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𝐸𝑆𝑇𝑂𝐸𝑅𝐴𝑈𝑁𝐴𝑇𝑂𝑇𝐴𝐿𝑌𝐴𝐵𝐸𝑅𝑅𝐴𝑁𝑇𝐸pesadilla en carne propia. Y Freddy Kruger era un experto en causar horribles pesadillas a sus víctimas, no se compara con él sufrir que los mortifagos nos hacen pasar.
Para nada era igual.
Infierno. Esa era la palabra adecuada para toda esta puta mierda.
Desde el primer día se clases note que me vigilaban, por suerte no podían pasar a la sala común de Gryffindor. Pero me imagino que sus razones para tenerme constantemente vigilada es por dos razones posibles. La primera. Que se han de imaginar que tengo contacto con el trio de oro. Dos. Por que mi padre es muggle.
Supersticiones.
Solo me he mantenido neutral, nada de escándalos. Asisto a todas mis clases. Y solo voy a la biblioteca de ser necesario. Esa es mi rutina de estos últimos meses.
Ya no puedo esperar para regresar a casa. Quiero ver a mamá y papá, también a Nymphadora y Remus. Los meses han sido una tortura aquí.
─Los hermanos Carrow no dejan de ver nos. ─susurro Ginny. ─Desde hace horas nos observan
─Esperan que hagamos algo sospechoso. ─dije sin levantar la vista del libro. ─Ignoren los. No les den razones para que nos castiguen...
Libertad. Dulce libertad y sagrada. Por fin volveríamos a casa, donde podría estar con mi familia, lejos de aquella prisión rodeada de mortifagos.
Al bajar del tren vi seguridad, demasiada seguridad. Al parecer son los mortifagos que esperan atrapar a Harry. Ilusos. Harry no aparecerá por aquí.
─Meissa. ─me gire y vi a mamá sola. ─Vamonos, no es seguro quedar nos aquí mucho tiempo
─¿Porque? ?Que pasa?. ─pregunte pero no tuve respuesta. ─¿Paso algo en casa?
─Camina rapido. ─dijo caminando a paso apresurado. ─Entre más rapido regresemos a casa mejor, ahí te contare todo. Te lo prometo cariño
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