002 - El Páramo

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

No me lo puedo creer, morí sin ningún deseo de vivir nuevamente y descansar en paz, solo para que despierte en un mundo diferente a mi mundo de origen, sobre todo, un mundo que tiene magia y criaturas de fantasía, con una sociedad humana de medio milenio atrasada a lo que estoy acostumbrado en absoluto.

- ¿Estás bien? -pregunta una preocupada Maléfica tomándome de la mano - Puedo curarte si te sientes mal...

- Gracias pero estoy bien -le aseguro viéndola con una pequeña sonrisa-, solo estoy algo desorientado -digo empezando a moverme alrededor del árbol donde vive, con vista al reino del rey Henry.

- ¿Cuál es tu nombre? -pregunta caminando a mí lado curiosa sin dejar de mirarme.

- Me llamo… Felix -digo pensando en un nuevo nombre.

- Un placer conocerte Félix -dice sonriente-, ya lo mencioné antes pero me presentaré de nuevo -dice parándose enfrente mio-, soy Maléfica.

- Mucho gusto Maléfica -digo sonriendo-, podrías mostrarme el lugar.

- ¡Por supuesto! -asegura sonriente- Vamos volando… -dice jalando de mi mano, corriendo hacia el acantilado, a lo que yo me freno confundido.

Antes de que diga algo sobre mi acción, lo noto: el peso de dos cosas en la cabeza y dos más en mi espalda. Me muevo a un lado donde hay un pequeño estanque, suficientemente  grande para pasar por un jacuzzi, y me miró asombrado:soy un hada oscura, al menos así recuerdo que se llamaba la raza de Maléfica. Alas más negras que las de un cuervo y los cuernos altos y negros con cierto brillo azulado.

- ¿Pasa algo malo Félix? -pregunta Maléfica preocupada.

- Nada -le respondo rápidamente-, es solo… que no recuerdo algo de mi vida antes de despertar aquí y… eso incluye volar… -digo fingiendo vergüenza.

- No te preocupes .. -dice Maléfica tomándome por los hombros- y te ayudaré… después de todo somos los últimos de nuestra raza, no puedo dejar que mueras de una caída como los polluelos de las aves.

- Gracias… Maléfica -digo aliviado, cualquier otro sospecharía el cómo llegué aquí si no volara y nadie me viera llegar aquí arriba.

Supongo que la naturaleza de Maléfica siempre fue algo cruel ya que si bien no me empujó al precipicio no me dejó practicar más de dos veces en tierra antes de jalarme y elevarse conmigo.

- ¡Abre las alas! -grita mientras se eleva por encima de las nubes - Déjate llevar por tu instinto.

Al decir eso le suelta pero mientras caiga noto que está a mi lado para ayudarme.

Determinado a volar, extiendo mis alas y siento la corriente de aré tratando de empujarlas hacia atrás, extrañamente a se manejan similar a los brazos, aplicando más fuerza resisto la corriente y me elevó nuevamente a las nubes.

- ¡Atraparme Félix! -me reta divertida Maléfica mientras revolotea alrededor de mí- al menos intentalo mientras recorremos el Páramo.

Haciéndole caso, la persigo, y a pesar de su gran tamaño, su maniobrabilidad es increíble, puede volar horizontalmente y volar hacia arriba de la nada sin avanzar mucho en la transición, se puede quedar estática resistiendo las corrientes de aire y frenar después de caer en picada.

El Páramo no es demasiado grande pero fácilmente tiene unos mil quinientos kilómetros cuadrados, ríos que revisas de piedras preciosas, árboles llenos de fruta, flores por doquier, y montañas singularmente bellas.

Las criaturas nos saludan mientras vamos volando en idiomas que extrañamente comprendo, mientras juegan entre ellas y colaboran para recolectar fruta o arreglar sus casas. Intercambio de ciertas frutas o a cambio de cualquier cosa, generalmente relacionadas con sus habilidades, aquí no hay moneda, pero no hay algo gratis, si quieres… tienes que dar.

- Esta es la frontera con el mar -dice Maléfica al detenernos en un grupo de rocas algo siniestras-, más adelante está una isla donde antes estaba nuestro hogar… lo revise y está desierto… estamos solos y más allá solo hay mar.

- Es extraño… te hace sentir especial -digo con una sensación extraña en mi corazón-, pero al mismo tiempo…

- Sola… -agrega Maléfica y noto una pequeña lágrima.

En eso la abrazo y la cubro conos alas, es sorprendente lo independientes y el modo automático en el que pueden moverse y el control que tengo cuando me concentro. Maléfica se relaja en mi abrazo y al sentirse segura libera su tristeza con lágrimas y llanto hasta quedarse dormida.

La tomo en mis brazos y vuelo tranquilamente de regreso a su árbol. Cuando llegó ya está anocheciendo y veo como muchas criaturas y algunas plantas liberan una luz que te dan ganas de quedarte observando por su belleza y delicadeza.

Mientras observa la belleza nocturna del Páramo no puedo evitar sentir que debo protegerlos, los que vuelan, los que corren, los que se arrastran, los que brincan, los que cavan, las cascadas de agua pura, su riqueza tanto material como espiritual y también por el hecho de ser un refugio para toda criatura.

En la película, Maléfica se involucró en la seguridad desde niña y ya adulto fue la guardiana, sin embargo era ingenua, eso no pasará en mi guardia. Según se tenemos frontera por tierra con dos reinos, por mar al parecer no hay más reinos así que estamos seguros por ese lado.

Antes de quedarme dormido abrazado de Maléfica nos cobijamos el uno al otro con nuestras alas… me siento determinado a no dejar que ningún humano pise el Páramo, ninguna criatura dejará el Páramo hasta que encontremos la forma de que no crearon peligro o salvarlos rápidamente. El Páramo seguirá puro.

...

Continuará...

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Reencarnación en: MaleficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora