimos los dos del coche, pero entonces me di cuenta que la chica tenía la camiseta de Balde para que la firmase, el ya había estaba aquí, así que eso significaba que ella no había conseguido que la firmara, entonces Pablo se fue a los vestuarios a cambiarse y yo le escribí a Alejandro mientras que iba andando hacia la entrada de los coches, donde estaba la gente esperando. Al llegar la gente se empezó a acercar pero yo llama a aquella chica, ella no tardó en venir corriendo super emocionada, le conté que no podía hacer que el saliera pero podía llevarle la camiseta para que la firmara, ella encantada me dio la camiseta y el permanente negro que tenia en su mano. Camine hasta donde había quedado con él, le conté lo que había pasado y firmó la camiseta encantado, aunque no tenía ni una duda en que lo iba a hacer, Alejandro era un chico super amable y encantador. Le di las gracias y se fue directo al campo, ya que iba a empezar el entrenamiento y yo me fui a la salida a devolverle la camiseta a la chica. Ver la felicidad que tenía en la cara me hizo sentirme bien conmigo misma, algo que no sentía desde hace días.

Antes de ir a las gradas a hacer las fotos, me quedé mirando desde lejos a los chicos, bueno realmente mirando a uno en concreto. No le quitaba la mirada ni un segundo, esperando que me buscara con la mirada al no verme en la grada y aunque costó, él lo hizo, empezó a mirar hacia todos los lados delicadamente para que no le echaran la bronca mientras Xavi les daba una charla. Cuando sus ojos me localizaron, conectaron con los míos, algo que no hacían desde que le dio el premio a mi hermano, yo no pude evitar regalarle una enorme sonrisa, pero yo no recibí ningún regalo de su parte, ya que dejó de mirarme inmediatamente y siguió escuchando al entrenador. Me sentó como si me hubieran abierto en canal y me hubieran quitado el corazón, pero no podía quedarme allí lamentándome, así que fui a las gradas a hacer mi trabajo. No sabes lo duro que era sacar fotos con el dolor que sentía, sin recibir ni una de sus miradas que llevaba recibiendo meses, ni de él, ni de mi propio hermano, pero para mi consuelo, Pablo me regalaba una enorme sonrisa cada vez que podía, nunca había pensado que el me fuera a conocer tanto pero sabía perfectamente que aunque estuviera haciendo mi trabajo con una enorme sonrisa, por dentro está a llantos.

Mis fotografías favoritas [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora