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Pov Candela:

Había pasado solo una semana desde que había dejado Madrid y yo ya quería volver. Lo había dejado todo de la nada. Mis amigos no entendían y me extrañaban, organizaban planes para vernos y los más cercanos le rogaban a mi representante que me dejara aparecerme por Madrid. Joao me escribía y llamaba todo el tiempo. Según él nos merecíamos una buena despedida. Ya me había mandado opciones de vuelo hacía Madrid, y me dijo que si no iba yo, venía él. Agradecía que el portugués era un deportista de élite y nunca tenía demasiado tiempo libre como para volar hasta Barcelona y quedarse unos días, no me quería ni imaginar las caras de mis hermanos si el jugador de fútbol se aparecía por la puerta de mi casa preguntando por mi. 

No me gustaba nada de Barcelona. No me gustaban sus playas, no me gustaba la rambla y no me gustaba que estuviera absolutamente todo en catalán. Parecía una idiota entrando al supermercado con el traductor de google buscando cómo se decía algo tan simple como "queso."

Mis hermanos estaban haciendo todo lo humanamente posible para que me enamorara de Barcelona como ellos. Me habían dejado la habitación mas grande, me llevaban a todos sus lugares preferidos y me habían presentando a todos sus amigos. Y la mayoría me caían todos super bien. Eran igual de simpáticos y graciosos que mis hermanos y vivían diciéndome lo mucho que les gustaba mi música.

Excepto por Pablo Gavi. Dios, era el ser humano mas insoportable que conocí en mi vida. 

Él me odio desde el primer segundo y yo no había hecho mas que intentar caerle bien. Era el mejor amigo de mi hermano y parecía que no tenía hogar ya que prácticamente vivía en mi casa. Quería que nos lleváramos bien o por lo menos que pudiéramos convivir en paz, pero a él no parecía molestarle en lo absoluto la incomodidad y la tensión que había entre nosotros.

Me molestaba que le cayera mal por nada. Ni siquiera se había tomado el tiempo de entablar una conversación conmigo. 

Si fuera una persona mas no me importaría en los absoluto en caerle mal, estaba acostumbrada a los haters que se agarraban de cualquier cosa para criticarme, pero Pablo no era uno más. Era el amigo mas cercano que tenían mis hermanos y todo el mundo parecía amarlo. Desde mis amigas madrileñas, que no paraban de preguntarme si era "tan guapo como en las fotos", y hasta mi madre que cada vez que me llamaba me preguntaba si estaba Pablo alrededor para poder hablar con él.

Además, Pablo era sumamente hipócrita. Lo había visto varias veces rodar los ojos con su usual cara de enojado cada vez que sus compañeros hablaban conmigo o cada vez que yo contaba algo nuevo sobre mi álbum o mi carrera, pero también lo había pillado tarareando mis canciones y viendo absolutamente todas mis historias de instagram, aunque por supuesto no me seguía. 

Al pasar de los días decidí dejar de intentar caerle bien y pase a ignorarlo completamente. 

Ahora me encontraba en el estudio con mi banda grabando nuevas canciones para el álbum. La disquera siempre me decía que me agarrara de los rumores para escribir canciones, que eso les iba a dar para hablar de mi un largo tiempo. Y así lo estaba haciendo, ahora mismo me había agarrado de las fotos que habían salido con Joao en el auto y estaba escribiendo "Automático". Seguramente iba a esperar hasta el verano para sacarla, pero por ahora me estaba gustando mucho, aunque mis compañeros de banda me bromearan sobre como seguía sin saber conducir.

Me hice una nota de mental de volver a rogarle a Pedri que me enseñara a conducir. Le había estado pidiendo que lo hiciera desde hace dos años, pero él nunca parecía tener tiempo o ganas, no quería que le hiciera algo malo a su auto. 

Y justo pensando en él me suena el teléfono con el nombre de mi hermano mellizo en el indicador.

-Hola bombón, ¿cuánto te falta?- me preguntó Pedri apenas conteste.

delicate- pablo gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora