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Pov Candela:

-Adiós!- salude a Sira y sus amigas que me habían traído a casa. Se nos había pasado el tiempo rapidísimo, ya eran casi las cuatro de la mañana. Las chicas eran majísimas y estaba segura de que nos volveríamos a ver. 

Trate de no hacer mucho ruido al entrar, supuse que la fiesta de mi hermano ya habría terminado hace un buen rato.

-Hola.- dice bajo una voz desde el sofá.

Me asuste como no me asustaba en muchísimo tiempo. Pensé que era alguna especie de ladrón que estaba esperando para matarnos a todos y empecé a hacer movimientos desesperados usando mi celular como arma, como si eso me fuese a ayudar de algo. La única luz que se veía prendida era la del televisor con el fifa prendido. Ladrón y un gamer obsesionado.

Las luces se prendieron y cerré los ojos con fuerza mientras seguía aleteando las manos para defenderme. 

-¿Pero qué coño haces?- largo una carcajada Pablo mientras intentaba acercarse a mí. Me recompuse y me lo quedé mirando mientras se seguía riendo. Busque con la mirada a alguno de mis hermanos pero no había nadie. Estaba solo él, a las cuatro de la mañana jugando al fifa en mi casa.

-¿Pero qué haces tu? Ya me estoy empezando a creer eso de que no tienes casa propia.- le pregunté esperando que dejara de reír.

-Es que no entiendo, ¿te querías defender con el móvil?- vuelve a tentarse Gavi limpiándose alguna que otra lagrima de la risa e ignorando lo que le pregunté. Me contagió la risa cuando empezó a imitar mis movimientos de defensa personal. 

-Bueno, ya.- le digo recuperando un poco la seriedad, no me olvidaba que estaba enojada con él. -Si te vas a ir cierra bien la puerta, ¿vale?- le dije sin esperar respuesta mientras me preparaba para emprender camino a mi habitación.

Pablo me agarró de la mano y me hizo girar para verlo.

-Me voy a ir cuando hable contigo, que es para lo único que me he quedado.

-¿Te has quedado esperando hasta las cuatro de la mañana para poder hablar conmigo?- le pregunto y una vez que veo a Pablo asentir y asomar una sonrisa. Me lleve una mano al corazón, como si me hubiera conmovido su gesto.- Vas a tener que hacerlo mejor que eso Pablito.- le respondí soltando su mano.

-Lo sé y lo siento. Lo siento muchísimo. No sé por qué dije todo lo que dije, ni siquiera lo pienso. Fui un idiota, perdona.- insistió el sevillano haciendo que lo mirara serio.

-Es que de verdad no entiendo que te he hecho. Me has tratado mal desde el día uno. Ni siquiera te conozco.- le digo en un tono mas agresivo que el que hubiera deseado. Desde que llegue a Barcelona no había hecho más que tratar de llevarme bien con él, hacerme amigos nuevos y el parecía disfrutar hacerme la vida imposible. 

-Lo sé, lo sé. Fui un idiota por completo y lo lamento, ¿vale?- me dice mientras se acerca y posa una mano en mi brazo. - Se que a lo mejor me odies siempre y nunca consiga caerte bien y me lo merezco, pero voy a hacer lo posible para convivir lo mejor que podamos mientras estes aquí en Barcelona, ¿vale? Empecemos de cero. 

Pablo sonríe mientras compartimos un contacto visual que ninguno parece querer romper. 

Me imagino que esto es lo que hace con todas las otras chicas, se comporta como un capullo, les habla bonito y luego les sonríe para que le perdonen todo. Me hace odiarlo aún más.

Pero a su vez comprendo lo que dice, no voy a estar en Barcelona por siempre, solo tenía que hacer un esfuerzo durante unos meses para calmar las aguas y vivir en paz. Porque Pablo no se iba a ir a ningún lado, y yo tampoco. 

delicate- pablo gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora